Cada año, la entrega del Premio Nobel es precedida por su versión satírica, el Ig Nobel, que en el mes de septiembre celebró su 32ª edición. La divertida ceremonia, que a partir de 2020 migró al formato remoto debido a la pandemia de covid-19, incluyó entre los premiados, en la categoría de Biología, a la colombiana Solimary García Hernández y al brasileño Glauco Machado, su director en la Universidad de São Paulo (USP). El trabajo por el cual se adjudicaron el premio estudió las consecuencias de la capacidad de los escorpiones del género Ananteris de perder la punta de la cola cuando se los captura. En clave de broma, el premio apunta a poner de relieve las investigaciones científicas que provocan hilaridad, en primer término, y posteriormente invitan a pensar.
Lo que mereció el premio, y que Machado califica como “extravagante, y a la vez extraordinario y radical”, es que en el proceso de soltar la cola los escorpiones de ese género pierden parte de sus órganos y del sistema digestivo, incluido el ano, y pasan el resto de su vida sin poder defecar, lo que genera una acumulación de excrementos en su cavidad abdominal. Este “estreñimiento” podría afectar diversos aspectos de su vida, entre ellos la reproducción y la locomoción.
Pero tres artículos científicos han señalado que esa estrategia vale la pena y, por tanto, ha sido favorecida por la selección natural. En este caso, le permite al escorpión sobrevivir, en lugar de convertirse en alimento, y luego consigue reproducirse, superando algunos contratiempos: los machos deben esforzarse más para atraer la atención de las hembras, lo que normalmente hacen con movimientos de la cola, y ellas tienen menos crías, dado que tienen menos espacio para la gestación. También se ven en dificultades para cazar presas grandes, por la falta del aguijón que inyecta el veneno, pero aun así logran desplazarse bien y les va bien cuando ensayan una carrera.
Cuando le informaron con antelación que había sido seleccionada, García fabricó un escorpión de peluche de aspecto biológicamente correcto: garras agudas, aguijón cilíndrico, color claro y el ano bien marcado, capaz de separar la cola (autotomía), gracias a una unión utilizando velcro. “Debía tener las características de Ananteris”, dice ella, quien contó con la asistencia remota de su madre, desde Colombia, y de una pequeña máquina de coser que adquirió para su proyecto actual. Su marido, el artista John Uribe, colaboró en la transformación del despacho de Machado en escenario para la recepción del premio. La bióloga también editó el video de un minuto de duración destinado a relatar su investigación al público no especializado, un requisito de la organización.
Entre ventanas de teleconferencia por Zoom, el premio les fue entregado por el físico Jerome Friedman, ganador del Nobel en 1990 por sus descubrimientos fundamentales para la comprensión de los cuarks, y por el matemático Marc Abrahams, editor de la revista Annals of Improbable Research [Anales de Investigaciones Improbables] y maestro de ceremonias del evento. El premio es un cilindro que lleva impresos los temas del premio, supuestamente para que cada investigador guarde dentro todo su conocimiento, y un billete de 10 billones de dólares de Zimbabue.
Entre bromas tradicionales como el lanzamiento de avioncitos de papel, conferencias en miniatura en las que los investigadores explican su tema de estudio en 24 segundos y luego en siete palabras, y una divertida opereta, Abrahams anuncia los premiados, siempre a partir de un artículo científico.
En la categoría Cardiología Aplicada, un grupo internacional reveló la sincronización del ritmo cardíaco entre personas que, al conocerse, se sienten atraídas unas por las otras. Esta sincronización resulta más reveladora del potencial romántico que otros parámetros, tales como el índice de latidos cardíacos y el encuentro de miradas.
El premio de Literatura versaba sobre el carácter inescrutable de los documentos legales, en comparación con las lecturas cotidianas, tales como los libros infantiles y las historietas, así como con el discurso corriente. Los autores, oriundos de Canadá, el Reino Unido, Estados Unidos y Australia, sostuvieron que los textos comprensibles pueden aportarle cambios beneficiosos a la sociedad.
Un grupo polaco se adjudicó el premio de Medicina al demostrar que tomar helados puede minimizar el desarrollo de mucositis como efecto colateral de la quimioterapia contra el cáncer. El autor explicó que chupar hielo también funciona, pero el tratamiento auxiliar con helado tiene mayores adeptos, y que se trata de medicina basada en evidencias.
Un diseñador japonés fue el elegido en el Ingeniería por haber calculado cuántos dedos utiliza la gente para hacer girar botones interruptores de distinto tamaño, algo útil para el diseño de múltiples aparatos.
El premio de Historia del Arte fue para una investigación multidisciplinaria que aunó a investigadores de los Países Bajos, Guatemala, Austria y Estados Unidos sobre el uso de enemas: la aplicación de sustancias por vía anal. Su ejecución ha quedado registrada en cerámicas mayas, que revelan detalles de su práctica medicinal y ritual.
En Física, el premio fue otorgado a dos grupos: uno vinculado a un artículo publicado en 2021 por científicos del Reino Unido, China y Turquía, y otro de 1994, a cargo de un estadounidense. Aunque no concuerdan completamente entre sí en los detalles físicos, los estudios han comprobado el beneficio de que los polluelos de los patos naden en fila india detrás de la madre. Los autores del trabajo más reciente sostuvieron que este conocimiento puede ser útil para el diseño de embarcaciones y en estrategias de navegación de flotas.
El premio Ig de la Paz fue para un grupo internacional que desarrolló un algoritmo que ayuda a los chismosos a decidir cuándo decir la verdad y cuándo mentir, basándose en lo que se prevé que están haciendo sus interlocutores.
En Economía, unos italianos demostraron que la suerte es más importante para el éxito que el talento, y un sueco resultó el elegido en la categoría Ingeniería de Seguridad, por haber desarrollado un modelo con miras a entender cómo pueden evitar chocar con alces los automóviles.
A lo largo de los próximos meses se divulgarán conferencias de 10 minutos, grabadas por los ganadores, con explicaciones más minuciosas. Algo preocupados, en principio, ante la posibilidad de que el premio los ridiculice, García y Machado ponen de relieve el interés de los estudios seleccionados y el potencial de difusión a partir de su tratamiento humorístico. “Esto es lo que imaginaba de niña, hacer ciencia a partir de la curiosidad”, dice ella.
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