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ARQUEOLOGÍA

La desaparición de la megafauna de Lagoa Santa

Un estudio indica que los cambios climáticos y la presencia humana podrían haber conducido a la extinción de los grandes herbívoros

El hongo Sporormiella hallado en la Lagoa Olhos d'Água funciona como indicador de la presencia de grandes herbívoros

Google Maps | fungi.myspecies.info

La extinción de la denominada megafauna en América del Sur, hace alrededor de 11 mil años es tema de interminables debates. Hay dos factores a los que usualmente se los señala como posibles causas de la desaparición de perezosos terrestres gigantes, mastodontes, gliptodontes (ancestros de los tatús actuales) y otros animales que podían llegar a pesar toneladas: cambios climáticos, que habrían hecho inviable su adaptación a un ambiente natural mutando, y la llegada del hombre moderno a su hábitat. Un estudio publicado el 18 de agosto en la revista científica Quaternary Research emplea una metodología alternativa para abordar este tema en Lagoa Santa, un municipio del estado de Minas Gerais, donde hay sitios arqueológicos prehistóricos que dan cuenta de la presencia humana y de la megafauna.

El biólogo brasileño Marco F. Raczka, quien realiza una pasantía posdoctoral en el Instituto de Tecnología de Florida (Florida Tech), en Estados Unidos, analizó la presencia de vestigios fósiles de hongos pertenecientes al género Sporormiella, que funciona como marcador de la existencia de grandes herbívoros en un área determinada. Aunque también figuraban carnívoros en la cúspide de la cadena trófica, como el tigre dientes de sable, la megafauna estaba integrada básicamente por herbívoros. “Nuestros estudios indican que la población de grandes herbívoros ya venía disminuyendo en Lagoa Santa antes de la llegada del hombre”, explica Raczka. “Pero su presencia en la región habría colaborado para acelerar el proceso de extinción”. El artículo también está firmado por el geólogo Paulo Eduardo de Oliveira, de la Universidad de São Paulo (USP), y por el paleoecólogo Mark Bush, del Florida Tech.

El biólogo recogió vestigios de polen, carbón y del hongo antes mencionado en dos espejos de agua de la región minera, la laguna Olhos d’Agua y el lago Mares, que se formaron hace alrededor de 23 mil años. El hongo se reproduce en el tracto intestinal de los herbívoros que lo eliminan a través de sus heces. Como las riberas lacustres son un sitio elegido con frecuencia por los animales para dejar sus deyecciones, estos cuerpos de agua son áreas de concentración del hongo cuando hay (o había) herbívoros en sus proximidades. Según surge de los análisis, la cantidad de ese hongo en ambos lagos comenzó a disminuir hace alrededor de 18 mil años, antes del arribo del hombre a Lagoa Santa, llegando a su nivel más bajo hace unos 12 mil u 11 mil años, cuando el Homo sapiens ya se había asentado en el lugar. La declinación de la megafauna habría comenzado durante un período más frío y húmedo, y su final, habría coincidido con una etapa de aumento de la temperatura. “El estudio no se propone brindar una respuesta definitiva al respecto de la extinción de la megafauna”, sopesa Raczka. “Tan sólo estamos aplicando un nuevo método de análisis al estudio de ese tema”. El hongo Sporormiella ha sido utilizado en estudios similares en Australia, Estados Unidos y Perú.

Para el bioantropólogo Walter Neves, de la USP, que estudia la región de Lagoa Santa, suponer que los cambios climáticos o la caza hayan conducido a la desaparición de la megafauna es algo que no tiene sentido. “No adhiero a la hipótesis ambiental porque antes de su extinción esos animales resistieron a varias oscilaciones climáticas igualmente severas durante los últimos 3 millones de años. Tampoco se encontró ni un huesito de megafauna en los sitios arqueológicos de Brasil, y mucho menos en Lagoa Santa, que sostenga la idea de que hubo una caza excesiva”, comenta Neves. “Nadie sabe por qué desapareció la megafauna”.

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