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COVID-19

Las vacunas en el mundo real

Las ciudades de Serrana y Botucatu, en el interior del estado de São Paulo, se movilizan para llevar a cabo estudios de eficacia de las vacunas CoronaVac y Covishield

Una habitante de Serrana es inoculada con la vacuna CoronaVac

Instituto Butantan

Dos estudios científicos comienzan a dilucidar la efectividad de las vacunas contra el covid-19 aplicadas a la población brasileña. Del primero, realizado en la localidad de Serrana, en la región de Ribeirão Preto (São Paulo), se dieron a conocer sus resultados preliminares a finales del mes de mayo. Y trajo buenas nuevas: tras completarse el esquema de vacunación del 75 % de los adultos con la CoronaVac, el compuesto inmunizante de la empresa farmacéutica china Sinovac Biotech producido en Brasil por el Instituto Butantan, la epidemia mostró señales de hallarse bajo control. En Botucatu, otra ciudad del interior paulista, la investigación se encuentra en una etapa inicial. En mayo, casi el 100 % de la población objetivo  –los residentes de entre 18 y 60 años– recibió la primera dosis de la Covishield, desarrollada por la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, en colaboración con el laboratorio sueco-británico AstraZeneca. La segunda dosis se les aplicará a los 74 mil involucrados en el estudio los días 8 y 9 de agosto. La publicación del resultado final del estudio de Botucatu está prevista, en principio, para febrero de 2022.

“La ‘efectividad’ es como se denomina al funcionamiento de cualquier vacuna o medicamento en la vida real. Los estudios clínicos que conducen a su registro y uso permiten conocer la eficacia, la acción individual de la vacuna, pero existen límites en el conocimiento generado”, explica el epidemiólogo Carlos Magno Fortaleza, de la Facultad de Medicina de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en el campus de Botucatu, mentor y líder de la investigación. “Los estudios de efectividad determinan la protección específica para subgrupos menores, tales como los ancianos, hipertensos y diabéticos, y evalúan la protección indirecta que brinda la vacunación a los que no fueron inmunizados”. Se espera que estos estudios validen lo que se detectó en los test de eficacia, pero podría haber sorpresas, dado que la efectividad puede llegar a resultar mayor o menor que lo previsto.

En Serrana, el estudio bautizado como Proyecto S, coordinado y financiado por el Instituto Butantan y apoyado por la FAPESP, vacunó a 27.160 de los 45.644 habitantes del municipio con las dos dosis de CoronaVac en el transcurso de ocho semanas, entre el 14 de febrero y el 10 de abril. Esa cifra equivale al 96 % de la población objetivo, compuesta por los residentes mayores de 18 años. Se dividió a la ciudad en 25 subáreas, formando cuatro grandes grupos poblacionales que recibieron el inmunizante en semanas sucesivas. Cuando al tercer grupo se le administró la segunda dosis, la propagación del virus quedó bajo control, según los autores de la investigación, lo que indica que la inmunización de alrededor del 75 % de la población objetivo –el equivalente al 45 % del total de habitantes– resultó suficiente para contener la pandemia.

El principal mojón temporal utilizado por el estudio fue la 14ª semana epidemiológica, del 4 al 10 de abril, cuando se concluyó la segunda fase de vacunación de todos los grupos. “Cuando se compara el período transcurrido hasta finalizar la intervención, en la semana 14, con el período posterior, constatamos una reducción general del 80 % en los casos sintomáticos en toda la ciudad, independientemente de que hubieran sido vacunados o no”, dijo el infectólogo Ricardo Palacios, director médico de Investigación Clínica del Instituto Butantan, uno de los creadores del Proyecto S, y añadió que hubo una disminución general del 86 % en las internaciones y del 95 % en las muertes (véase la infografía).

“Esto refleja la sumatoria del efecto directo de las personas que reciben la vacuna y, por lo tanto, adquieren protección, y el efecto indirecto, que es la disminución de la transmisión del virus porque tenemos personas vacunadas en la comunidad”. Según Palacios, la sincronía en el descenso de los casos sintomáticos e internaciones entre los vacunados y los no vacunados constituye un indicador de este efecto indirecto de la inmunización. “Esta es la evidencia de la protección indirecta, también llamada inmunidad colectiva”.

También se ha registrado un descenso en la frecuencia de casos sintomáticos y hospitalizaciones de niños y adolescentes menores de 18 años, aunque esa franja etaria todavía no haya sido vacunada. “Este es un dato importante, porque en otras vacunaciones que se implementaron por grupos de edades, uno de los efectos posibles es que la infección vaya corriéndose hacia los grupos que no han sido vacunados. Lo que hemos visto hasta ahora fue un efecto protector”, dijo Palacios, haciendo hincapié en la importancia de esta información ante el debate sobre la reanudación de las clases presenciales en el país. La inmunización masiva también propició una caída de la cantidad internaciones entre los ancianos mayores de 70 y de 80 años. “La vacuna incluso protege a aquellos que por algún motivo no han sido vacunados, aun entre las franjas etarias más avanzadas”, dijo el director del Butantan.

Y ha sido objeto de loas la adhesión de la población al estudio. “Pocos programas de vacunación en el mundo registran valores tan expresivos [de cobertura de vacunación]. Y esto demuestra que la población desea vacunarse”, dijo el médico Marcos de Carvalho Borges, investigador principal del Proyecto S y docente de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto en la Universidad de São Paulo (FMRP-USP). El infectólogo Esper Kallás, del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Parasitarias de la Facultad de Medicina de la USP (FM-USP), en São Paulo, consideró extraordinario el apoyo de la población. “Cuando se observa el entorno [de Serrana] se es testigo de que el efecto de la vacuna es irrefutable. Esto demuestra su eficacia, seguridad y rendimiento a través de la variables registradas”, dijo Kallás.

Los investigadores compararon los datos de Serrana con los de otros 16 municipios de los alrededores, entre ellos Brodowski, Jardinópolis y Cravinhos. “Vemos el reflejo de una epidemia descontrolada en la región. En líneas generales, la microrregión de Ribeirão Preto está padeciendo enormemente y eso no ocurre en Serrana”, subrayó Palacios.

Se aplicaron 54.882 dosis de CoronaVac, todas donadas por la empresa Sinovac, y se reportaron 67 eventos adversos graves, pero ninguno relacionado con la vacunación. Cualquier cosa que suceda con una persona luego de ser inmunizada se registra como evento adverso, que puede clasificarse como leve, moderado, grave o potencialmente mortal. “Por ejemplo, un individuo se vacunó y dos semanas después tuvo un accidente con su automóvil. Eso es un evento adverso grave, pero no tiene ninguna relación causal con la vacuna”, dijo De Carvalho Borges.

Hasta la publicación de los resultados, a finales de mayo, se habían registrado ocho fallecimientos por covid-19 entre las personas vacunadas. Con todo, siete de ellos solo habían recibido la primera dosis. Quince días después de la segunda inoculación no se registró ninguna muerte y solo hubo dos internaciones a causa del covid-19. Una evaluación inmunológica de la población, realizada antes de comenzar el estudio, reveló que el 25,7 % de los habitantes ya habían estado expuestos al virus.

A comienzos de junio, la región de Ribeirão Preto seguía transitando una situación pandémica bastante grave y continuaba el seguimiento a la población de Serrana, un estudio que durará un año. “Al menos por ahora, estamos demostrando que la vacunación está logrando controlar la epidemia”, dice De Carvalho Borges. Según él, la investigación intentará develar cuánto tiempo dura la inmunidad conferida por la vacuna. La secuenciación genética de las muestras de casos positivos también garantizará la detección rápida de nuevas mutaciones eventuales en el virus.

Los resultados principales se presentaron a la prensa y al público en general y los investigadores siguen analizando la información generada por el estudio para elaborar un artículo científico. “Lo que hemos divulgado fue un análisis más bien descriptivo, como los datos de eficacia. Ahora necesitamos diseñar un modelo matemático que describa nuestros hallazgos. Esperamos tener listo ese modelo en las próximas semanas”, informó De Carvalho Borges a Pesquisa FAPESP.

Lucas Martins / Fotoarena Una voluntaria recibe la vacuna contra el covid-19 en Botucatu, a principios de mayoLucas Martins / Fotoarena

Aunque Serrana sigue cumpliendo las reglas establecidas en el Plan São Paulo para hacer frente al covid-19, De Carvalho Borges piensa que el municipio podrá acceder a una flexibilización en las restricciones antes que otros municipios. “Es natural que algunas actividades vuelvan antes a la normalidad en Serrana, tal vez un porcentaje mayor de alumnos en la escuela o la realización de algunos eventos. No tiene sentido que una ciudad tenga a su población casi completamente vacunada, con la pandemia controlada y no libere nada. Pero para ello se necesita una coordinación central y también que dicha flexibilización esté vinculada al Plan São Paulo”.

El estudio en Botucatu, que se lleva a cabo con la vacuna Covishield, producida por la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) se encuentra algunos pasos por detrás del de Serrana. Los implicados en la investigación, por ahora están dedicados al monitoreo de los casos mientras preparan una nueva ronda de vacunación masiva, en la que la población objetivo recibirá la segunda dosis durante dos días del mes de agosto. En la primera fase, se vacunó a 67.000 personas en un solo día, el 16 de mayo. Otros 7.000 recibieron la primera dosis en la semana siguiente. Los ancianos mayores de 60 años y los profesionales del área de la salud ya habían sido vacunados previamente por el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI). Las embarazadas y puérperas no participan en el estudio.

“Todos aquellos que figuraban en el padrón electoral y poseían comprobante de residencia fueron vacunados en un solo día. Los otros días se utilizaron para otros casos no contemplados, tales como la inmunización de los alumnos de la Unesp de Botucatu o los antiguos residentes en el municipio que pudieran demostrarlo pero que no habían cambiado su domicilio electoral. Esos casos fueron evaluados con la ayuda de la Orden de Abogados de Brasil y del Ministerio Público, para tener la certeza de que eran residentes”, relata Fortaleza. “Ello fue de vital importancia, pues el riesgo de una invasión de gente de otras localidades era grande. No puedo afirmar que lo evitamos por completo, pero gracias a esa estrategia pudimos reducir bastante esa posibilidad”.

Con el afán de reducir las aglomeraciones, se vacunó a la gente en los mismos distritos electorales donde votan y en horarios definidos según su edad. Unas 2.500 personas se ofrecieron para trabajar en la organización o como vacunadores. “Contamos con el apoyo de alumnos de la Facultad de Medicina, profesionales de la salud y gente de otras áreas que ayudaron en la organización. El proyecto generó un gran entusiasmo entre la población”, dice Fortaleza.

La investigación está a cargo de la Unesp y cuenta con el apoyo de la alcaldía local, del Ministerio de Salud, que donó las vacunas de la Fiocruz y aportará alrededor de 10 millones de reales para la compra de reactivos y máquinas de secuenciación genética, y de la Fundación Bill y Melinda Gates. La misma se está llevando a cabo en colaboración con las universidades de Oxford y Federal de São Paulo (Unifesp). Dos laboratorios de biología molecular de la Unesp han realizado la secuenciación de los genomas de los virus hallados en los casos positivos del municipio y de otras 12 localidades menores de la región, que servirán como control. “Gracias al parque tecnológico montado a lo largo de los años con la ayuda de la FAPESP, estamos logrando hacer frente a este reto”, dijo Fortaleza.

A mediados de junio, el trabajo de secuenciación aún aguardaba los recursos prometidos por el ministerio para cobrar impulso, pero a partir de las muestras secuenciadas pudo saberse que la mayoría de los casos tienen como agente a la variante P1, detectada inicialmente en la ciudad de Manaos, estado de Amazonas, que fue rebautizada como variante gamma. En Serrana, el escenario era el mismo.

Si bien se escogió una metodología diferente a la del Proyecto S –que optó por un estudio de implementación escalonada, desarrollando la vacunación a lo largo de ocho semanas–, Fortaleza no oculta su admiración por el trabajo coordinado por el Instituto Butantan. “Lo de Serrana fue un incentivo. Pero no nos basamos en ninguna experiencia previa y optamos por una metodología independiente y diferente”, subraya el investigador, resaltando, entre las diferencias, la decisión de vacunar a la población objetivo de una sola vez.

Con una vasta experiencia en campañas de vacunación en el país, el médico José Cassio de Moraes, de la Facultad de Ciencias Médicas del Hospital Santa Casa de São Paulo, sigue con interés los estudios brasileños de efectividad, así como los que se llevan adelante en otros países, tales como Uruguay, Israel e Inglaterra. “La investigación en Serrana es importante y prometedora, pero los datos aún son provisionales”, dice De Moraes, quien también es miembro de la Comisión de Epidemiología de la Asociación Brasileña de Salud Colectiva (Abrasco).

Para él, es fundamental que las investigaciones puedan determinar si las variantes que circulan en Brasil tienen características capaces de reducir la protección que brindan las vacunas. Esta es una información clave, y todavía más en el contexto brasileño, en el que la vacunación avanza con lentitud. “El PNI dispone de capacidad para vacunar, holgadamente, a 2 millones de personas por día. Contamos con 36.000 salas de vacunación. Eso arrojaría 10 millones de dosis por semana, 50 millones al mes. En seis o siete meses se podrían aplicar las dos dosis a toda la población”, dice. “Pero para eso es necesario tener vacunas. Y nosotros llegamos tarde al proceso”, se lamenta.

Proyecto
Desarrollo de una vacuna contra el covid-19 (n° 20/10127-1); Modalidad Investigación en Políticas Públicas; Investigador responsable Dimas Tadeu Covas (Instituto Butantan); Inversión R$ 32.501.477

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