El acceso a documentos oficiales del Reino Unido se ha modificado considerablemente en los últimos años. Desde 1958, los documentos con más de 30 años de antigüedad son seleccionados por el gobierno para su preservación y posterior difusión. Pero recientemente, el Parlamento Británico aprobó el Freedom of Information Act, que posibilitó que a partir de solicitudes individuales puedan desclasificarse y liberarse diversos documentos para darlos a conocer incluso antes del período previsto por ley. Con base en esas informaciones, fue posible, por ejemplo, conocer y analizar la postura del Reino Unido en relación con la situación política brasileña en 1964, y las redes de información que existían en aquella época entre Londres y Washington.
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Los documentos indican que la posibilidad de un golpe de Estado en Brasil no era una novedad para la diplomacia británica. En una carta remitida en enero de 1964 al Departamento Americano del servicio diplomático británico con respecto a la posibilidad de un golpe de Estado en Brasil, el consejero Ronald Burroughs reportó un “brote de rumores y declaraciones sobre la posibilidad de un golpe de Estado”.1 Burroughs sostiene que “esa posibilidad podría tomar cuerpo partiendo desde diferentes sectores, de la derecha, de la extrema izquierda, y del presidente”.2 De acuerdo con informes obtenidos por intermedio del agregado militar de Estados Unidos, “el general Castello Branco […] le advirtió al ministro de Defensa que no podría contar con el Ejército apoyando un golpe del presidente. Ante cualquier acto que se iniciara en ese sentido, él, Castello Branco emitiría un llamado a las tropas para oponerse a ello”.3
La lectura de esos documentos pone en evidencia que tales informes se obtenían no sólo por intermedio de brasileños cercanos a la diplomacia británica ‒entre los cuales se hallaba el periodista Ruy Mesquita, de O Estado de S.Paulo‒ sino también a través de un sistema de cooperación entre el Reino Unido y Estados Unidos. Tal cooperación radicaba en el acceso británico a los boletines informativos de la CIA (uno de los cuales sugirió vehementemente la confirmación de Castello Branco en el cargo de presidente un día antes de su designación), así como en el intercambio de información con representantes de la diplomacia estadounidense, entre los que figuraba John Plank, jefe de la división de América Latina del Bureau of Intelligence and Research, y Ellsworth Bunker, el embajador de EE.UU. ante la Organización de Estados Americanos (OEA).
WILLIAM TORRES LAUREANO DA ROSA / NATIONAL ARCHIVESLos documentos no aportan solamente indicios directos de los acontecimientos y de quiénes se hallaban involucrados, según los diplomáticos de esa época. El cruzamiento de la información recabada en los documentos británicos con la existente en EE.UU. revela aspectos sumamente importantes de esa “colaboración”. En ese período, por ejemplo, se observa que, si bien EE.UU. y el Reino Unido eran aliados y compartían información sobre Brasil, esto no transcurría en forma irrestricta. En los documentos desclasificados, la participación de EE.UU. en el golpe de Estado fue mantenida en secreto por la diplomacia británica. En un informe sobre una conversación con Dean Rusk (el secretario de Estado de EE.UU.) sobre esa posible participación de EE.UU., con fecha del 1º de abril de 1964, el embajador británico en Washington, Lord Harlech, reportó que en lo concerniente a la destitución del presidente Goulart, EE.UU. “tendría escasa influencia, si es que la tenía, en los eventos que estaban a punto de suceder”.4 Esa ausencia de participación estadounidense en el golpe figura como algo consensuado en la correspondencia diplomática británica de 1964, y fue debatida nuevamente y reafirmada en dos ocasiones diferentes, por las denuncias acerca de la cooperación de EE.UU. realizadas tanto por periódicos franceses como por el periodista brasileño Bocaiúva Cunha. Todavía hay mucho por esclarecer sobre ese período, y el acceso a una cantidad mayor de documentos en archivos brasileños, de EE.UU. y del Reino Unido, constituye efectivamente una herramienta importante para lograrlo.
William Torres Laureano da Rosa. Doctorando en relaciones internacionales en la University of Sussex e investigador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología para Estudios sobre Estados Unidos (INCT-INEU).
Notas
1. “I am afraid that this present letter must also be rather woolly, but I think you should have it on record that there has been an outbreak of rumours and statements concerning possible coups d’état” (FO 371/ 173760)
2. “As usual, these coups d’état are predicted as coming from variously the Right, the extreme Left, and the President” (FO 371/ 173760)
3. “General Castello Branco […] warned the Minister of War on January 16 that the latter should not count on the Army supporting a coup by the President. If any such move were set on foot he, Castello Branco, would call out troops to oppose it” (FO 371/ 173760)
4. “The Americans were watching the situation very closely, but they would have little influence, if any, on the course of events” (FO 371/ 173761, Opinion of Mr Rusk on the situation developing in Brazil: no U.S. influence on course of events)