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Maria Luiza Tucci Carneiro

Maria Luiza Tucci Carneiro: La raza “indeseable”

La preocupación con el racismo contra negros e indios esconde el antisemitismo histórico y presente de la sociedad brasileña

miguel boyayanEllos se hacen pasar por católicos, con cruces y estampitas; pura hipocresía. Tengo miedo del progreso de esa gente y enfadado con la displicencia de las autoridades, no sólo del Brasil sino de las Américas, escribió un ciudadano común al Deops, advirtiendo sobre la presencia de judíos en el país. Un detalle: el año de la denuncia es 1947, dos años después el fin de la Segunda Guerra Mundial y de la caída del nazismo y del Estado Novo. De todos modos, ayudar a refugiados judíos era visto como un crimen contra la nación. Al mismo tiempo, a lo largo de la guerra, figuras intrépidas como el embajador brasileño en París, Luiz Martins Souza Dantas, o la asistente de la Embajada de Brasil en Berlín, Aracy Carvalho (más tarde, Sra. Guimarães Rosa), desobedeciendo las órdenes del régimen varguista, entregaron centenas de visas para que los judíos pudiesen venir a Brasil y sobrevivir al holocausto.

Poco conocido, en especial si se lo compara con la intensa preocupación con el racismo contra los negros o los indios, el antisemitismo brasileño paulatinamente está saliendo a la luz. Una de las responsables de ello es la historiadora Maria Luiza Tucci Carneiro, de la USP, autora de Preconceito racial no Brasil Colonial: cristãos novos (Brasiliense, 1982); O antisemitismo na era Vargas: 1930- 1945 (Brasiliense, 1988, 2ª edición, 1995); O racismo na história do Brasil: mito e realidade (Ática, 1994); O olhar europeo: o negro na iconografía brasileira do siglo XIX (en coautoría Boris Kossoy, Edusp, 1994). Ahora es la organizadora del recién presentado estudio O anti-semitismo nas Américas (Edusp, 744 páginas, 98 reales), al mismo tiempo que coordina el proyecto Archivo Virtual sobre el Holocausto y el Antisemitismo en Brasil, que cuenta con el apoyo de FAPESP y se encuentra instalado en el Laboratorio de Estudios sobre Etnicidad, Racismo y Discriminación (Leer-USP), del cual es directora. Miles de documentos serán digitalizados y quedarán disponibles en ese banco de datos, que registrará declaraciones de sobrevivientes de los campos de concentración. Lea a continuación tramos de la entrevista.

¿Brasil fue un país racista o aún lo es? 
Brasil siempre fue y aún es un país racista, a pesar del negacionismo por parte de algunos segmentos de la sociedad brasileña, que insisten en mostrar una imagen del país como un paraíso racial. Exactamente por convivir con un racismo camuflado (y yo entiendo el antisemitismo como una forma de racismo) es que debemos estar atentos a los subterfugios. La desinformación, los intereses políticos, las alianzas de compadreo, las investigaciones históricas distorsionadas y los medios han contribuido a fortalecer el sentido común, dificultando el ejercicio de la crítica y el respeto a las diferencias. El hecho de que no observamos en nuestro día a día agresiones físicas y públicas contra negros, judíos o gitanos no quiere decir que no haya racismo en Brasil, que puede variar desde el más sutil sentimiento de desconfianza y de desprecio hasta el más violento acto de hostilidad física. La existencia en São Paulo de una Comisaría de Delitos Raciales, de que el Derecho brasileño condene y repudie la práctica del racismo, y de que constatemos cada vez más la adopción de cupos para negros en las universidades, demuestra que nuestra realidad, aunque es expresiva del fenómeno del mestizaje, no es precisamente tan cordial. Tenemos el diagnóstico, pero no llegamos aún a la profilaxis adecuada, puntual.

¿Cómo analizar el desarrollo del antisemitismo a lo largo de la historia nacional, en especial si se la compara con el odio a los judíos en los países del Primer Mundo, donde el sentimiento es, en general, más abiertamente declarado ¿Nuestra hipocresía? racial también se repite en el antisemitismo?
Creo que el antisemitismo debe ser analizado a partir de tres vertientes: de las relaciones de interacción y conflicto entre judíos y no judíos; como un fenómeno psicológico-cultural característico de los tiempos modernos; y en fases distintas cuyas características muchas veces se superponen. Este abordaje es válido para cualquier país, guardadas las debidas especificidades históricas. Las formas y grados de manifestación del antisemitismo varían de acuerdo con las visiones de mundo heredadas de un pasado remoto y de la persistencia de los mitos políticos que interfieren en las formas de manifestación. Es en los momentos de crisis aguda que el antisemitismo encuentra condiciones para manifestarse, ya  sea a través de un discurso forjado, es decir explícitamente, como ocurre en algunos países del Primer Mundo. En mis libros e investigaciones más recientes he procurado demostrar que el antisemitismo es un fenómeno por excelencia multifacético con capacidad de deformar realidades y de metamorfosearse como un camaleón. La mentira y lo dudoso son componentes comunes a los discursos racistas, que transforman el odio en normas que todos deben observar. Es en este camuflaje que veo instalada la ?hipocresía?, actitud característica de los racistas en general; siendo que la hipocresía siempre se presentó como una excelente aliada de la mentira.

¿Cuáles son las peculiaridades del antisemitismo brasileño y cuales sus raíces? ¿Cómo se desarrolló desde el antisemitismo colonial, cimientando en el catolicismo de la Inquisición, hasta un modelo más ?moderno? de segregación?
Para que podamos entender tales peculiaridades del antisemitismo brasileño, creo que es importante hacer hincapié en que no siempre es necesario que haya segregación para que caractericemos un fenómeno como antisemita. La mentira, la exageración, la generalización y la deturpación de los hechos históricos se hacen siempre presentes cuando el intuito es exacerbar el odio contra los judíos. De ahí el empleo de múltiples conceptos para caracterizar al antisemitismo como cristiano, económico, popular, científico, político, etc. Cuando es endosado por el Estado, el antisemitismo se presta como instrumento político, teniendo condiciones incluso de sustenta un plan de exterminio por métodos científicos, como sucedió en la Alemania nazi entre 1933 y 1945, hecho único en la historia de la humanidad. En Brasil, esa modalidad el antisemitismo político existió como política entre bambalinas en los gobiernos de Vargas (1937-1945) y Dutra (1946-1950), que consideraban al judío como raza indeseable para componer la población brasileña. Para que comprendamos el caso de Brasil, debemos buscar las raíces de este fenómeno en la península Ibérica del siglo XIV, tema que desarrollo en mi libro Preconceito racial em Portugal e no Brasil Colônia. Fue con el deseo de abortar el desarrollo de la burguesía cristiana nueva que, en 1449, fue proclamada la Sentencia Estatuto de Toledo, que sirvió de base para la construcción del mito ario, expresión de la modernidad. Apoyado por hombres letrados y por la Iglesia Católica, se institucionalizó el concepto de pureza de sangre responsable por la distinción entre razas infectas y razas limpias de sangre. Fue con base en esta creencia que la Inquisición portuguesa y española mandó a prender y/o quemar a miles de cristianos nuevos, alegando que esos descendientes de judíos eran perniciosos por la ?sangre que les corría por las venas?. Entre 1500 hasta 1774, por lo tanto durante el período colonial, persistió en Brasil ese antisemitismo tradicional, de fundamento teológico. Hasta 1808 percibimos una retracción de este discurso antisemita sustentado por el Estado absolutista y el Tribunal de la Inquisición portugueses, culminando con la dilución del mito de la pureza de sangre. Considero al período de 1808 a 1860 como un estado de hibernación del antisemitismo, que entre 1860 y 1916 reaparece en  su faceta moderna, cimentado por obras teóricas europeas que introducen en Brasil el darwinismo social, el evolucionismo, el arianismo y la eugenia. Estos principios serán retomados en las décadas de 1930-1940 bajo la influencia del ideario nazi-fascista. Podemos afirmar que entre 1937 y 1948 se procesó la radicalización del pensamiento antisemita moderno en Brasil, adoptado como instrumento de poder por parte el Estado nacional. Este momento coincide precisamente con la adopción de circulares secretas de los gobiernos de Vargas y Dutra.

En el libro Anti-semitismo na Américas, la investigadora Pilar Rahola culpa a los medios y a la universidad por lo que llama nuevo antisemitismo. ¿Cómo entender esa culpa?
El antisemitismo citado por Pilar Rahola debe interpretarse como una nueva forma de intolerancia, que se expande por Europa, Medio Oriente y países de las Américas. Es un fenómeno distinto de aquél sustentado por los nazis que planteaban el exterminio de las razas impuras fundamentados en los principios de la ciencia moderna. Hoy en día se habla de una Alemania para los alemanes y no más, como en los años de 1930 y 1940, en una Alemania para los arios, símbolos de la  raza pura. Se propaga la idea de una Francia sólo para los franceses, de una España sin africanos, etc. Irán propone una Palestina libre de judíos, amenaza que bordea el genocidio político y cultural. En definitiva, se defiende la exclusividad de la región para un solo grupo que no respeta las diferencias, sean ellas étnicas, religiosas o políticas. Se retoma de cierta forma el antiguo concepto romano de bárbaro: Aquel que no pertenece al Imperio y por eso no tiene derecho a usufructuar la convivencia y sus beneficios: es un invasor.

miguel boyayan¿De qué forma se organiza ese nuevo antisemitismo y cómo se diferencia del tradicional?
Este es un racismo diferente de aquel que orientó a la esclavitud colonial y al nazismo. El argumento utilizado no es más el de la preservación de la raza pura o superior. Se defiende el derecho que cada uno tiene de ser diferente, pero con un sentido discriminatorio: cada uno en su lugar, cada pueblo en su país. Bajo fundamentos étnicos-políticos, se argumenta que algunos grupos no tienen derecho al territorio o que son culpables por las muertes y por la miseria del otro, como sucede en los actuales conflictos en Medio Oriente, donde ese nuevo antisemitismo (travestido de antisionismo) sirve de argumento para actos terroristas. En estos momentos el antisemitismo emerge como reacción y solución para la inestabilidad política, para intereses de hegemonía en la región y para la explosión demográfica. Como en los viejos tiempos inquisitoriales o nazis, conviene a algunos pocos mantener viva la imagen de Israel como el enemigo político, presentado como invasor, usurpador. Por detrás está el comercio de armas, los sobornos y otros medios rentables en tiempos de guerra. ¡No siempre la paz es interesante! Tanto es así que algunas naciones occidentales y otras de Medio Oriente rehabilitaron la imagen del judío como eterno caminante sin derecho a un territorio, concepto interpretado a la luz de los regímenes antidemocráticos con connotaciones políticas. Por ende, es a través de los medios de comunicación y de la educación que esa y otras tantas mentiras se multiplican reafirmando la fuerza que las imágenes (mentales y visuales) y las palabras tienen de interferir en la realidad. Es en este contexto que, al igual que Rahola, veo a los medios que, en muchos casos, expresan las condiciones limitadas de algunos. Podemos hablar de imágenes negociadas tergiversadas por la ignorancia, por intereses económicos y políticos, implicando en la parcialidad de juicios. En cuanto a la universidad, no podemos ignorar la postura de algunos intelectuales de la academia que no logran separar antisemitismo de antisionismo y antiamericanismo. Recuerdo que, en el pasado, los intelectuales alemanes fueron los primeros en apoyar a Hitler y que importantes institutos de investigación alabaron la expulsión de los judíos de sus cargos, poniendo la ciencia al servicio del III Reich.

El Estado brasileño fue el gran promotor del antisemitismo en Brasil. ¿Podemos pensar que el antisemitismo nacional es más un producto estatal que un genuino sentimiento difundido por los individuos de la población brasileña? 
Podemos afirmar que la Iglesia Católica y el Estado brasileño fueron realmente uno de los promotores del antisemitismo que, entre 1917 y 1932, extrapolaron las fronteras del discurso literario folletinesco y del adoctrinamiento católico, alcanzando el saber técnico de los burócratas brasileños. En este período, autoridades del Estado republicano preocupadas con los proyectos de colonización judía y con el creciente número de emigrantes judíos rusos, checos y poloneses interesados en entrar en el país dieron inicio a una política restrictiva antisemita, pero aún no era sistemática. Después de 1937, ese antisemitismo fue endosado por las elites política y diplomática brasileñas que no fueron conniventes u omisas de cara a las prácticas de exterminio nazista. Pero éste, desdichadamente, no era un producto estatal genuino. La hiel de esa intolerancia brotaba también del pensamiento conservador y nacionalista de la derecha católica, que, a través de sus escritos y sermones, alimentó el odio contra la comunidad judía brasileña. Innumerables son los intelectuales católicos y también los integralistas brasileños que produjeron una vasta literatura antisemita de matrices francesas, alemanas y portuguesas. Durante siglos la Iglesia Católica predicó el antisemitismo a través de una pedagogía propia y de una literatura instigadora de la desconfianza y del desprecio a los judíos. Y en cuanto a la población: son expresivas las cartas de delación contra los judíos refugiados del nazi-fascismo radicados en Brasil. Ni siquiera la comunidad judía brasileña tiene la debida dimensión de cuánto fue discriminada, vigilada y excluida por las autoridades del Deops/ SP y de la diplomacia brasileña. Muchos siguen obnubilados por los mitos de la cordialidad y de la hospitalidad brasileña que, a su vez, mantiene vivo el mito de la democracia racial. En síntesis, al nivel del imaginario colectivo, el antisemitismo cristiano y popular jamás dejó de manifestarse en Brasil.

El gobierno de Lula fue siempre visto con desconfianza por la comunidad judía por sus simpatías por el movimiento palestino. ¿Cómo usted analiza las relaciones actuales entre Brasil e Israel? 
La desconfianza de la comunidad judía tiene su razón de ser, pues el gobierno de Lula se ha comportado de manera dudosa con relación a Oriente Medio y principalmente cuando el tema se refiere a Israel y a los países árabes, entre los cuales está Irán. Pero, para que entendamos esta posición dicotómica del actual gobierno, debemos tener en cuenta la posición histórica de Brasil ante el Estado de Israel. Un constante clima de tensión marcó, desde el inicio de la Guerra Fría, la postura del gobierno brasileño, comprometido de un lado con su tradición antisemita y, del otro, con los ideales democráticos defendidos por Estados Unidos. Estaba claro que el gobierno del presidente Eurico Dutra (sucesor de Vargas) no veía con buenos ojos los rumbos tomados por el flamante Estado de Israel, candidato a satélite comunista. Lo incomodaba la creación de kibutzim modelados por las prácticas socialistas, de la misma forma que extrañaba el reconocimiento inmediato de la URSS a Israel, en 1948. A esos hechos, se sumó el auxilio armamentista suministrado por Checoslovaquia, aliada de los israelitas contra los árabes insatisfechos con la repartición de Palestina. Ese contexto presionó a Brasil a retardar al 7 de febrero de 1949 su reconocimiento oficial al Estado de Israel y a 1952 el establecimiento de delegaciones diplomáticas. En mayo de 1949, durante la Asamblea General de la ONU, Brasil se abstuvo en la votación por la Resolución nº 273, condicionando su voto a la estricta implementación de Israel de las resoluciones relativas a la internacionalización de Jerusalén y a la cuestión de los refugiados árabes. Brasil, un país católico por tradición, no estaba interesado en oponerse al Vaticano, favorable a la internacionalización de Jerusalén; de la misma manera que no pretendía desagradar a los países árabes, cuyas relaciones comerciales serían intensificadas a lo largo de los años 1960 y 70. En 1975, ante la crisis mundial del petróleo, optó por una postura radical: votó en la Asamblea de la ONU a favor de la Resolución nº 3.379, que calificaba al sionismo como una forma de racismo y discriminación racial.

El antisemitismo dice mucho sobre como una nación ve al extranjero, al ?otro?. En ese contexto, ¿cómo usted evalúa a Brasil?
Durante siglos el Estado brasileño mantuvo una postura xenófoba contra determinados grupos de extranjeros que, por su raza o ideas políticas, eran considerados indeseables para componer la población brasileña. Entre estos estaban los judíos, los negros, los gitanos y los japoneses, que, en distintos momentos de la historia republicana, enfrentaron una política migratoria restrictiva, de cuño racista, basada en las teorías eugenesistas que pregonaban la homogenización de la población idealizada como blanca y católica. Los intelectuales brasileños produjeron una abundante literatura antijaponesa y antisemita entre 1917-1950, registrando la persistencia de una mentalidad intolerante por parte de nuestras elites políticas e intelectuales. Esta documentación está siendo inventariada por investigadores del Leer y que dará origen al diccionario histórico-biográfico de obras y autores racistas de Brasil.   Un brasileño, Oswaldo Aranha, participó activamente de la creación del Estado de Israel.

¿Cuáles eran las reales motivaciones por detrás de ese apoyo brasileño en la ONU? 
Oswaldo Aranha tiene un mérito: el de haber asegurado, como  americanófilo convencido, que Brasil durante la Segunda Guerra Mundial no se bandease para el otro lado, ya que la mayoría de los hombres del gobierno Vargas, como así también el propio Vargas, no ocultaba sus simpatías por la política del III Reich y su ideario antisemita. Como embajador de Brasil en Washington (1934-1937), canciller de Itamaraty (1938-1944), representante de Brasil en la ONU (1947) y empresario de Gastal S.A. (desde 1946), Aranha fue un fiel aliado de Estados Unidos. Tal postura tal vez explique el hecho de que haya mantenido en secreto, como Ministro de Relaciones Exteriores, las circulares antisemitas en vigora desde 1937 a 1948. No se esforzó para eliminarlas o denunciarlas, ni favoreció la acción humanitaria de aquellos que incumplían tales reglas antisemitas. Tenga presente que, durante su gestión, un proceso administrativo apartó del servicio público al embajador Luiz Martins de Souza Dantas, actualmente reconocido como uno de los justos por Yad Vashem. Tanto Vargas como Dutra prefirieron invertir en la imagen idílica de Palestina como La Tierra Prometida antes que favorecer la acogida de los judíos en el territorio brasileño. Para el gobierno brasileño, la formación de un Estado judío en Palestina extrapolaba la idea de que ésa fuera solamente una solución para la cuestión judía. Los beneficios eran múltiples: además de expresar el endoso de Brasil a las iniciativas humanitarias de Estados Unidos, también se planteaba como una solución para el flujo de judíos indeseables, (re)direccionados hacia el nuevo hogar judío, el futuro Estado de Israel.

miguel boyayan¿Usted cree en el recrudecimiento reciente del antisemitismo global? ¿A qué atribuir ese incremento? Al mismo tiempo, existe una fascinación creciente por el nazismo, por Hitler y sus símbolos. ¿Cómo usted ve eso dentro del contexto del antisemitismo creciente?
En estas últimas décadas el mundo fue sacudido por nuevas oleadas de antisemitismo propagado ampliamente a través de sitios en internet al servicio de grupos neonazis que tienen también sus representantes aquí en Brasil. La intolerancia predicada por el nazismo fue redimensionada por grupos, partidos y organizaciones contemporáneas de extrema derecha y ultraderecha, poniendo en peligro nuestras conquistas democráticas, aún frágiles y en proceso de afirmación. Como partidarios de un discurso nacionalista y racista basado en el culto a la violencia, el autoritarismo, la oposición a la democracia y al pluralismo racial, deben ser vistos como un peligro real, y muy cerca de todos nosotros.

Una escola de samba, Viradouro, intentó llevar al sambódromo el tema del holocausto y se le prohibió. ¿Cuál es su visión de esto? ¿Fue un acto de censura? ¿No sería importante llevar el tema para más personas? 
No coincido con la propuesta de la escola de samba Viradouro ni veo la prohibición como un acto de censura. La escola podría haber pensado en otras formas de divulgar el holocausto, cuya rememoración no cabe en la alegría del sambódromo. ¿Por qué no financiar acciones positivas como, por ejemplo, impulsar cursos sobre el tema direccionados a los jóvenes sambistas o financiar libros didácticos sobre el holocausto y el racismo para su distribución en las escuelas de la periferia de Río de Janeiro?

En un otro registro, usted defiende el plantear del tema del holocausto en las escuelas. ¿De qué forma eso es importante y cómo se puede hacer eso sin mezclas ideológicas? 
Creo en la educación como forma de crear un mundo mejor y una sociedad más justa y pluralista. De ahí que la educación sea uno de los frentes de lucha para combatir la ignorancia y el estadio de la (falta de) razón propicio para la fomentación del odio racial. Desde 2004 hemos procurado introducir la historia del holocausto en los salones de clases a través de la realización de jornadas interdisciplinarias en sociedad con la B?nai B?rith de Brasil, el Programa de Estudios Judíos de la Uerj y las secretarías municipales de Educación de São Paulo, Río de Janeiro y, en este caso, sumando a Curitiba. A través del Programa Educando para la Democracia y la Ciudadanía procuramos concientizar a directores, profesores y padres de alumnos acerca de la necesidad emergente de incorporarnos al debate sobre racismo y antisemitismo como temas transversales sugeridos por los Parámetros Curriculares Nacionales. Hemos sugerido contenidos y material didáctico para apoyarlos en la creación de su planificación de trabajo y de una práctica educativa coherente con el compromiso que las escuelas tienen de favorecer la construcción de la ciudadanía. Cabe, a través de esas jornadas, elegir la dignidad de la persona humana y la igualdad de derechos como principios que deben orientar la educación escolar. En fin, consideramos importante transformar la escuela no solamente en un espacio de reproducción de conocimientos, sino también en un espacio de transformación social.

Muchos intelectuales y científicos judíos vinieron (o intentaron venir) a Brasil durante el nazismo. ¿Cuál fue la contribución del pensamiento judío a la cultura y la ciencia nacional a causa de ello? ¿Cuánto también perdimos en razón del antisemitismo velado del gobierno de Vargas, que impidió la venida de más cabezas pensantes judías?
Centenares de judíos refugiados del nazismo consiguieron visa para Brasil burlando las reglas impuestas por las Circulares Secretas de Itamaraty entre 1937 y 1948. Muchos entraron con visa de turistas, visas capitalistas e incluso con falsos certificados de bautismo de católicos. Cabe aquí resaltar algunos nombres cuya producción acrecentó créditos a la cultura brasileña: Alice Brill, Axl Leskoschek, Claúdia Andujar, Erick Brill, Ernesto de Fiori, Eva Lieblich, Fayga Ostrower, Frans Krajcberg, Franz Josef Weismann, Georg Rado, Gerda Bretani, Samson Flexor, Walter Lewy, Nydia Lícia Pincherle Cardoso, Curt Schulze, Fredi Kleemann, Hans Günter Flieg, Peter Scheier, Anatol Rosenfeld, Otto Maria Carpeaux, Hebert Caro, Stefan Zweig, Paulo Rónai, Paul Frischauer, Fritz Pinkuss, Mathilde Maier, Paula Ludwig, entre otros. Otras centenas tuvieron sus pedidos de entrada en Brasil denegados por ser de la raza semita y como tales indeseables. Perdemos siempre que el antisemitismo es accionado como instrumento de poder.

¿Cuál es el sentido de la formación hoy de un archivo brasileño del holocausto, ya que, para muchos, eso ocurrió hace tanto tiempo y en lugares distantes de nosotros?
Desde agosto de 2007 desarrollamos, con recursos de la FAPESP, el proyecto de creación de un archivo virtual sobre el holocausto y el antisemitismo. La idea es que pongamos a disposición online alrededor de 10 mil documentos diplomáticos expresivos de la postura del gobierno brasileño delante del holocausto y de los judíos refugiados del nazi-fascismo (1933-1948). Pretendemos también registrar los nombres y las trayectorias de aquellos que hicieron de Brasil su tierra de acogimiento, registrando en este inventario los sobrevivientes de los campos de concentración y refugiados radicados en Brasil. La reconstitución de las rutas de fuga, de las acciones antisemitas y genocidas practicadas por los nazistas y países colaboracionistas, los libros de memorias de los sobrevivientes pueden  ayudarnos a combatir la ignorancia, además de alertar sobre la fragilidad de las democracias que, en el sentido contrario de la historia, se deparan muchas veces con sistemáticas violaciones a los derechos humanos. Las informaciones pueden enviarse a la dirección de correo electrónico arqshoah@usp.br un espacio online dedicado a la historia y a la memoria del holocausto a partir de documentos y testimonios existentes en Brasil.

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