De un año a otro, el número de investigadores de instituciones saudíes que forman parte de la lista de los 6.800 científicos más citados publicada por la empresa Clarivate Analytics cayó de 109 a 76. La purga se atribuye a las denuncias de que las universidades saudíes habían estado fingiendo la contratación de decenas de investigadores extranjeros altamente citados para mejorar su posición en las clasificaciones universitarias internacionales. Esta práctica no era nada nuevo. En 2011, la revista Science reveló que las universidades del país de Medio Oriente les pagaban a científicos de renombre de Europa y Estados Unidos para que las adoptaran como una segunda filiación, a cambio de que se comprometieran a pasar algunos pocos días al año en las instituciones. Al tanto de estas maniobras, un ranking tradicional de universidades de China, confeccionado por la Universidad Jiao Tong de Shanghái, dejó de considerar como parámetro las filiaciones secundarias. Para eludir este cambio, los investigadores pasaron a informar a las instituciones sauditas como filiación primaria y su empleo real como vínculo secundario.
El ardid ha sido revelado recientemente en un artículo publicado en el periódico español El País. En el mismo, se demostraba que varios científicos españoles eran parte de ese esquema. Uno de los casos era el del químico Rafael Luque Álvarez de Sotomayor, quien fue exonerado de la Universidad de Córdoba porque también estaba adscrito a la Universidad Rey Saúd, en Riad, la capital de Arabia Saudita, y a la Universidad RUDN, en Moscú (Rusia), aunque tenía un contrato en régimen de dedicación exclusiva en la institución española (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 327). Este año, Clarivate Analytics excluyó a unos 1.000 investigadores de la lista de los más citados por haber incurrido en irregularidades para ingresar a la lista.
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