Probablemente a causa de los cabezazos y los golpes en la cabeza, los jugadores de fútbol profesionales corren mayor riesgo de desarrollar demencia senil que el resto de la población. Las evidencias más recientes forman parte de un estudio en el que se llevó a cabo un seguimiento, durante casi 28 años, de la salud de 6.007 jugadores profesionales que participaron entre 1924 y 2019 en la primera división sueca de fútbol masculino –Allsvenskan–, y comparó los resultados de los atletas con los de 56.168 individuos de la población, con el mismo sexo, edad y condición social. A partir del análisis de historias clínicas y certificados de defunción, el epidemiólogo Peter Ueda, del Instituto Karolinska, en Estocolmo, llegó a la conclusión de que los futbolistas corrían un riesgo 1,5 veces mayor de desarrollar enfermedades neurodegenerativas que las personas que no juegan al fútbol profesionalmente. El primer grupo fue incluso algo más propenso (1,62 veces), específicamente, a padecer alzhéimer u otro tipo de demencia y morir (1,69 veces) como consecuencia de ellas. Los que más riesgo corren son los futbolistas que juegan como delanteros. Los 510 guardametas estaban más protegidos. Entre ellos, la probabilidad de padecer enfermedades neurodegenerativas fue similar a la del resto de la población (The Lancet Public Health, 16 de marzo).
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