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ECOLOGÍA

La acción humana ha transformado un 89 % de la Caatinga

Los biólogos estiman que queda un 11 % de la vegetación autóctona típica de este bioma del nordeste brasileño

Los desmontes y las quemas eliminan la vegetación autóctona y facilitan la ocupación humana

Embrapa Semiárido

La expansión de la agricultura, la ganadería y la deforestación han provocado cambios drásticos en la Caatinga. Las áreas agrícolas o de pasturas abandonadas o en uso cubren el 89 % de este bioma, el único completamente brasileño, que se extiende a través de 10 estados desde el nordeste hasta el sudeste del país. Solamente queda un 11 % de la superficie cubierta por la vegetación típica del nordeste, en comparación con la que alguna vez existió, bajo las mismas condiciones climáticas y del suelo, antes de la ocupación humana, según un análisis realizado por biólogos de las universidades federales de Paraíba (UFPB) y Pernambuco (UFPE), publicado en octubre en la revista Scientific Reports.

“La Caatinga resiste al clima y a las temperaturas más altas, pero no a las actividades humanas”, dice el biólogo de la UFPB Helder Araujo, autor principal del estudio. Junto con sus colegas, reconstruyó la superficie forestal y de vegetación arbustiva de la Caatinga mediante un método denominado modelización de la distribución potencial de las especies, con base en indicadores tales como las aves de los bosques actuales y los mamíferos herbívoros que habitaban el actual nordeste brasileño hace miles de años.

A continuación, los investigadores añadieron información sobre la cobertura vegetal actual de la Caatinga, publicada por la organización no gubernamental MapBiomas, del clima, extraída de la plataforma WorldClim, y de las modificaciones introducidas por el hombre en la región divulgadas en la revista Scientific Data en agosto de 2016. El análisis de las transformaciones en 12.976 hexágonos de 5 kilómetros cuadrados (km2) cada uno puso de manifiesto las áreas que han conservado su cubierta forestal autóctona y aquellas que han sido ocupadas por una vegetación de menor porte. “La mayor parte de la superficie potencialmente ocupada por bosques, hoy en día solo contiene arbustos”, dice Araujo.

Según este estudio, el área que habría estado ocupada por bosques, de 731.211 km2, correspondiente al 84,6 % de la superficie total del bioma, se ha reducido a 31.793 km2, el 4 % del total (véase el mapa). La vegetación arbustiva ha avanzado un 390 % sobre los bosques cerrados y más tupidos.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

“Otros estudios consideran a las áreas modificadas como vegetación autóctona, que de hecho lo es, ya que son plantas nativas de la región, pero con cierto grado de degradación ambiental, porque han sido o están siendo ocupadas por una vegetación modificada o por explotaciones agropecuarias”, comenta Araujo. “La vegetación secundaria no logra formar bosques nuevamente, ni siquiera después de décadas”. Además, subraya el investigador, debido a la mayor exposición al sol, cuanto menor sea la cobertura vegetal habrá menos agua en el suelo.

Con metodologías diferentes, el Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Brasil calculó que queda un 53 % de la Caatinga y la organización no gubernamental MapBiomas estimó un 47 %. En su mapeo más reciente, de 2022, MapBiomas registró una expansión de la agricultura y ganadería, que comenzó en el siglo XVI y actualmente ocupa el 35 % del área de la Caatinga. Es la misma cifra del estudio publicado en Scientific Reports, que también registra un 1,6 % de áreas sin vegetación, ocupada por ciudades o zonas en proceso de desertificación.

“Con las imágenes satelitales pudimos mapear con precisión la superficie ocupada por la agricultura, que presenta contornos bien definidos, pero los campos de pastoreo pueden confundirse con áreas naturales deforestadas, la Caatinga herbácea”, informa el coordinador de MapBiomas Caatinga, el geólogo Washington Rocha, de la Universidad Estadual de Feira de Santana (UEFS). “El método utilizado actualmente mapea con exactitud las áreas de la Caatinga forestadas y arbóreo-arbustivas, pero no permite distinguir con precisión las áreas naturales de aquellas que presentan una vegetación regenerada o restaurada”.

Helder F. P. AraujoGuayabos y vegetación autóctona en la región de Cariri, en ParaíbaHelder F. P. Araujo

Los ecólogos Marcelo Tabarelli, quien trabajó con Araujo, e Inara Leal, ambos de la UFPE, identificaron uno de los efectos de la tala de los bosques nativos para transformarlos en áreas de cultivo o de pasturas: la proliferación de nidos de hormigas cortadoras, que alcanzan hasta 3 metros (m) de profundidad y retrasan el crecimiento de la vegetación cuando esas áreas son abandonadas.

Restauración
Araujo, Tabarelli e investigadores de otras instituciones evalúan las posibilidades de recuperación de la vegetación autóctona. Otros estudios del grupo, publicados en las revistas académicas Land Use Police y Mitigation and Adaptation Strategies for Global Change, señalaron que la pérdida de agua del suelo, habitual en las zonas degradadas, podría evitarse si los bosques nativos ocuparan el 50 % de las propiedades rurales. Según apuntan estos estudios, las áreas con más vegetación autóctona que el 20 % obligatorio por ley son más productivas, especialmente durante los años de sequía.

Los experimentos de campo que llevó a cabo la ecóloga Gislene Ganade, de la Universidad Federal de Rio Grande do Norte, señalan caminos prometedores al registrar una tasa de supervivencia superior al 80 % para los plantines cultivados en viveros y trasplantados al campo cuando sus raíces alcanzan 1 m de longitud.

“La restauración y las buenas prácticas de agricultura y ganadería podrían revertir el escenario de degradación y pobreza que hoy en día caracteriza a la Caatinga”, concluye Araujo. En 2020, el programa Nexus Caatinga, que él coordina, publicó un pequeño libro con sugerencias técnicas para la conservación del agua, como la rotación de los cultivos y la integración entre cultivos y ganadería.

Artículos científicos
ARAUJO, H. F. P. et alHuman disturbance is the major driver of vegetation changes in the Caatinga dry forest regionScientific Reports. v. 13, 18440. 27 oct. 2023.
ARAUJO, H. F. P. et alVegetation productivity under climate change depends on landscape complexity in tropical drylandsMitigation and Adaptation Strategies for Global Change. v. 27, n. 54. sep. 2022
ARAUJO, H. F. P. et alA sustainable agricultural landscape model for tropical drylandsLand Use Policy. v. 100, 104913. ene. 2021.
VENTER, O. et al. Global terrestrial human footprint maps for 1993 and 2009Scientific Data. v. 3, 160067. 23 ago. 2016.

Libros
ARAUJO, H. F. P. Nexus – Água, energia e alimento na região mais seca do Brasil: Informativo prático sobre princípios de paisagens agrícolas sustentáveisAreias, PB. 2020.
MAPBIOMAS. Destaques do mapeamento anual da cobertura y uso da terra no Brasil de 1985 a 2021 – Caatinga. oct. 2022.

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