Una nueva investigación en la cual se extrajo y se analizó el ADN del ejemplar de tití pigmeo llevado a Europa a principios del siglo XIX por el naturalista germano Johann Baptist von Spix (1781-1826), confirmó su especie. El estudio, que salió publicado en noviembre de 2021 en la revista científica Zoological Research, ratificó una antigua sospecha: en realidad, se trata de un ejemplar de la especie Cebuella pygmaea, común en la orilla izquierda (al norte) del río Solimões, el nombre que recibe el Amazonas a partir de su confluencia con el río Negro y hasta la frontera con Perú. “Realizamos un análisis muy robusto, basado en miles de pares de bases [las unidades químicas que componen el material genético]”, afirma el primatólogo brasileño Jean Boubli, de la Universidad de Salford, en el Reino Unido, autor principal del artículo. Se dudaba si la especie a la que pertenecía el ejemplar recogido por Spix era esa o era Cebuella niveiventris, otra especie de tití pigmeo muy similar que habita casi en la misma región.
Toda esta historia comienza doscientos años atrás: Entre 1817 y 1820, el botánico Carl Friedrich Philipp von Martius (1794-1868) y el zoólogo Spix, ambos originarios del estado germánico de Baviera, participaron en la llamada expedición austríaca al interior de Brasil, promovida tras el matrimonio de la archiduquesa María Leopoldina de Austria y el príncipe heredero de la casa de Bragança y futuro emperador de Brasil, Pedro. La expedición partió de Río de Janeiro, por entonces la capital nacional, y recorrió parte de las regiones sudeste, nordeste y norte del país. Hacia el final de sus andanzas por la gran selva tropical, la última etapa de su periplo, los naturalistas se separaron luego de su arribo a la localidad de Tefé, en el actual estado de Amazonas. Martius remontó el río Japurá, más al norte, antes de retornar a Manaos, en marzo de 1820. Spix viajó hasta la que entonces era la aldea de Tabatinga, a orillas del río Solimões, que en la actualidad forma parte del territorio del estado de Amazonas.
En ese punto de la selva, cercano a la frontera con Colombia, el zoólogo recibió como regalo, probablemente de los indígenas del pueblo Tikuna, un ejemplar muerto de un monito diminuto. El primate, de unos 15 centímetros de largo (excluida la cola) y con un peso de alrededor de 100 gramos, fue descrito por Spix y recibió el nombre científico de Cebuella pygmaea. En su descripción, el naturalista consignó que el ejemplar era proveniente de la región de Tabatinga. Con todo, no aclaró si el tití procedía de la orilla derecha o izquierda del Solimões.
En la década de 1940, el zoólogo sueco Einar Lönnberg (1865-1942) propuso la existencia de otra especie muy similar a la descrita por Spix: un tití pigmeo de vientre blanco, cuyo ejemplar, estudiado por el investigador escandinavo era originario de la localidad de Eirunepé, situada a 200 kilómetros al sur de Tabatinga, por ende, proveniente de la orilla derecha (sur) del río Solimões. No obstante, la duda sobre si había solamente una especie de tití pigmeo en la región –la postura dominante– o dos, persistió hasta 2018.
Ese año, Boubli y sus colaboradores estudiaron ejemplares del tití pigmeo del río Japurá, un afluente por la margen izquierda (norte) del río Amazonas, y descubrieron que eran diferentes a los ejemplares de vientre blanco de Eirunepé. Estos dos tipos diminutos de primates se diferenciaron, en términos evolutivos, hace 2,5 millones de años. “Ahí empezamos a considerar que había dos especies distintas de tití pigmeo”, dice Boubli. Pero no estaba claro si los titíes identificados más recientemente como C. pygmaea eran realmente de la especie descrita por Spix, y si los nombrados como C. niveiventris eran distintos. Ese tema fue resuelto por el nuevo estudio del zoólogo brasileño.
Además de analizar el ADN del espécimen recogido por Spix, el artículo en Zoological Research comparó el material genético de 65 ejemplares actuales de monos americanos, entre ellos, 52 pertenecientes al género Cebuella. El estudio determinó que los ejemplares de tití pigmeo con vientre amarillo procedían en su totalidad de las áreas ubicadas al norte del Solimões y los de vientre blanco, tenían su hábitat al sur de ese río. Con esta información en la mano, entonces hubiera bastado con observar la tonalidad del vientre del ejemplar de Spix, que se conserva en la Colección de Zoología del Estado de Baviera, en Múnich, para determinar su especie.
“Pero la observación del ejemplar por sí sola no resolvería el tema porque ya no podía observarse con exactitud la coloración ventral del ejemplar. Si tuviéramos la certeza de que Spix recogió u obtuvo el tití en la ribera izquierda del río, también podríamos determinar su taxonomía sin problemas. Sin embargo, a principios del siglo XIX, no se prestaba demasiada atención al lugar exacto de procedencia de las muestras. Siempre se consideró que el tití de Spix era de Tabatinga, pero eso no había estado nunca registrado en ningún sitio. Sin la certeza de la distribución geográfica, las descripciones taxonómicas podrían estar equivocadas”, comenta Boubli.
Los responsables a cargo de una colección biológica deben preservar la integridad de la misma, más aún cuando se trata de un espécimen tipo de importancia histórica, como es el caso del tití pigmeo de Spix. Este problema pudo solucionarse con la entrada en escena del genetista Christian Roos, del Centro de Primates de Alemania. Experto en análisis de ADN antiguo y con antecedentes académicos en Múnich, Roos consiguió autorización de los responsables de la colección de zoología bávara para extraer una pequeña porción de tejido del diminuto tití.
La muestra proporcionó material suficiente para la extracción de su ADN mitocondrial, que posee alrededor de 12.000 pares de bases. Esa parte del genoma se hereda solamente por línea materna y, en términos evolutivos, se conserva bastante a lo largo de las generaciones, una particularidad que la convierte en una herramienta molecular muy útil para entender las relaciones entre especies diferentes. El ADN mitocondrial del tití recogido por Spix hace 200 años era prácticamente idéntico al de los ejemplares actuales de C. pygmaea, una constatación que puso fin a la discusión taxonómica al respecto de las identificaciones recientes.
Para la bioantropóloga estadounidense Laila Porter, de la Universidad del Norte de Illinois, en Estados Unidos, quien estudia la ecología y el comportamiento de los primates, el análisis del ADN de los ejemplares conservados en las colecciones biológicas debería afianzarse como procedimiento estándar en los estudios comparativos. “En el futuro, los primatólogos continuarán utilizando el ADN antiguo extraído de muestras de los museos para dilucidar incertidumbres taxonómicas”, dijo Porter en una entrevista concedida a Pesquisa FAPESP. La investigadora es coautora del artículo publicado recientemente sobre los titíes pigmeos de la Amazonia. “Si fuera posible, también deberían obtener material genético de las muestras fecales de las poblaciones de animales de los lugares de estudio. Esa combinación de exámenes de los especímenes de campo y de los museos, puede llegar proporcionar mucha información”.
Boubli está de acuerdo con la opinión de su colega. A semejanza del misterio que involucraba a los titíes pigmeos del oeste de la Amazonia, existen otros varios enigmas que también podrían develarse, o al menos comprenderse mejor, por medio de estudios realizados a partir del material genético antiguo. “Pretendemos obtener ADN de especies tipo de los primates brasileños que se conservan en los museos sin una identificación geográfica clara. Existen varios registros, por ejemplo, que aseguran que una de esas muestras es procedente de la antigua provincia del Gran Pará, que abarcaba una región que se extendía desde Bolivia hasta Maranhão”, explica el primatólogo brasileño.
En el caso particular de las dos especies de Cebuella, aún queda otro misterio por develar, que alude a una posible hibridación de esos animales, que también guarda relación con el siglo XIX, pero no con la expedición de Martius y Spix. “Fue Wallace el primero que propuso que la biogeografía de la Amazonia estaba relacionada con los ríos de la región”, explica Boubli. La biogeografía es el estudio de la distribución espacial de las especies en un territorio y en este campo, el referente es el naturalista británico Alfred Russel Wallace (1823-1913), quien se haría conocido por sus trabajos sobre la evolución humana y la selección natural. En 1848, cuando tenía 25 años, Wallace embarcó en el puerto de Liverpool junto a su compatriota Henry Walter Bates (1825-1892) con destino a Pará, para sumarse a una expedición al interior de la Amazonia.
Tras las huellas de los grandes exploradores, Boubli pretende estudiar si se ha producido una hibridación natural entre las dos especies de tití pigmeo en las cabeceras de los ríos de la Amazonia. Hipotéticamente, dos especies distintas deberían haber perdido la capacidad de cruzarse y generar descendientes fértiles. Pero estos límites biológicos no siempre son tan rígidos en la naturaleza. Hay relatos de varios investigadores informando que en ciertas regiones existen titíes con un vientre con patrón bicolor, una mezcla de amarillo y blanco. De existir en efecto titíes con esa característica, nuevos estudios deberán determinar si se trata de una tercera especie de Cebuella o tan solo un mero proceso de hibridación natural entre las dos especies conocidas.
Artículo científico
BOUBLI, J. P. et al. Ancient DNA of the pygmy marmoset type specimen Cebuella pygmaea (Spix, 1823) resolves a taxonomic conundrum. Zoological Research. v. 42, n. 16. nov. 2021.