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ECOLOGÍA

Las metamorfosis del Bosque Atlántico

Un estudio referente a 2.000 especies registra el predominio de los animales de pequeño porte y una resistencia a la fragmentación forestal

Ricardo Kuehn/ Folhapress La arpía mayor, con 12 registros en la región estudiadaRicardo Kuehn/ Folhapress

Los animales de gran tamaño son escasos y los pequeños se volvieron dominantes, pero prácticamente no ha habido extinciones globales en el Bosque Atlántico, de acuerdo con estudios realizados en la base de datos Atlantic Series, cuya elaboración reunió a alrededor de 400 biólogos, ecólogos e ingenieros forestales de Brasil y otros países. Al reunir información de colecciones biológicas de museos, artículos científicos, recolecciones de campo, bases online, tesinas de maestría, tesis doctorales, informes técnicos e inventarios de campo que habían sido publicados −o no−, los investigadores observaron también la resiliencia −capacidad de adaptación− de las especies de mamíferos de grande y pequeño porte y de aves ante la extrema fragmentación del Bosque Atlántico. La selva que acompaña al litoral brasileño y se interna en el interior de São Paulo y de Minas Gerais ocupa alrededor del 15% del área estimada hace cinco siglos, cuando comenzó la colonización europea, y se encuentra dividida en cientos o fragmentos, la mayoría con menos de 1 kilómetro cuadrado. “Incluso con una reducción del 85% del área de Bosque Atlántico, no ha habido una extinción masiva, al menos no todavía”, dice el biólogo Mauro Galetti, docente de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Río Claro, y uno de coordinadores del trabajo.  “Hubo extinciones locales, como la del mono araña muriqui (Brachyteles arachnoides), que existía en gran parte del Bosque Atlántico y hoy en día es rarísimo, pero encontramos pocas extinciones globales entre las 2.000 especies ya estudiadas. Tres especies de aves -la lechuza marrón, el mochuelo pernambucano (Glaucidium moorerorum), la tortolita alipúprura (Claravis geoffroyi) y el contiguita reyezuelo (Calyptura cristata)− no se ven desde hace más de 20 años y probablemente ya desaparecieron. Entre los anfibios, la única especie considerada extinta es la rana Phrynomedusa fimbriata, vista únicamente en lo alto de la sierra de Paranapiacaba en 1896 y descrita en 1923.

Escasez de animales grandes
Los estudios de Atlantic Series registraron una reducción de las poblaciones de mamíferos y aves de gran tamaño. El jaguar o yaguareté, el pecarí barbiblanco (Tayassu pecari), el perro venadero (Speothos venaticus), la arpía mayor (Harpia harpyja), los tucanes y los gavilanes forestales se volvieron raros en el Bosque Atlántico, a medida que perdieron territorio o fueron cazados. Como consecuencia de ello, subraya el ecólogo Milton Ribeiro, docente de la Unesp de Rio Claro, especies de árboles de gran porte tienden a escasear, porque dependen de animales aventajados para llevar sus semillas también a grandes áreas donde puedan germinar con baja competencia con otros árboles de la región de la misma especie.

El biólogo Fernando Lima, investigador de la Unesp y del Instituto de Investigaciones Ecológicas (Ipê), con colegas de otras instituciones de Brasil y Argentina, encontró grupos de al menos 50 jaguares tan sólo en montes de Serra do Mar, del alto Paraná y Paranapanema (oeste de São Paulo) y de Misiones, en Argentina. “Las poblaciones de yaguaretés no llegan a 300 individuos, son pocas y están muy aisladas, lo cual perjudica la continuidad de la especie”, dice. Por ser escasos, los jaguares dejaron de ejercer el papel de predadores superiores de la cadena ecológica. Como consecuencia de ello, los competidores de tamaño medio, tales como el puma y el ocelote (Leopardus pardalis) ganan espacio, con efectos imprevisibles sobre las poblaciones de las habituales presas, como los carpinchos (Hydrochoerus hydrochaeris) y cerdos salvajes como los pecaríes de collar (Pecari tajacu) y el pecarí barbiblanco (Tayassu pecari).

Eduardo Cesar El puma, adaptado a grandes y pequeñas áreas de bosqueEduardo Cesar

La Atlantic Series reúne información sobre las áreas de existencia y la abundancia de −hasta ahora− 296 especies de mamíferos (de grande y pequeño porte, murciélagos y primates), 832 de aves, 528 de anfibios y 279 de mariposas, con decenas de miles de registros geográficos para cada grupo. Los trabajos científicos resultantes de esta base de datos están publicándose en la revista científica Ecology; las listas de especies con sus áreas de existencia y abundancia integran los anejos de cada trabajo y un sitio web creado por el grupo de la Unesp (bit.ly/MataAtlanticA).

Los estudios ponen en evidencia las especies más abundantes y las más raras. En el primer caso, entre los mamíferos de gran porte registrados por trampas fotográficas, el más común en los montes es el perro doméstico (Canis familiaris). En el segundo caso están, entre los monos, el tití león de cara negra (Leontopithecus caissara), con 34 registros, y el capuchino rubio (Sapajus flavius), con 44 registros en todo el Bosque Atlántico.

El cucharo blanco es el árbol campeón de dispersores: sus frutos alimentan a 38 especies de aves y mamíferos

De los trabajos emergen también las relaciones entre los animales y las plantas. En junio de 2017, el primero de los seis artículos ya publicados presentó 8.320 interacciones, en general ligadas a la alimentación, entre 331 animales (aves, mamíferos, peces, anfibios y reptiles) y 788 especies de plantas. Uno de los destacados fue un tipo de árbol encontrado en laderas y márgenes de arroyos, el cucharo blanco (Myrsine coriacea). Esta especie tenía la mayor cantidad de dispersores: sus frutos atraen a 83 especies de animales, tales como grillos, pavas, monos aulladores, zorzales y otras aves.  El mono araña muriqui del sur (Brachyteles arachnoides) y el zorzal colorado (Turdus rufiventris) despuntaron como los frugívoros con las dietas más diversificadas, por alimentarse de los frutos de 137 y 121 especies de plantas respectivamente.  “La dilucidación de las relaciones entre fauna y flora, como frugívora, herbívora, la dispersión y la polinización, es fundamental para sostener la definición de grupos funcionales de especies que se utilizarán en la restauración forestal”, comenta el biólogo Ricardo Rodrigues, de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (Esalq-USP), quien no participó en ese trabajo.

El ecólogo Jean Paul Metzger, docente del Instituto de Biociencias de la USP y uno de los coautores de ese trabajo, remarca que esa base es también una materia prima abundante para los estudios sobre la variación de las poblaciones, las áreas de existencia de especies y las interacciones entre comunidades de animales y plantas.  “Con base en la reunión de estos datos, podemos poner a prueba una serie de nuevas hipótesis: la relación entre las extinciones de la fauna y la de los árboles de gran porte, que lleva a la disminución de la biomasa del bosque”, sugiere.

“Con los datos de la Atlantic Series”, añade Galetti, “intentaremos entender de qué manera sobreviven las especies incluso ante una altísima fragmentación”. Según él, la capacidad de los animales para adaptarse a espacios más pequeños, con luminosidad y clima diferentes a los habituales, la llamada plasticidad fenotípica y conductual, ha sido poco estudiada. El puma (Puma concolor) logra vivir en la selva, en plantaciones de eucalipto o entre cañaverales y alimentarse de animales de todo tipo: desde ratones a vacas. En cambio, el yaguareté (Panthera onca), aunque puede vivir en montes cerrados o abiertos como el Cerrado y la Caatinga, necesita grandes espacios y animales de gran porte como los tapires y los pecaríes que pueda cazar.

Eduardo Cesar Los carpinchos, cuya cantidad puede aumentar a medida que los grandes depredadores van escaseandoEduardo Cesar

Gradualmente, el Bosque Atlántico se transforma en una selve de animales de pequeño porte, que se vuelven hiperdominantes. La hiperdominancia es una situación en que pocas especies responden por al menos la mitad de los ejemplares de un determinado tipo de especie de un área. Entre las 124 especies de pequeños mamíferos, las predominantes son la zarigüeya brasileña (Didelphis aurita) y la rata pigmea de patas negras (Oligoryzomys nigripes). “La hiperdominancia es un reflejo de la fragmentación, porque las especies de ese tipo se adaptan a áreas pequeñas, pero no sabemos hasta qué punto”, dice Galetti. “La posibilidad de ser un patrón general de los bosques tropicales abre un enorme campo de investigación, para entender cómo una especie se vuelve hiperdominante”. Un estudio de Science de 2013 indicó que, entre las estimadas 16 mil especies de árboles de la Amazonia, 227 (un 1,4% del total) son hiperdominantes, mientras que otras 11 mil responden por tan sólo el 0,1% del total.

Dos siglos de registros de aves
Coordinado por el biólogo Erica Hasui, docente de la Universidad Federal de Alfenas, Minas Gerais, el artículo sobre las aves, publicado en febrero de este año, ofrece una retrospectiva más amplia que otros estudios en la Atlantic Series. Reúne 183.814 registros de 832 especies obtenidos entre 1815 y 2017 en 4.122 ubicaciones. Sobre la base de esta información, Hasui y el biólogo Luis Fabio Silveira, curador de las colecciones ornitológicas del Museo de Zoología de la USP, observaron que la yacutinga (Aburria jacutinga), que en el año 1800 se extendía por los montes de casi todo el sudeste de Brasil, ahora sólo vive en los mayores fragmentos de Bosque Atlántico, situados principalmente en São Paulo.

Este inventario contiene sólo 12 registros de arpía mayor, en grandes áreas de Bosque Atlántico: el más antiguo fue en Cantagalo, en Río de Janeiro, en el año 1850, y el más reciente en Iporanga, en el interior de São Paulo, en 1992. También hay registros del final del siglo XIX de especies hoy en día raras en áreas de la ciudad de São Paulo, como la mosqueta de oreja negra (Phylloscartes paulista), un ave de hasta 10 centímetros de largo, grisácea, con pecho amarillento, que fue observada en los barrios de Santo Amaro y de Ipiranga, respectivamente, en 1897 y 1899.

Paulo Gil/ZooSP El tití león de cara negra, el mono más raro del Bosque Atlántico, con 34 registrosPaulo Gil/ZooSP

Durante este año se publicarán otros estudios de esta serie, que tratarán de anfibios, mariposas, primates, hormigas, polinizadores y árboles. Ante esta producción científica, el ecólogo finlandés Otso Ovaskainen, de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, quien en 2015 motivó a los biólogos brasileños a reunir sus datos, comentó: Es fantástico que todos estos datos estén ahora accesibles para investigadores que trabajan con ecología tropical. “Son especialmente relevantes para entender el impacto de los seres humanos sobre los ecosistemas por la fragmentación forestal y de la defaunación, por ejemplo”, dijo. “La posibilidad de combinar esta información de diferentes maneras es alentadora.”

Proyectos
1. Las consecuencias ecológicas de la defaunación en el Bosque Atlántico (nº 2014/01986-0); Modalidad Proyecto temático; Investigador responsable Mauro Galetti (Unesp); Inversión R$ 1.425.755,83
2. Nuevos métodos de muestro y herramientas estadísticas de investigación en biodiversidad: para integrar la ecología del movimiento con la ecología de poblaciones y comunidades (nº 2013/50421-2); Modalidad Ayuda a la investigación – Regular; Investigador responsable Milton Cezar Ribeiro (Unesp); Inversión R$ 1.292.448,93
3. La conservación de la biodiversidad en paisajes fragmentados de la Meseta Atlántica de São Paulo (Brasil) (nº 1999/05123-4); Modalidad Proyecto temático; Investigador responsable Jean Paul Walter Metzger (USP); Inversión R$ 1.323.617,08

Artículos científicos
BELLO, C. et al. Atlantic frugivory: a plant–frugivore interaction data set for the Atlantic Forest. Ecology, v. 98, n. 6, p. 1729, mar. 2017.
BOVENDORP, R. S. et al. Atlantic small‐mammal: a dataset of communities of rodents and marsupials of the Atlantic forests of South America. Ecology, v. 98, n. 8, p. 2226, ago. 2017.
LIMA, F. et al. Atlantic-camtraps: a dataset of medium and large terrestrial mammal communities in the Atlantic Forest of South America. Ecology, v. 98, n. 11, p. 2979, nov. 2017.
MUYLAERT, R. D. L. et al. Atlantic bats: a data set of bat communities from the Atlantic Forests of South America. Ecology, v. 98, n. 12, p. 3227, dez. 2017.
GONÇALVES, F. et al. Atlantic mammal traits: a data set of morphological traits of mammals in the Atlantic Forest of South America. Ecology, v. 99, n. 2, p. 498, feb. 2018.
HASUI, E. et al. Atlantic birds: a data set of bird species from the Brazilian Atlantic Forest. Ecology, v. 99, n. 2, p. 497, feb. 2018.
STEEGE, Hans ter et al. Hyperdominance in the Amazonian tree flora. Science, v. 342, n. 6156, 1243092, oct. 2013.

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