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Botánica

Las rarezas de la flora de Cuba

Nancy Anne Kingsbury Wollstonecraft. Especímenes de plantas y frutos de la isla de Cuba/ Departamento de colecciones raras y manuscritos/ Universidad Cornell Reproducción de una acuarela de Cactus grandiflora, realizada por Nancy Anne WollstonecraftNancy Anne Kingsbury Wollstonecraft. Especímenes de plantas y frutos de la isla de Cuba/ Departamento de colecciones raras y manuscritos/ Universidad Cornell

La biblioteca de la Universidad Cornell, de Estados Unidos, puso a disposición en forma online una copia digitalizada de un manuscrito sobre la flora de Cuba elaborado por la botánica estadounidense Nancy Anne Kingsbury Wollstonecraft (1791-1828) al comienzo del siglo XIX, que nunca fue impreso y se consideraba perdido (Cornell Chronicle, 30 de enero; Atlas Obscura, 5 de febrero). En marzo de 2018, el historiador cubano Emilio Cueto, que vive en Estados Unidos, halló en un catálogo de la colección de documentos raros de la biblioteca de Cornell un registro de la única copia del manuscrito Especies de plantas y frutos de la isla de Cuba, en tres tomos, con 220 páginas de texto, 121 acuarelas y análisis de las estructuras de las plantas. El documento había sido donado en 1923 por Benjamin Kingsbury, docente de la universidad y descendiente de Wollstonecraft. En el marco de una conferencia dictada en la universidad en noviembre de 2018, Cueto presentó el manuscrito, al cual consideró el trabajo más abarcador sobre las plantas del período colonial de la isla, por entonces bajo dominio de España. La botánica estadounidense se mudó a la provincia cubana de Matanzas en 1817, luego de la muerte de su marido, Charles, y comenzó a estudiar los árboles frutales existentes en la isla, tales como el anacardo, el mango y varias especies de cítricos, además de otros árboles, arbustos, palmeras, orquídeas y bromeliáceas. Ella recopiló sus observaciones en un manuscrito, enviándolo para su publicación en Nueva York y falleció pocos meses después, sin ver la obra impresa. Wollstonecraft no quedó completamente en el anonimato porque dos años antes publicó en la revista Boston Monthly Magazine un relato sobre la variedad de las estalactitas en las cavernas de Cuba y el “follaje fino, profundo y verde” que tapizaba el campo. La investigadora era la tía de la escritora Mary Shelley (1797-1851), cuyo nombre real era Mary Wollstonecraft Godwin y fue la autora de Frankenstein, que fue publicado en 1818.

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