Imprimir Republish

historia

Las batallas de papel

Periódicos y panfletos políticos difundieron ideas, cuestionamientos y controversias en torno a la Independencia de Brasil

Oliveira Lima Library / The Catholic University of AmericaEjemplos de panfletos que circularon en Brasil y en Portugal a principios del siglo XIXOliveira Lima Library / The Catholic University of America

Veintiún panfletos políticos que circularon en las provincias de Río de Janeiro, Maranhão, Pernambuco, Bahía y Gran Pará aparecen reunidos en el libro Vozes do Brasil: A linguagem política na Independência (1820-1824) [Voces de Brasil. El lenguaje político en la Independencia]. La publicación, lanzada a finales del año pasado por el Senado Federal, fue organizada por las historiadoras Heloísa Maria Murgel Starling y Marcela Telles Elian de Lima, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG). La versión digital se encuentra a disposición, totalmente gratuita, en la librería del Senado. Los panfletos forman parte de una colección de 135 folletos sobre la Independencia de Brasil reunidos por el diplomático e historiador pernambucano Manuel de Oliveira Lima (1867-1928) en su biblioteca privada.

En 1916, el intelectual donó la colección que contiene unos 40.000 títulos entre los cuales se incluyen libros, documentos, mapas y obras de arte, a la Universidad Católica de América, cuya sede se encuentra en Washington (EE. UU.), en donde permanece desde entonces (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 266). “Oliveira Lima solía adquirir volantes en casas de subastas y librerías de viejos en Europa y Brasil. En Vozes do Brasil, esos impresos no fueron transcritos, sino que se los reprodujo completos para que el lector pueda ver cómo eran”, explica la socióloga y politóloga brasileña Nathalia Henrich, directora de la Biblioteca Oliveira Lima y autora del libro intitulado O antiamericano que não foi: Os Estados Unidos na obra de Oliveira Lima [El antiamericano que no lo fue. Estados Unidos en la obra de Oliveira Lima] (EdiPUCRS, 2021), resultado de su tesis doctoral en la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC).

Este lanzamiento se suma a otras publicaciones como Guerra literária: Panfletos políticos da Independência – 1820-1823, organizada por los historiadores José Murilo de Carvalho, Lucia Maria Bastos Pereira das Neves y Marcello Basile (editorial de la UFMG, 2014). El compendio, compuesto por cuatro tomos y cuya edición impresa se había agotado, acaba de ser digitalizado y se encuentra a disposición, para su consulta, en el sitio web de la Biblioteca Nacional. Son, en total, 362 folletos que circularon principalmente en Río de Janeiro, pero también en las provincias de Bahía, Pernambuco y Maranhão, como así también en Portugal. “Estos panfletos, que podían ser manuscritos o impresos, debatían sobre los acontecimientos políticos de la época. Eran efímeros, sin periodicidad, en un lenguaje virulento y apasionado, empezando por sus títulos rimbombantes”, explica Bastos, del Departamento de Historia de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj).

Alrededor del 80 % del material que compone la colección procede de la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, y fue reunido por los compiladores a lo largo de casi dos décadas de investigación. “Seleccionamos aquellos que no fueron escritos por el poder oficial. Esos volantes, en su mayoría anónimos, son fundamentales para entender el proceso de la Independencia de Brasil porque no representan el pensamiento oficial, que a veces suele enmascarar la realidad”, dice Bastos. Según el experto, los panfletos presentan diferentes formatos: pueden ser hojas sueltas o folletos recopilatorios de hasta 50 páginas. “Eran más versátiles y baratos que los periódicos y llegaban a un público más amplio”, añade.

En opinión de la historiadora Cecília Helena de Salles Oliveira, del Museo Paulista de la Universidad de São Paulo (MP-USP), en el caso de Brasil esto era posible, incluso con una población mayoritariamente analfabeta, gracias a las lecturas compartidas. “No solo los panfletos políticos sino también los periódicos se leían en voz alta en lugares de gran afluencia de público, tales como tabernas, plazas públicas y fuentes de agua”, relata la especialista, quien estudia esta temática desde los años 1980.

El empleo de esta forma de escritura no era nada sorprendente en el ambiente político lusobrasileño, escribe Starling en el libro Vozes do Brasil. “En los tiempos de la América portuguesa, los panfletos circularon, sobre todo, en muchas de las revueltas que estallaron con extraordinaria regularidad entre el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII. […] Los libelos difamatorios, pornográficos o satíricos, a su vez, circularon provocativamente por el territorio de la Colonia y comenzaron a ser documentados por obra del Tribunal del Santo Oficio entre 1587 y 1591. En 1789, el año de la Conspiración de Minas Gerais, la efervescencia política se acentuó y los manuscritos incendiarios, cuya autoría se atribuía a los negros cimarrones o quilombolas, se materializaron en la ciudad de Mariana (Minas Gerais), tomando por sorpresa a la población y a las autoridades: ‘Todos los que son hombres del reino morirán. Solo quedarán algunos ancianos y clérigos’, amenazaban”, escribe la investigadora. De esa misma época es el epistolario Cartas chilenas, atribuido al poeta Tomás Antônio Gonzaga (1744-1810), escrito posiblemente entre 1786 y 1789 y con la probable colaboración del también poeta Cláudio Manuel da Costa (1729-1789), dos figuras destacadas de la Conspiración de Minas Gerais (1789-1792).

Las voces de las diferencias
La impresión de panfletos políticos y periódicos vivió su apogeo a principios de la década de 1820, tanto en Brasil como en Portugal. Según el historiador Marcelo Cheche Galves, de la Universidad Estadual de Maranhão (Uema), fue resultado de la Revolución Liberal de 1820, iniciada en la ciudad de Porto. “Por exigencia del movimiento, al año siguiente se elaboró la primera Constitución en el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. El documento establecía el fin de la censura previa, instituyendo así la libertad de prensa”, relata el investigador, autor del libro intitulado Ao público sincero e imparcial: Imprensa e Independência na província do Maranhão (1821-1826), publicado en 2015 por la editorial Uema e Café&Lápis. “Se estima que entre 1821 y 1823 se imprimieron más de 80 periódicos y más de 500 panfletos políticos a ambos lados del Atlántico. La libertad de impresión inauguró espacios públicos de representación política, que le dio voz a las disidencias, aunque restringidas al mundo de los propietarios”, prosigue Galves.

Oliveira Lima Library / The Catholic University of AmericaLas publicaciones reflejaban la efervescencia política de aquel momento y una de sus características fueron los títulos extensosOliveira Lima Library / The Catholic University of America

En Brasil ya estaba permitido producir impresos desde 1808, tras el arribo de la Corte portuguesa a Río de Janeiro. “No obstante, entre 1808 y 1821, los panfletos y periódicos estaban sometidos al visto bueno de la Imprensa Régia [la Prensa Real]”, dice Oliveira. Ese era el caso de la Gazeta do Rio de Janeiro, que comenzó a circular en aquel año y puso fin a sus actividades en 1822. “Supuestamente impreso por particulares, era el periódico de la Corte y solo divulgaba noticias del interés del gobierno monárquico portugués”, relata la politóloga e historiadora brasileña Isabel Lustosa, investigadora vinculada al Centro de Humanidades de la Universidad Nueva de Lisboa. En aquel período también circularon, con el permiso de la Corona, los periódicos O Patriota (1813-1814), de Río de Janeiro, y A Idade d’Ouro no Brasil, de Bahía, que apareció en 1811 con el aval del entonces gobernador de la provincia Marcos de Noronha e Brito (1771-1828), el Conde dos Arcos.

La excepción fue el Correio Braziliense, también llamado Armazém Literário, una publicación en lengua portuguesa dirigida a los lectores de Brasil que surgió en Inglaterra en 1808. “Su editor era Hipólito da Costa (1774-1823), un brasileño que había estudiado en la Universidad de Coímbra, pero que debido a sus conexiones masónicas se vio obligado a huir de Portugal y hacia 1806 se radicó en Londres”, relata Lustosa, autora del libro O jornalista que imaginou o Brasil – Tempo, vida e pensamento de Hipólito da Costa (1774-1823) [El periodista que imaginó Brasil. Tiempo, vida y pensamiento de Hipólito da Costa], publicado en 2019 por la editorial de la Unicamp. “El periódico, de edición mensual, tardaba alrededor de tres meses en llegar a Brasil, dependiendo de las condiciones marítimas. Sin autorización de la Corona, circulaba en las provincias de manera clandestina”.

Según la experta, Hipólito da Costa era partidario del llamado reformismo ilustrado. “Como monárquico, defendía la reforma de las instituciones, pero sin alterar el poder soberano del rey. Al enterarse de la partida de la Corte portuguesa hacia Río de Janeiro, vio allí la oportunidad de defender su proyecto de imperio lusobrasileño con sede en Brasil y ese mismo año fundó el periódico”, explica Lustosa. “Los artículos criticaban a los gobernadores de las provincias y a los ministros de la Corte, pero nunca a João VI (1767-1826). A propósito, eran críticas que el propio príncipe regente, quien en 1816 se convertiría en rey, hubiera querido hacer. Hubo momentos de represión, con incautación de los ejemplares, pero, en general, la Corte hacía la vista gorda ante la circulación ilegal de la publicación”.

Por eso fue que en 1812, según Lustosa, el periódico obtuvo un subsidio secreto de la Corona. Hasta entonces se mantenía gracias a las suscripciones y al patrocinio de un grupo de negociantes portugueses radicados en Inglaterra y con intereses comerciales en Brasil. Con un tiraje de 500 ejemplares, el periódico apuntaba a difundir en el país el pensamiento liberal, abogando, por ejemplo, por el fin del monopolio comercial y un mayor acceso a la educación para la población. “Uno de sus grandes méritos fue haber contribuido a la creación de una cultura política entre las elites de Brasil. Sus artículos hicieron que muchos lectores empezaran a cuestionar el orden político vigente aquí”, sostiene Lustosa. Otro de sus grandes aportes, en su opinión, fue que forjó la idea de una nación, un concepto inexistente en Brasil en aquel entonces. “A través de una red de corresponsales, el periódico traía noticias de varias provincias, tales como la inauguración de una oficina de correos en Ceará o una biblioteca en Rio Grande do Sul”, dice la investigadora.

Oliveira Lima Library / The Catholic University of AmericaEjemplos de panfletos que circularon en Brasil y en Portugal a principios del siglo XIXOliveira Lima Library / The Catholic University of America

Con la libertad de prensa, las imprentas se multiplicaron por todo Brasil. “Cuando estaba en vigencia el control real, tan solo había dos de ellas en Brasil: una en Río de Janeiro y otra en Bahía. A partir de 1821, surgieron decenas de establecimientos tipográficos, públicos o privados. Solo en Río de Janeiro se abrieron otros tres, pero también fueron apareciendo en otras provincias, como Pernambuco, Maranhão y en el Gran Pará”, dice Oliveira. “Los que tenían dinero, incluso gente que se dedicaba a la trata de esclavizados, se volcaron a este tipo de emprendimientos, que empezaron a acumular, a la par de otros negocios”.

En su tesina de maestría titulada “Los orígenes de la prensa en Brasil. Un estudio prosopográfico de los redactores de los periódicos editados entre 1808 y 1831”, desarrollada en la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas (FFLCH) de la USP, con el apoyo de la FAPESP, el historiador Luís Otávio Vieira rastreó 29 nombres para trazar un perfil de los editores y redactores de periódicos que circularon a principios del siglo XIX. Para ello, la investigación recurrió a la prosopografía, la sistematización y el cotejo de los datos biográficos colectivos. La mayor parte (siete) de los autores analizados eran de Río de Janeiro, pero la investigación también incluyó ejemplos de otras provincias, tales como Minas Gerais, São Paulo, Paraíba y Goiás. En esta última, la primera prensa tipográfica recién llegó en 1830 e imprimía el periódico Matutino Meiapontense, editado por el padre Fleury (1793-1846).

El estudio reveló que los editores y redactores, todos de sexo masculino, por lo general pertenecían a familias adineradas. “Catorce de ellos eran hijos de comerciantes o propietarios de tierras”, dice Vieira. Fue el caso de Joaquim Gonçalves Ledo (1781-1847) y el canónigo Januário da Cunha Barbosa (1780-1846), la dupla al frente del periódico opositor Revérbero Constitucional Fluminense, que circuló entre 1821 y 1822, cuyos padres amasaron grandes fortunas en Río de Janeiro. O también el de Felipe Patroni (1798-1866), uno de los redactores de O Paraense (1822) y descendiente de Pedro Manuel Parente, capitán mayor de la capitanía de Pará y comendador de la Orden Militar de San Benito de Avis. “En las primeras décadas del siglo XIX, la producción de periódicos no era accesible para las personas pertenecientes a los estratos sociales menos prestigiosos, identificados con el vulgo”, dice Vieira. “Al mismo tiempo, muchos de los redactores y editores de periódicos tenían dinero, pero no pertenecían a la nobleza más cercana a la Corte y vieron en la prensa una forma de ampliar su proyección social y su poder político”.

La estrategia no estaba exenta de contratiempos. Ledo y Barbosa, por ejemplo, incluso fueron exiliados a causa de sus posturas políticas contrarias al gobierno que vertían en las páginas del periódico. Por su parte, el religioso y político Fray Caneca (1779-1825), quien dirigió el periódico Thypis Pernambucano (1823-1824), fue ejecutado en 1825. “En 1824 fue uno de los miembros más activos de la Confederación del Ecuador, que, entre otras cosas, reclamaba una mayor autonomía para la provincia de Pernambuco”, dice Vieira. “Hubo muchas peleas. El ambiente era tenso. A veces, las discusiones salían del cauce de las páginas de esos impresos y los redactores acababan, como mínimo, siendo golpeados en las calles”, dice Galves.

Antes de 1822, los periódicos y panfletos daban poca cuenta de la posibilidad de que Brasil se independizara. “Se debatía bastante acerca de la autonomía que debía tener Brasil en relación con Portugal. Las encuestas sondeaban la opinión pública al respecto de asuntos polémicos como si el entonces príncipe regente Pedro (1798-1834) debía retornar a Portugal o quedarse en Brasil”, continúa Galves. “Las discusiones sobre la Independencia realmente se caldearon en 1822”. Y no había consenso. “En general, los impresos de Río de Janeiro abogaban por la permanencia de Pedro en Brasil, ya que la provincia se había beneficiado mucho con la presencia de la Corte, concentrando el poder político y los recursos públicos”, dice Lustosa. Según Galves, la situación era diferente en las provincias del norte, como Maranhão y Pernambuco. “Los beneficios que aportaba el comercio directo con Inglaterra, aliada de Portugal, no compensaban los costos de mantener la Corte en Río de Janeiro. Cuando se instituyó la libertad de prensa, estas discrepancias de intereses estallaron”, dice el investigador.

Según Bastos, de la Uerj, los periódicos y panfletos mantuvieron un profuso diálogo. “Ambos fueron campos de batalla en medio de la efervescencia de la época. La sección de cartas de los periódicos, que no se sabe si de hecho eran enviadas por los lectores, se hacía eco del tono virulento de un folleto, por ejemplo”, relata Bastos. “Los periódicos solían incluir folletos sueltos. Y no era extraño que quien editaba los periódicos también redactara esos folletos. Sin mencionar que en los periódicos aparecían anuncios de libreros de Brasil que informaban de la llegada de folletos procedentes de Portugal”. Según comprueba Oliveira, del Museo Paulista, la prensa y los panfletos nos invitan a revisar lo que hasta hoy son algunos supuestos al respecto de la Independencia. “Estos impresos echan por tierra la creencia de que los enfrentamientos se limitaban a una supuesta confrontación entre la colonia y la metrópoli. En el caso de los panfletos, revelan que el proceso incluyó, entre otros actores, a libertos, pequeños propietarios y a las mujeres, que incluso hasta llegaron a escribir algunos textos políticos”, concluye.

Proyecto
Los orígenes de la prensa en Brasil. Un estudio prosopográfico de los redactores de los periódicos editados entre 1808 y 1831 (nº 16/12566-7) Modalidad Beca de maestría; Investigador responsable João Paulo Garrido Pimenta (USP); Beneficiario Luís Otávio Vieira; Inversión R$ 50.077,83

Libro
BASILE, M. et al. Guerra literária: Panfletos políticos da Independência – 1820-1823. Belo Horizonte: Editorial de la UFMG, 2014.

Republicar