Léo Ramos ChavesEn medio de las manifestaciones antirracistas que se llevaron a cabo en el mes de junio luego del asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un policía blanco en la ciudad de Mineápolis, Estados Unidos, la multinacional IBM suspendió su programa de desarrollo de sistemas de reconocimiento facial. Días después, Amazon y Microsoft anunciaron que no permitirían que sus soluciones fueran utilizadas por las fuerzas policiales estadounidenses. Como esa herramienta informática podría estar utilizándose en forma discriminatoria contra las minorías étnicas y violando derechos humanos, las compañías informaron que solo reanudarán las ventas cuando su uso sea regulado por medio de una ley federal. Hacia el final de junio, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le solicitó al gobierno de cada país que establezca una moratoria sobre el uso de esa tecnología. Científicos de diversos países también paralizaron sus actividades el 10 de junio a causa de la muerte de Floyd y en protesta contra el racismo. “La gente está harta de ver cómo las organizaciones emiten comunicados, pero no implementan ningún plan de acción”, dijo la investigadora Jasmine Roberts, de la Universidad del Estado de Ohio, en Estados Unidos, en una entrevista concedida a la revista New Scientist.
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