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OBITUARIO

La investigación como pasión y misión

En el mes de noviembre, a los 90 años, falleció Herch Moysés Nussenzveig, estudioso de fenómenos ópticos como el arco iris, defensor de la ciencia y entusiasta de la enseñanza de la física

El físico en su casa, en Río de Janeiro, durante la entrevista concedida en 2010 a Pesquisa FAPESP

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

En un artículo de cinco páginas publicado en 1969 en la revista Science, el físico Herch Moysés Nussenzveig denunció ante la comunidad científica internacional la persecución política que padecían los investigadores en Brasil, así como las condiciones precarias en que se hacía ciencia en América Latina. Por entonces, el país atravesaba uno de los períodos más tenebrosos de la dictadura militar, y sus instituciones científicas, muchas aún incipientes, se resentían debido a la falta de fondos y la desidia del gobierno, lo que motivó que parte de sus mejores exponentes emigraran al extranjero. Por aquel entonces, siendo docente en la Universidad de Rochester (EE. UU.), Nussenzveig acogió a muchos de los que tuvieron que abandonar Brasil y articuló protestas que llegaron hasta quien entonces era el presidente, Artur da Costa e Silva (1899-1969). Esa fue tan solo una de las ocasiones en que el físico salió públicamente en defensa de la ciencia.

Estudioso del arco iris y de la aureola o halo, dos fenómenos ópticos a los que consideraba de los más hermosos de la naturaleza, Nussenzveig también fue un investigador apasionado por la enseñanza de la física: organizó carreras, creó departamentos y laboratorios de física en las universidades brasileñas y escribió, de puño y letra, una meritoria colección de libros didácticos, que aún hoy se utilizan en las carreras universitarias de grado. También formó parte de grupos que ayudaron a organizar la estructura actual de financiación de la investigación científica nacional. Nussenzveig falleció el sábado 5 de noviembre en Río de Janeiro, ciudad en la que se había radicado definitivamente a principios de la década de 1980. El profesor Moysés, como lo llamaban sus discípulos, tenía 90 años y, desde 2020, su salud era delicada tras haber tenido que  someterse a una cirugía renal. Deja a su esposa, la química Micheline, con quien había contraído matrimonio durante la final de la Copa Mundial de Fútbol de 1962, y también tres hijos –la matemática Helena, el bioquímico Roberto y el físico Paulo– y seis nietos.

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESPEdición del Curso básico de física, escrito de puño y letra por NussenzveigLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

“Hemos perdido una luz intensa, un faro”, escribió el físico Luiz Davidovich, profesor emérito de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y expresidente de la Academia Brasileña de Ciencias (ABC), en una nota publicada el 6 de noviembre en el sitio web de la ABC. Tras ser tachado de subversivo y expulsado de la carrera de física de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-RJ) en 1969, Davidovich fue recibido en Rochester por Nussenzveig, quien lo dirigió en su doctorado. “Científico eminente, autor de artículos y libros de prestigio a nivel internacional, comprometido con la enseñanza de la ciencia, valiente defensor de científicos perseguidos y del apoyo a la ciencia, Moysés Nussenzveig será echado de menos en estos tiempos de desafíos”, añadió Davidovich en el texto in memoriam.

Nussenzveig había nacido en São Paulo, el 23 de agosto de 1932. Era el tercer hijo de un matrimonio que arribó a Brasil en 1925, escapando de la pobreza y el antisemitismo en Polonia. Creció en el barrio de Bom Retiro, situado en la zona central de la capital paulista, y estudió en la escuela pública. Cuando estaba por concluir la secundaria (la actual enseñanza media), ganó un concurso literario en la Alianza Francesa y cursó el primer año de matemática en La Sorbona (Universidad de París).

A instancias de un compañero de la escuela, el físico Ernst Hamburger (1933-2016), al regresar a Brasil, en 1951, ingresó a la carrera de licenciatura en física en la Universidad de São Paulo (USP). “Pasé buena parte de la carrera como aprendiz de físico experimental”, relataba Nussenzveig en una entrevista concedida hace unos años (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 173). Hacia el final de la carrera, se interesó por la física teórica y se doctoró, en la USP, bajo la dirección del físico Guido Beck (1903-1988), nacido en Reichenberg (actual Liberec, en la República Checa), quien había trabajado con los creadores de la mecánica cuántica.

Nussenzveig completó pasantías posdoctorales en los Países Bajos, en Inglaterra y en Suiza y, en 1960, cuando regresó a Brasil, se instaló en el Centro Brasileño de Investigaciones Físicas (CBPF), en Río de Janeiro. Con el país sumido en una crisis económica, siguió el consejo de Beck y partió hacia Estados Unidos. Pasó una temporada en la Universidad de Nueva York y otra en Princeton, antes de ser contratado por Rochester. “Lo que iba a ser una pasantía de un año se convirtió en una diáspora de casi 13 años”, evocó su hijo Paulo, docente del Instituto de Física (IF) de la USP y prorrector de investigación e innovación de la universidad, en un texto publicado el 5 de noviembre en Jornal da USP. Mientras estaba en Estados Unidos, Nussenzveig denunció las persecuciones a los científicos brasileños por la dictadura militar y prestó ayuda a los profesores que habían sido cesanteados.

Merced a una invitación que le hizo llegar José Goldemberg, en 1975 retornó a la USP, donde creó el Departamento de Física-Matemática en el IF. Contrariamente a su voluntad, dirigió el instituto por cuatro años, antes de trasladarse a la PUC-RJ y posteriormente a la UFRJ, donde creó y coordinó el Laboratorio de Pinzas Ópticas hasta que se jubiló. Desde su regreso a Brasil, Nussenzveig participó en importantes comisiones, como la que estructuró el Programa de Apoyo al Desarrollo Científico y Tecnológico (PADCT), del entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología, y fue quien concibió el Programa de Laboratorios Asociados, que sirvió de inspiración para el Programa de Núcleos de Excelencia (Pronex) del ministerio, que apoyó por períodos más largos el trabajo de los grupos ya consolidados. Fue el fundador y coordinador de un programa interdisciplinario en la UFRJ que incluyó ciclos de conferencias para el público en general, ofrecidas por expertos de Brasil y del exterior. También se dedicó a la divulgación científica.

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