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MEMORIA

Excavaciones orientales

Luego de arribar desde Japón en 1934, el arqueólogo Kiju Sakai reunió una profusa colección a partir de sus expediciones científicas por el interior de Brasil

HATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas Acuarelas pintadas por Sakai para retratar fragmentos de cerámica recolectados durante el trabajo de campoHATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas

El antropólogo y arqueólogo japonés Kiju Sakai desembarcó en Brasil en mayo de 1934, en el marco de un intenso flujo migratorio que había comenzado tres décadas antes, en junio de 1908, con el arribo de decenas de familias japonesas al puerto de Santos. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de los inmigrantes japoneses, generalmente campesinos que venían a trabajar en plantaciones de café en el interior de São Paulo, Sakai se aventuró en diversas expediciones científicas por el interior del país. Esas actividades formaban parte de un proyecto de investigación más amplio en la esfera del Instituto Kurihara de Ciencias Naturales, fundado en 1931 en la Finca Primeira Aliança, un enclave de colonos japoneses en la región de Mirandópolis, en el interior paulista. Poco conocidos hasta entonces, los trabajos de Sakai ahora comienzan a estudiarse mejor, dando a conocer su aporte a la historia de la arqueología en Brasil, al comienzo del siglo XX.

Kiju Sakai (1910-1986) nació en Tomakomai, Japón, pero pasó su infancia en Sapporo. Luego de finalizar sus estudios, se mudó a Tokio, donde empezó a cursar la carrera de etnología en la Universidad Meiji Gakuin. Su interés científico se manifestaría pronto. Desde pequeño, Sakai se interesaba por las conexiones fonéticas entre los vocablos del japonés moderno y los de los antiguos habitantes de la provincia de Hokkaido, en el norte de Japón. Su vocación por la etnografía lo impulsaba con frecuencia a pasar horas en aldeas del interior del país, observando el estilo de vida de los moradores locales.

HATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas Sakai (al centro) durante las excavaciones para desenterrar esqueletos humanos en el noroeste de São PauloHATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas

Ni bien arribó a Brasil, Sakai se unió a otros inmigrantes japoneses instalados en la finca Primeira Aliança. Luego se involucró en las actividades de investigación que desarrollaba el Instituto Kurihuara. Bajo la tutela del agricultor Shinishi Kamiya (1893-1960), mentor de las actividades científicas, el instituto se ocupaba de llevar a cabo estudios en áreas tales como astronomía, meteorología, zoología, botánica, arqueología, antropología, historia, etc. Sakai se convirtió en el responsable de la arqueología y antropología, y comenzó a documentar el modo de vida de los habitantes del Vale do Ribeira y emprendió expediciones científicas a los sambaquíes del sur del estado de São Paulo. Coordinó estudios de campo en por lo menos seis localidades del estado y excavaciones en siete enclaves arqueológicos, además de descripciones etnográficas de los aborígenes guaraníes y caduveos.

Las expediciones lograron recolectar decenas de utensilios de piedra y cerámica y también se hallaron antiguas estructuras indígenas y sambaquíes, según verificó la historiadora Marcia Lika Hattori, del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP). Junto al arqueólogo André Strauss, profesor visitante de la Universidad de Tubinga, en Alemania, ella analizó los documentos elaborados por Sakai, fotografías de campañas arqueológicas de la década de 1930 y acuarelas pintadas por el antropólogo japonés para retratar la cultura material y la colección arqueológica emergente de los trabajos de campo, compuesta por esqueletos humanos prehistóricos, herramientas de piedra tallada, hachas pulidas, puntas de flechas, lanzas y cerámica indígena.

HATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas Tapa de la revista Natura, una publicación científica del Instituto Kurihara para la difusión del trabajo de sus investigadoresHATTORI, M.L. & Strauss, A./ Boletín del Museo Paraense Emílio Goeldi. Ciencias Humanas

Los trabajos de investigación de Sakai prosiguieron con intensidad hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, en 1939. En 1941 viajó a Japón para recaudar fondos para ampliar las actividades del instituto. Empero, al cabo del ataque de la Marina japonesa a la base estadounidense de Pearl Harbor, en diciembre de 1941, y la intensificación de la guerra, se le imposibilitó regresar a Brasil. Su archivo estaba expuesto en el Instituto Kurihuara, cuya sede, por entonces, había sido trasladada al barrio de la Liberdade, en São Paulo. “Con el ingreso del país a la guerra, la situación de los inmigrantes japoneses en Brasil se deterioró”, explica Strauss. “Hubo muchos que comenzaron a sentirse intimidados por las disposiciones del gobierno, como fue el decreto que congelaba todos sus bienes”.

Preocupados por el destino del archivo, sobre todo de los esqueletos humanos exhumados durante las investigaciones arqueológicas que emprendiera Sakai, los miembros del instituto en Brasil resolvieron la división de la colección para evitar que les fuera confiscada. Una parte se la quedó uno de los investigadores, Hidefumi Okubo. El resto de guardó en cajas con plantas y lo trasladaron hasta Paraná junto con otras cajas, despistando a las autoridades.

Sakai retornó a Brasil en 1967, pero recién en 1978 pudo hallar sus colecciones arqueológicas y diarios de campo. En su afán por divulgar sus trabajos, en 1979, publicó la versión en japonés de Notas arqueológicas do estado de São Paulo. En 1981 lanzó el libro en portugués, que fue editado por el Instituto de Arqueología Paulista. Los últimos años de su vida, Sakai los pasó en un asilo en Ferraz de Vasconcelos, en los suburbios de São Paulo. En 2002, su colección fue donada a la USP. Durante casi una década, el equipo del Laboratorio de Estudios Evolutivos y Ecológicos Humanos, coordinado por el bioantropólogo Walter Neves, se dedicó a la limpieza, curaduría y organización de ese material. La colección arqueológica de Sakai se encuentra actualmente expuesta en el Museo Histórico y Arqueológico de Lins, en el interior paulista.

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