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Zoología

La genética explica la coloración de las plumas de los semilleros y las alas atrofiadas del cormorán mancón

Márcio Repenning | Caroline Duffie Judy Estudios tendientes a descifrar la razón del plumaje de los semilleros (arriba) y la incapacidad para volar del cormorán de las GalápagosMárcio Repenning | Caroline Duffie Judy

Estudios genéticos recientes ayudan a entender algunas de las características singulares de dos grupos de aves de Sudamérica. Un equipo de biólogos y ornitólogos brasileños, argentinos y estadounidenses detectó sutiles diferencias genéticas subyacentes tras la coloración específica del plumaje de los machos de las aves conocidas con el nombre popular de semilleros o también “capuchinos”, pequeños pájaros pertenecientes al género Sporophila que habitan en áreas boscosas abiertas (Science Advances, 24 de abril). Los investigaores secuenciaron el genoma completo de nueve de las once especies conocidas de esas aves e identificaron grandes picos de divergencias genéticas en 25 tramos del ADN. En esos segmentos fueron registrados 246 genes y buena parte de ellos estaban asociados a las vías de producción de melanina, un pigmento que genera colores tales como el negro, marrón y distintos matices rojizos y amarillentos. “Estas diferencias genéticas se habrían consolidado mediante un proceso de selección sexual, generando los plumajes específicos de cada especie”, sugiere Luís Fábio Silveira, curador de la colección de ornitología del Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo (MZ-USP), uno de los autores del estudio. En otro trabajo, un equipo internacional coordinado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Estados Unidos, afirma haber hallado alteraciones genéticas en el ADN del cormorán mancón o áptero (Phalacrocorax harrisi), una especie que habita únicamente en las Islas Galápagos, que podrían explicar el hecho de ser la única especie de cormorán (o cuervo marino) incapaz de volar. Los científicos analizaron el genoma de los ejemplares de las Galápagos y de otras tres especies de cormoranes y comprobaron que ciertos genes asociados a problemas de la formación ósea en los seres humanos, tales como el lft122 y el cux1, se hallaban más activos tan sólo en el P. harrisi. Esa disfunción, que provoca que los genes produzcan una cantidad mayor de ciertas proteínas, puede ser la explicación para las alas atrofiadas del cormorán de las Galápagos (Science, 2 de junio).

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