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música

La matemática de la música

Jônatas Manzolli produce espectáculos multisensoriales creando modelos de programación para ordenadores

Manzolli comanda el ordenador en su laboratorio de Barcelona, produciendo sonidos e imágenes

DIVULGACIÓNManzolli comanda el ordenador en su laboratorio de Barcelona, produciendo sonidos e imágenesDIVULGACIÓN

El brasileño Jônatas Manzolli ha pasado buena parte de sus días en un espacio de inmersión en el Centro de Neurorrobótica y Sistemas Autónomos de la Universidad Pompeu Fabra, en Barcelona, manipulando teclados de ordenadores. Con ellos produce una profusión integrada de colores, formas y sonidos, un espectáculo para los sentidos que cubre las paredes y puebla el ambiente con ocho canales de audio. Manzolli no es neurocientífico ni ingeniero sino músico y matemático. “Ante mis alumnos yo me considero un compositor y también alguien que hace traducción entre ambas áreas, como un péndulo”, dice Manzolli, docente del Instituto de Artes de la Universidad de Campinas  (Unicamp), en donde coordinó también el Núcleo Interdisciplinario de Comunicación Sonora (Nics).

En Barcelona, Manzolli desarrolló el sistema CromaCronos (“croma de color y cronos de tiempo o música”), que hace posibles sus composiciones multisensoriales. En estos momentos se dedica “a la parte creativa”, toda vez que la parte técnica ya está resuelta, con sus representaciones matemáticas precisas y sus sistemas algorítmicos. “Puedo programar el ordenador y montar una especie de instalación sonora, o ir al escenario e interactuar con el aparato como un instrumento musical en tiempo real”, describe Manzolli. Esto es lo que hará este año durante la presentación intitulada Descobertas [Descubirmientos], “un concierto multimodal interactivo con la Orquestra Sinfónica de la Unicamp”, durante las celebraciones por el 50º aniversario de la universidad.

El laboratorio donde el músico trabaja promueve “un abordaje contemporáneo de sistemas complejos”, en este caso, los mecanismos del cerebro humano. “En lugar de hacer simulaciones gráficas en el ordenador, el propio ambiente es un simulador en el cual podemos entrar y hacer inmersión”, dice Manzolli. Los neurocientíficos que trabajan en el laboratorio emplean el sistema para comprender, mediante imágenes y sonidos, impulsos generados no sólo por la acción directa de quien opera el ordenador sino también por señales inconscientes, tales como la respiración y la conductancia eléctrica de la piel. El músico se vale de esos recursos para explorar posibilidades artísticas. “Debajo del sistema hay toda una capa de representación matemática que se traduce en sonidos e imágenes que, cuando toco, responde a mis estímulos creando un diálogo”, describe Manzolli.

Colores y formas generadas por impulsos conscientes e inconscientes...

DIVULGACIÓNColores y formas generadas por impulsos conscientes e inconscientes…DIVULGACIÓN

Circuitos cerebrales
La investigación de Manzolli en el instituto catalán, que cuenta con el apoyo de la FAPESP y del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) de Brasil, incluyó la colaboración en un proyecto en el cual se emplean juegos y realidad virtual para rehabilitar a personas que sufrieron daños cerebrales tales como derrames. “El sistema crea estímulos visuales y sonoros y propone que la persona interactúe con la representación del cuerpo en la realidad virtual”, explica Manzolli. “Al hacerlo, el paciente es llevado a reconectarse o reconducir circuitos cerebrales que fueron dañados”. Uno de los resultados de ese proyecto será un libro coescrito por el músico brasileño, la neuróloga española Anna Mura y el neurocientífico suizo Paul Verschure, con quien trabaja desde 1998.

El gusto por la música y por las matemáticas viene de lejos en la historia de Manzolli, quien ya tocaba el piano a los siete años de edad. A la hora de rendir el examen de ingreso a la universidad, eligió seguir matemática. Al llegar a la mitad de la carrera en la Unicamp, y aburrido con la aridez teórica de los cálculos, tomó conocimiento de la obra del griego Iannis Xenakis (1922-2001). El músico y arquitecto componía obras instrumentales y electrónicas con un sistema que él mismo desarrollara. Para Xenakis, dice Manzolli, “la música era una nube de notas y texturas complejas, y como tal, debería creársela con modelos estocásticos”, es decir, indeterminadamente, mediante variables aleatorias. Entusiasmado, el joven estudiante de matemática rindió el ingreso en la carrera de Música del Instituto de Artes de la Unicamp; y entró. En ese tiempo era posible cursar simultáneamente dos carreras en la universidad.

Eligió estudiar composición y regencia y se acercó a los docentes que trabajaban con experimentación electroacústica y música contemporánea. Los ordenadores de buena calidad eran raros en Brasil en aquel tiempo, a mediados de la década de 1980. Manzolli creaba en un sintetizador analógico (“una joya”) y bromea al decir que también “componía la música en el cuello”: se colgaba de la nuca trozos de cinta magnética de un grabador de cuatro canales que recortaba y mezclaba los sonidos entre sí. Una vez graduado, con una maestría en Matemática y un doctorado en Composición Musical, ingresó como docente en la Unicamp en 1994, donde enseguida se unió al Nics, al que actualmente considera como “la única razón por la cual todo lo que estoy haciendo sale bien”. Manzolli se refiere a la capacidad de realización del grupo, merced a su estructura interdisciplinaria, donde caben estudiantes de diversos orígenes, entre ellos la música, la ingeniería, la matemática y la danza: en una parte importante de su obra se vale de interfaces gestuales para la composición musical.

...tales como la respiración y la electricidad de la piel del músico

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A diferencia de lo que puede hacer suponer el uso más convencional y popular del ordenador en música, la creación de partituras constituye tan sólo una parte de las posibilidades sonoras que ofrece el aparato. El músico puede trabajar con la propia programación al momento de la ejecución. “Suelo decir que todo proceso de composición es una improvisación”, dice Manzolli. “Como la música es un fenómeno en el tiempo, existe siempre un aspecto que reside en el aquí y ahora. Con el ordenador, el músico puede expandir o contraer la presencia de ese aspecto como lo desee.”

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