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Buenas prácticas

Golpes contra las ediciones especiales

Los estafadores engañan a los editores de las revistas científicas y se infiltran en el proceso de revisión de artículos de números temáticos

FPG/Hulton Archive/Getty Images

Los editores del Journal of Nanoparticle Research, una revista interdisciplinaria dedicada a los fenómenos y procesos en estructuras a nanoscala, fueron víctimas de una trampa que ha comprometido la integridad del proceso de evaluación de los artículos de la publicación. El periódico científico, fundado en 1999 y vinculado a la editorial Springer Nature, suspendió la presentación de una edición especial sobre el rol de la nanotecnología y de internet de las cosas en la atención de la salud cuando se descubrió que tres colaboradores encargados de seleccionar los manuscritos eran en realidad impostores que se hacían pasar por verdaderos científicos.

En septiembre de 2019, investigadores de las áreas de ciencia de la computación e ingeniería vinculados a instituciones del Reino Unido y de Alemania se contactaron vía correo electrónico con la revista para sugerirle la edición especial. La propuesta adjuntaba una lista de científicos que podrían colaborar en la evaluación, con sus respectivas direcciones de correo electrónico. Uno de los editores del periódico científico, el químico Nicola Pina, de la Universidad Humboldt, en Berlín, revisó la lista de direcciones y no notó nada extraño. En su mayoría, se trataba de cuentas aparentemente institucionales, mientras que otras pertenecían a la plataforma de Gmail, hacia la cual habían migrado varias universidades. El equipo editorial consideró que la propuesta era interesante y les franqueó el acceso a tres de los investigadores de la lista a su sistema de gestión de papers, para que recibieran los artículos remitidos y coordinaran la edición.

Se enviaron decenas de manuscritos, pero solo cuando se los empezó a aceptar para su publicación, los editores notaron una anomalía. Varios de esos papers eran de escasa calidad y algunos ni siquiera aludían a la temática de la edición. Al cabo, pudo verificarse que los correos electrónicos de los coordinadores eran falsos. En una de las direcciones, el sufijo “uni”, que sugiere un vínculo con la universidad, se había cambiado por “univ”. En otro de los correos, el sufijo académico “ac.uk” fue reemplazado por “-ac.uk”. Quienes recibían los manuscritos no eran los verdaderos científicos que se pensaba que estaban ocupándose de la edición, es más, se los contactó y se comprobó que no tenían idea de que se estaban utilizando sus nombres. Los destinatarios de los papers eran estafadores que pretendían facilitar la publicación de artículos, probablemente a cambio de dinero.

“Se trata de un ardid trivial y, si los hubiéramos chequeado cabalmente, hubiéramos notado que los dominios eran falsos”, escribieron los responsables de la revista en un editorial que dio cuenta del caso. El título del texto resume la trampa: “Journal of Nanoparticle Research: ¡víctima de una red organizada de editores deshonestos!”. La edición especial se suspendió y los manuscritos con cierta calidad están siendo reevaluados por investigadores confiables. “¿Nos descuidamos? Probablemente”, reconocen los editores. “Pero, ¿quién iba a pensar que los científicos iban a llegar hasta el punto de organizar una red y proponer una edición especial sólida e interesante en una revista científica solamente para publicar unos pocos artículos?”

Las cuentas de correo eran falsas. En una de ellas, el sufijo “uni”, que indica un vínculo con la universidad, fue reemplazado por “univ”

Una averiguación efectuada por los editores y por el Grupo de Integridad en la Investigación Científica de Springer Nature verificó que el fraude no solo involucraba a los coordinadores de la edición especial. Los impostores también suplantaron la identidad de los revisores convocados para evaluar cada artículo y en sus dictámenes se detectaron ostensibles irregularidades. “Todos los indicios apuntan a una red organizada que intenta, en este caso con éxito, infiltrarse en periódicos científicos con el propósito de publicar fácilmente manuscritos de pseudocientíficos o investigadores menos productivos que anhelan aparecer en revistas prestigiosas”, expresó el editorial. Las pesquisas sobre el caso continúan. Los editores no revelaron los nombres de los científicos cuya identidad fue robada ni el de los autores de los manuscritos sospechosos de participar en la confabulación.

Los fraudes en el proceso de revisión de artículos científicos están lejos de ser una novedad y preocupan desde hace tiempo a los editores de las revistas especializadas. Según el sitio web Retraction Watch, que monitorea e informa sobre la retractación de artículos científicos desde 2011, se anularon más de 900 papers debido a esquemas que empañaban la evaluación de su contenido. Los primeros casos daban cuenta de estrategias más sencillas: los autores de los manuscritos sugerían a las revistas los nombres de posibles revisores para sus trabajos y proporcionaban cuentas de correos electrónicos falsos. El farmacéutico surcoreano Hyung-In Moon, docente de la Universidad Dong-A, en la ciudad de Busan, fue uno de los precursores: se retractaron 28 artículos de su autoría publicados en seis periódicos científicos diferentes, porque sugería investigadores para analizarlos, pero proveía e-mails que controlaba él mismo.

Poco a poco, este tipo de fraudes se ha ido volviendo más sofisticado. En 2014, se descubrió que el científico de la computación Chen-Yuan Chen, antiguo docente de la National Pingtung University of Education, en Taiwán, corrompió el sistema de revisión del Journal of Vibration and Control, una revista científica del área de la acústica (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 222), cuando creó 130 cuentas de correo electrónico falsas y logró insertarlas en el registro de revisores en la plataforma online de la editorial Sage, responsable de la publicación. Los artículos remitidos a la editorial eran enviados a las cuentas de correo falsas y Chen revisaba los papers, 48 de los cuales eran de su autoría y fueron cancelados.

En su momento, el Committee on Publication Ethics, un foro de editores para la cuestión de la integridad científica, determinó que las editoriales y las revistas deberían auditar sus registros de revisores en busca de perfiles falsos y retractar aquellos artículos que habían sacado partido de ese tipo de irregularidad. Los periódicos reforzaron la seguridad y la calidad de sus sistemas de revisión, pero los tramposos han hallado otras variantes. Las ediciones especiales sobre temas específicos, cuyo proceso de evaluación se delega a colaboradores, se tornaron el nuevo objetivo. En diciembre de 2019, un editorial del periódico Australasian Physical & Engineering Sciences in Medicine alertó sobre este tipo de fraude al revelar que la publicación ya había recibido varias propuestas espurias de ediciones especiales, algunas muy bien formuladas y, al menos en una ocasión, habría caído en el engaño.

El editor del periódico, el físico Jamie Trapp, investigador de la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, mencionó en una entrevista que le concedió al sitio web Retraction Watch las precauciones necesarias para evitar caer en esa trampa. Según Trapp, si la sugerencia de una edición especial fuera interesante, debe entrevistarse personalmente al proponente, o bien, si eso no fuera posible, utilizar un correo electrónico proporcionado por la universidad a la que está vinculado, para iniciar una conversación con el propósito de garantizar que se está hablando con un interlocutor genuino y no con un farsante. “Nunca debe responderse directamente al mensaje recibido, a menos que sea para rechazarlo”, afirma. El físico considera que es necesario debatir las directrices para cohibir este tipo de fraudes. Hasta que eso ocurra, ha resuelto el problema a su manera, prohibiendo las ediciones especiales en el ámbito del periódico que dirige.

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