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En la senda del hidrógeno verde

Brasil pone en marcha la producción de este combustible estratégico para la transición hacia una economía hipocarbónica

Mauricio Pierro

Brasil se encuentra entre los países mejor posicionados para la producción a gran escala de hidrógeno bajo en emisión de carbono, un combustible de alto poder calorífico que ha sido apuntado como un vector importante para la transición energética. El país cuenta con el potencial técnico para generar 1,8 gigatoneladas de hidrógeno por año, y alrededor de un 90 % de este volumen procederá de energías renovables. Estos datos forman parte del Plan Decenal de Expansión Energética 2031, diseñado por la Empresa de Investigación Energética (EPE), vinculada al Ministerio de Minas y Energía (MME).

El referido estudio identifica diversas fuentes y vías tecnológicas para la producción de hidrógeno de bajo carbono, al que muchos expertos consideran el combustible del futuro por su capacidad de contribuir a la descarbonización del planeta. Se espera que sustituya el uso de combustibles fósiles en sectores de la economía tales como el transporte y las industrias de alto consumo energético (siderurgias, metalurgias y cementeras). Los combustibles fósiles son responsables de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), asociados al calentamiento global y al cambio climático.

Hidrógeno de baja emisión de carbono es la nueva terminología utilizada por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) para designar al hidrógeno (H2) producido por diferentes vías con emisión nula o mínima de dióxido de carbono (CO2). En este grupo se incluye el hidrógeno producido a partir de la reforma del etanol y de otros biocombustibles o biomasas (residuos agrícolas o forestales); el hidrógeno generado con base en la electrólisis del agua utilizando fuentes renovables (eólica, solar, hidráulica) o energía nuclear; el hidrógeno procedente del proceso de reformado térmico del gas natural con captura, almacenamiento y utilización de carbono (CCUS), y el hidrógeno natural, que puede extraerse del suelo, entre otros.

De acuerdo con el Programa Nacional del Hidrógeno (PNH2) del gobierno federal brasileño, los proyectos de hidrógeno de baja emisión de carbono anunciados suman unos 30.000 millones de dólares. Analistas e investigadores del sector energético consultados por Pesquisa FAPESP se mostraron optimistas en cuanto al protagonismo del país en este nuevo mercado. “Brasil reúne las condiciones necesarias como para ser uno de los líderes mundiales del sector”, afirma el experto en energías renovables Ricardo Ruther, docente de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) y coordinador de una planta experimental recién inaugurada de producción de hidrógeno verde (H2V) – producido mediante electrólisis del agua – de la institución.

“Disponemos de fuentes renovables de energía eólica y solar en abundancia, esenciales para la producción de hidrógeno sostenible; un mercado organizado, competitivo y dinámico de generación de energía eléctrica a partir de fuentes renovables, un parque industrial capaz de absorber la producción de hidrógeno a gran escala; y una relativa cercanía con el mercado europeo, hacia donde se exportará el combustible”, dice.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

Un combustible renovable y limpio
El interés por el combustible de hidrógeno se explica por el hecho de que su poder calorífico es unas tres veces superior al del gas natural, la gasolina y el gasoil. A pesar de su abundancia en el universo, el hidrógeno rara vez se encuentra aislado, pero está presente en el etanol (C2H6O), en el metano (CH4) y en otros combustibles fósiles, además del agua (H2O). Para aislar la molécula de hidrógeno y utilizarla como energía a los efectos de propulsar vehículos automotores o en procedimientos industriales, estos compuestos deben someterse a procesos químicos.

La principal vía para la producción de hidrógeno es el reformado del vapor del gas natural, cuyo principal componente es el metano. En este proceso, se somete al metano a altas temperaturas en el interior de un reactor y se lo transforma en H2 y CO2. El hidrógeno generado no califica como sostenible porque durante el proceso se libera CO2 a la atmósfera, lo que contribuye al aumento de los GEI. Por cada kilo de hidrógeno (kgH2) producido, se emiten unos 11 kg de CO2 (kgCO2).

Las distintas rutas para la producción de hidrógeno suelen identificarse por colores. Conforme con esta clasificación, que puede variar según el autor, el hidrógeno producido a partir del metano con emisión de CO2, es llamado hidrógeno gris, pero si se captura y almacena el carbono, se lo denomina azul; el hidrógeno electrolítico es el verde y el producido a partir de la energía nuclear, rosa o violeta según el procedimiento utilizado.

Por considerar que la clasificación por colores resulta imprecisa y carece de aplicación práctica en los procesos de toma de decisiones para la contratación de proyectos en el área, lo que podría acarrear dificultades normativas, la AIE propuso recientemente su sustitución por una nueva nomenclatura basada en la intensidad de las emisiones de la producción de hidrógeno. La organización ha sugerido ahora el uso del término “hidrógeno de baja emisión”. En Brasil, el PNH2 ha adherido a esta recomendación.

En Europa, para que el hidrógeno pueda etiquetarse como de baja emisión, durante su proceso de generación debe haber liberado a la atmósfera un máximo de 3,8 kg de CO2 por kg de H2 producido (kgCO2/kgH2). En Brasil aún no se ha definido el límite de emisiones, pero un proyecto de ley en trámite ha propuesto que este valor sea de hasta 4 kgCO2/kgH2.

VCG / VCG vía Getty ImagesTanques de almacenamiento de la mayor refinería de hidrógeno verde de China, en la ciudad de Kuqa, en el noroeste del paísVCG / VCG vía Getty Images

A nivel mundial, la producción de hidrógeno de bajo carbono aún es pequeña. El informe “Global hydrogen review 2023”, de la AIE, reporta que en 2022 se generaron 95 millones de toneladas (Mt) de hidrógeno de todo tipo. De este total, unos 94 Mt proceden del reformado térmico del metano, un proceso con emisión de GEI, y menos de 1 Mt fue de hidrógeno de bajo carbono, la mayor parte por el reformado del metano con secuestro y captura de carbono. Pero este panorama va a modificarse rápidamente. Las proyecciones de producción de hidrógeno de baja emisión de carbono para 2030 ascienden a 38 Mt.

China lidera el incipiente mercado del hidrógeno de bajo carbono, con el 30 % de la producción, seguida por Estados Unidos, Oriente Medio, la India y Rusia, según el anuario de la AIE. La participación de Brasil es pequeña. “Se estima que en 2022 se produjeron en el país 509.000 toneladas (t) de hidrógeno a partir del gas natural y solamente 29.000 t de origen electrolítico”, dice el ingeniero Gustavo Pires da Ponte, de la EPE.

Se espera que este volumen crezca en los próximos años a partir de diversas acciones y proyectos en el área. En junio, la gobeernación del estado de São Paulo lanzó una iniciativa que apunta a promover proyectos centrados en la descarbonización de las cadenas productivas del estado. Uno de los frentes es la Ruta Verde Paulista, en cuyo ámbito se estructura el Programa de Hidrógeno de Bajo Carbono, creado con el objetivo de estimular el potencial del estado en las diferentes vías de producción del gas.

“Nos hemos propuesto desarrollar la cadena de valor para toda la industria del hidrógeno de bajo carbono, que incluye equipos, componentes, servicios y capacitación, sin preseleccionar una u otra vía tecnológica”, declara Marisa Maia de Barros, subsecretaria de Energía y Minería de la Secretaría de Medio Ambiente, Infraestructura y Logística del Estado de São Paulo. “Queremos estimular la producción de hidrógeno de bajo carbono, en una apuesta por la vocación energética paulista”.

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP Caña de azúcar: el etanol producido a partir de esta planta puede convertirse en hidrógenoLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP 

El estado de São Paulo, según Maia de Barros, tiene potencial para producir hidrógeno a partir de diversas fuentes, entre ellas el etanol y el biometano, un biocombustible gaseoso generado con base en el procesamiento de los residuos del sector del azúcar y el alcohol, entre otros. “El biometano y el gas natural son exactamente la misma molécula [CH4]. La diferencia radica en que el primero es de origen renovable y el segundo, de origen fósil. La misma tecnología, ya dominada, que utiliza gas natural para producir hidrógeno, puede utilizarse para producir biometano”, dice la subsecretaria. “El reto consiste en producir biometano a mayor escala”.

El principal proyecto de producción de hidrógeno a partir de productos o subproductos del sector del azúcar y el alcohol, como el etanol y la vinaza, se lleva adelante en el Centro de Investigación e Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI), un Centro de Investigaciones en Ingeniería (CPE, en portugués) constituido por la FAPESP y la empresa Shell, que, desde su creación, en 2015, ha recibido 465 millones de reales en inversiones, 45 de esos millones provenientes de la Fundación. El grupo trabaja en tres frentes, de los cuales el más avanzado es la investigación del reformado del etanol por vapor.

En este método, se somete al combustible a temperaturas y presiones específicas y reacciona con el agua en un reactor químico, generando hidrógeno. El proceso emite carbono biogénico de origen no fósil, procedente de la caña de azúcar. Se está instalando una unidad de demostración en la Universidad de São Paulo (USP), en la capital paulista.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

El proyecto, con un costo de 50 millones de reales, financiados por Shell, cuenta entre sus colaboradores con la empresa Hytron, la compañía Raízen, del sector de azúcar y energía, el fabricante de automóviles japonés Toyota, el Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (Senai) y la USP, a través del RCGI. La planta piloto, cuya entrada en operación está prevista para el segundo semestre de 2024, tendrá 425 metros cuadrados y será capaz de generar 4,5 kg de hidrógeno por hora.

“Será la primera estación experimental de abastecimiento de hidrógeno renovable del mundo a partir del etanol”, dice el ingeniero y físico Julio Meneghini, director científico del RCGI y docente en la Escuela Politécnica (Poli) de la USP. El combustible se utilizará en tres autobuses y un automóvil, todos eléctricos y equipados con un dispositivo denominado pila o célula de combustible, que genera electricidad a partir del hidrógeno, sin emitir GEI.

“Si el etanol tuviera una huella de carbono negativa en su proceso productivo, es decir, que elimina más carbono que el que libera a la atmósfera, el hidrógeno generado pasaría a tener una huella negativa”, dice Meneghini. El etanol puede ser carbono negativo si en el cultivo de la caña de azúcar no se utilizan fertilizantes nitrogenados ni combustibles fósiles en la maquinaria agrícola y los camiones que transportan el insumo. El carbono emitido en el proceso de fermentación de la caña tendría que ser capturado y almacenado.

Rubens Cavallari / FolhapressCoche fabricado por Toyota preparado para funcionar con hidrógeno generado con alcohol combustibleRubens Cavallari / Folhapress

Thiago Lopes, coordinador de proyectos del RCGI, pone de relieve una ventaja del hidrógeno generado a partir del reformado térmico del etanol: la logística de transporte. En este sentido, explica que el transporte del hidrógeno producido en el proceso de electrólisis aún es complejo y caro, ya que requiere la compresión del gas en cilindros de alta presión o licuarlo en tanques criogénicos (mantenidos a una temperatura extremadamente baja), lo que encarece el envío del combustible desde donde se produce hasta donde se consume. “Este problema no existe en el caso de la conversión del etanol en hidrógeno. El etanol ya tiene una cadena de transporte establecida. Es mucho más fácil transportarlo en forma líquida que comprimir o licuar el hidrógeno”, subraya Lopes.

El reformador de etanol del proyecto fue desarrollado por Hytron. “Diseñamos esta nueva tecnología con el apoyo de la FAPESP y hemos alcanzado una fase precomercial. Con la prueba del dispositivo en la USP elevaremos el grado de madurez de la tecnología y llegaremos al nivel comercial”, subraya Daniel Lopes, director comercial de Hytron.

Otro frente de investigación con etanol en el RCGI, que se encuentra en su fase inicial, es su transformación en hidrógeno mediante un reformado electroquímico. “En este caso, se utiliza electricidad para romper la molécula del etanol y generar hidrógeno, en un proceso similar al de la electrólisis del agua”, explica el coordinador del proyecto, el ingeniero químico Hamilton Varela, director del Instituto de Química de São Carlos (IQSC) de la USP.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

Según el químico Edson Antonio Ticianelli, quien participa en el estudio y en el programa de Investigación en Bioenergía (Bioen), de la FAPESP, una de las propuestas del grupo fue reemplazar la reacción anódica del electrolizador, que en el sistema convencional es la reacción de oxidación del agua, por la oxidación del etanol, mejorando la eficiencia energética del proceso. Los investigadores están estudiando los materiales adecuados para la producción de catalizadores que faciliten la ruptura de la molécula de etanol. Una vez superado este desafío, el paso siguiente consistirá en desarrollar un reformador electroquímico para el etanol.

La tercera línea de investigación utiliza como materia prima la vinaza. Por cada litro de etanol producido se generan unos 12 litros de este material, un subproducto compuesto en un 95 % por agua. La vinaza tiene un alto potencial de contaminación de las napas freáticas y emisión de GEI. Para minimizar estos efectos, actualmente se la reutiliza como biofertilizante en los cultivos de caña de azúcar. En el proyecto del RCGI, la vinaza se encuentra concentrada en un reactor electroquímico para reducir la fracción de agua y generar hidrógeno sostenible y oxígeno. El grupo ya ha solicitado la patente del proceso.

Además de las tres vías exploradas por el RCGI, en Brasil también hay estudios que prevén el uso directo del etanol en pilas de combustible de óxido sólido (Sofc). En este caso, la ruptura de la molécula del etanol para la generación de hidrógeno ocurrirá en el vehículo y no en una estación independiente, como en el proyecto de la USP. Las investigaciones en ese sentido se llevan a cabo en el Instituto de Investigaciones Energéticas y Nucleares (Ipen), con el apoyo de la FAPESP (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 308).

EDPCentral piloto de EDP en el Complejo Termoeléctrico de Pecém, en CearáEDP

Hidrógeno electrolítico
Más allá de las iniciativas centradas en la conversión de biomasa y biocombustibles en hidrógeno de bajo carbono, Brasil está avanzando en proyectos de generación del llamado hidrógeno verde o renovable (H2V), cuyo proceso de producción conlleva nula o prácticamente nula emisión de CO2. Se trata de plantas comerciales o experimentales, la mayoría en fase incipiente. En el estado de Pernambuco, la fábrica de gases industriales White Martins inició su producción en el Complejo Industrial de Suape en 2022. Fue el primer H2V certificado en el país y en Sudamérica. A partir de la energía solar, la planta puede producir 156 toneladas del gas por año, que se destinarán a una industria alimenticia de la región.

En Bahía, la fábrica de fertilizantes nitrogenados Unigel tiene previsto empezar a producir hidrógeno verde a escala industrial en el Polo Petroquímico de Camaçari en 2024, utilizando energía eólica. A un costo de 120 millones de reales, la fábrica será capaz de producir 10.000 toneladas anuales del gas. En dos años, la producción podría cuadruplicarse.

Otro proyecto en marcha en el país es el del Complejo Termoeléctrico de Pecém, en Ceará, donde la compañía energética EDP Brasil produce H2V en una central piloto, un proyecto de investigación y desarrollo con capacidad para producir 197 toneladas de energía solar al año. El gobierno cearense tiene previsto instalar el primer centro nacional de H2V en el Puerto de Pecém.

“Ya se han firmado 33 memorandos de entendimiento con empresas nacionales y extranjeras, tres de los cuales han avanzado hasta la fase de precontrato”, informa Joaquim Rolim, secretario ejecutivo de Industria de la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de Ceará. “La producción comercial se pondrá en marcha en 2026 o 2027 y tenemos previsto generar alrededor de 1 Mt de hidrógeno verde a partir de 2030”, dice.

Fernando Souza / Giz Brasil Bicicletas eléctricas híbridas impulsadas con hidrógeno en el campus de la UFRJFernando Souza / Giz Brasil 

“Todo el nordeste de Brasil, incluido Ceará, cuenta con un gran potencial de generación de energía eólica y solar, el principal insumo para la producción de hidrógeno verde. La ubicación del estado, más cerca de los puertos europeos y estadounidenses, favorece la exportación del combustible renovable”, analiza la ingeniera química Diana Azevedo, vicerrectora de la Universidad Federal de Ceará (UFC) y directora del Centro de Tecnología de la universidad.

También docente del Departamento de Ingeniería Química de la UFC, Azevedo coordina una investigación relacionada con la cadena productiva del hidrógeno verde, en particular, el almacenamiento y el transporte del combustible. “El transporte del hidrógeno desde el punto en donde se lo genera hasta el lugar de su consumo constituye todo un reto, pues se trata de un gas extremadamente ligero que requiere mucha energía para su almacenamiento, ya sea en forma gaseosa o licuada”, explica Azevedo. Una forma de superar esta dificultad consiste en transformar el hidrógeno en compuestos líquidos como el amoníaco, o bien incorporarlo en sólidos, como en el hidruro de magnesio, para luego recuperarlo. “Nuestras investigaciones apuntan a la creación de compuestos con magnesio, hierro y soportes carbonosos para el almacenamiento químico del hidrógeno”, dice la investigadora.

También se están realizando investigaciones para la producción de hidrógeno bajo en carbono en la UFSC y en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), entre otras universidades y centros de investigaciones brasileños, que recientemente inauguraron plantas piloto para la generación de H2V. Ambas iniciativas cuentan con el apoyo de la Cooperación Alemana para el Desarrollo Sostenible (GIZ). “Nuestro proyecto tiene la capacidad de producir 3 toneladas de hidrógeno por año a partir de electrolizadores que utilizan energía fotovoltaica”, informa Andrea Santos, coordinadora del proyecto y docente del Instituto Alberto Luiz Coimbra de Posgrado e Investigaciones en Ingeniería (Coppe) de la UFRJ.

“Vamos a probar el combustible en bicicletas eléctricas híbridas propulsadas con hidrógeno y células de combustible, en procesos industriales y en pilas de combustible de óxido sólido. También estudiaremos nuevos catalizadores para la producción de biocombustibles y combustibles de aviación sostenibles [SAF], que pueden elaborarse a partir del H2V”, dice Santos.

En septiembre, la investigadora publicó un artículo de revisión, en coautoría con colegas de la UFRJ, en el que analizó la producción de hidrógeno en el país desde una perspectiva técnico-económica. Según el estudio, que salió publicado en la revista Energies, “la electrólisis es el proceso más investigado en la bibliografía específica, ya que contribuye a reducir las emisiones de GEI y también ofrece otras ventajas, tales como madurez, eficiencia energética, flexibilidad y potencial de almacenamiento de energía”.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

Piedras en el camino
A pesar del potencial brasileño para la producción de hidrógeno bajo en carbono, el país aún tiene por delante muchos retos que deberá superar para elevar su escala de producción, empezando por su precio final. Según la IEA, la producción de 1 kg de hidrógeno de fuentes fósiles costaba entre 1,5 y 6,1 dólares en 2022, mientras que el de baja emisión de carbono también a partir de combustibles fósiles variaba entre 1,8 y 7,6 dólares. El valor del hidrógeno verde oscilaba entre 3,8 y 12 dólares.

La reducción del costo del H2V depende de algunas variables, entre ellas la disponibilidad y el precio de la energía eléctrica renovable utilizada para extraer el gas del agua. “El valor de la energía eléctrica es un elemento clave en la composición del costo del H2V”, advierte Caroline Chantre, economista del Grupo de Estudios del Sector Eléctrico (Gesel) de la UFRJ. La investigadora es coautora de un artículo publicado en 2022 en la revista Sustainable Production and Consumption, que analizó la percepción de los actores de la economía al respecto del desarrollo del mercado del hidrógeno en el país. “Nuestro estudio demostró que en general el 43 % de los agentes apuntaron a un mediano plazo de entre seis y diez años como estimación adecuada para alcanzar la madurez del H2V en Brasil”, informa.

Según un estudio publicado en 2022 en la revista Nature Energy, otro obstáculo para el aumento de la escala productiva del H2V es la capacidad de electrólisis, asociada a la producción de electrolizadores y a la construcción de plantas que adopten esta vía. “Aunque la capacidad de electrólisis crezca con tanta rapidez como la energía eólica y solar, el suministro de H2V seguirá siendo escaso a corto plazo e incierto a largo plazo”, afirman los autores.

Parte de la solución para este problema radica en conseguir que los electrolizadores sean más eficientes. Un campo de investigación es el desarrollo de catalizadores ‒ materiales que incrementan la velocidad de las reacciones químicas en la electrólisis ‒ de fabricación sencilla, bajo costo y buena eficiencia energética. Este es el objetivo del trabajo de la química Lucia Helena Mascaro, docente en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar) e investigadora del Centro de Innovación en Nuevas Energías (Cine), un CPE apoyado por la FAPESP.

El grupo utiliza materiales compuestos formados por níquel, molibdeno y cobre; níquel y fósforo; níquel, cobalto y fósforo, y molibdeno y azufre. “Estas aleaciones presentan alta estabilidad y bajo potencial para la reacción de reducción del agua, lo que implica una buena eficiencia energética”, dice Mascaro. En vista de los resultados de las investigaciones, publicadas en las revistas científicas Journal of the Electrochemical Society y ACS Applied Materials & Interfaces, entre otras, el equipo se propuso ensamblar y probar prototipos de electrolizadores con los nuevos catalizadores a mayor escala y más parecidos al sistema real.

Los expertos también hacen hincapié en la necesidad de alinear las perspectivas de los productores y consumidores, generando una demanda de hidrógeno. “Este problema empieza a resolverse cuando hay una demanda a gran escala, como la que está surgiendo en Europa, promoviendo inversiones en Brasil”, dice Ruther, de la UFSC.

El desarrollo de un marco regulatorio y el establecimiento de políticas públicas de incentivo también son esenciales para impulsar los distintos proyectos de hidrógeno de bajo carbono en el país que aún se encuentran en sus fases iniciales. “La regulación es un elemento clave para garantizar la estabilidad y seguridad de las inversiones”, dice Chantre. “Aunque Brasil cuenta con importantes ventajas competitivas, aún necesitamos avanzar en materia de políticas públicas alineadas con una estrategia de descarbonización a largo plazo”.

Proyectos
1.
Cine – División de Almacenamiento Avanzado de Energía (nº 17/11958-1); Modalidad Centros de Investigaciones en Ingeniería (CPE); Investigador responsable Rubens Maciel Filho (Unicamp); Inversión R$ 8.646.512,62.
2. Centro de Investigaciones para la Innovación en Gases de Efecto Invernadero (RCGI) (no20/15230-5), Modalidad Centros de Investigaciones en Ingeniería (CPE); Investigador responsable Julio Romano Meneghini (USP); Inversión R$ 17.261.689,15.
3. Unidad integrada de producción de hidrógeno basada en la reforma autotérmica del etanol (no14/50183-7); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable Daniel Lopes (Hytron); Inversión R$ 618.861,42.
4. Desarrollo e integración de una unidad integrada de reforma de etanol para la producción de hidrógeno (no05/50908-2); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Investigador responsable João Carlos Camargo (Hytron); Inversión R$ 483.555,25.
5. El efecto de las propiedades de los electrolitos en la electrooxidación de alcoholes sobre platino (no22/08723-0); Modalidad Proyecto Temático; Investigador responsable Hamilton Varela (USP); Inversión R$ 226.823,31.
6. Electrocatálisis VI. Aspectos fundamentales y aplicados en problemas emergentes y clásicos en la conversión electroquímica de energía (no19/22183-6); Modalidad Proyecto Temático; Investigador responsable Edson Antonio Ticianelli (USP); Inversión R$ 6.415.517,84.
7. División de Investigación 1. Portadores densos de energía (no17/11986-5); Modalidad Centros de Investigaciones en Energía (CPE); Investigadora responsable Ana Flávia Nogueira (Unicamp); Inversión R$ 10.273.057,80.

Artículos científicos
CHANTER, C. et. alHydrogen economy development in Brazil: An analysis of stakeholders’ perceptionSustainable Production and Consumption. v. 34, p. 26-41. nov. 2022.
MEDINA, M. et alThe substrate morphology effect for sulfur-rich amorphous molybdenum sulfide for electrochemical hydrogen evolution reactionJournal of the Electrochemical Society. v. 169, n. 2. feb. 2022.
ODENWELLER, A. et alProbabilistic feasibility space of scaling up green hydrogen supplyNature Energy. v. 7, p. 854-65. sep. 2022.
SANTOS, H. et alNiMo-NiCu inexpensive composite with high activity for hydrogen evolution reactionACS Applied Materials & Interfaces. v. 12, p. 17492-501. mar. 2020.
SANTOS, H. et al. Effect of copper addition on cobalt-molybdenum electrodeposited coatings for the hydrogen evolution reaction in alkaline mediumInternational Journal of Hydrogen Energy. v. 45, p. 33586-97. nov. 2020.
CAMARGO, J. C. et al. Termodinâmica do uso do hidrogênio obtido via reforma etanol para aplicações en sistemas com células a combustível. Anais IX Congresso Brasileiro de Engenharia e Ciências Térmicas. Caxambu (Minas Gerais), 2002.

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