Al igual que los seres humanos y algunos otros primates, los gorilas también exhiben comportamientos característicos del duelo. Esa es la conclusión a la que arribó un grupo de investigadores del Fondo Internacional Dian Fossey para el Estudio de los Gorilas, del Instituto Congolés para la Conservación de la Naturaleza, y de las universidades de Upsala, en Suecia, y de California, en Estados Unidos. Valiéndose de fotos y videos, los primatólogos monitorearon la interacción de los gorilas orientales de montaña (Gorilla beringei beringei) con los adultos muertos de su banda en el Parque Nacional de los Volcanes, en Ruanda. Titus, un macho de 38 años de edad, y Tuck, una hembra de 35 años, pertenecían al mismo grupo y murieron por complicaciones relacionadas con su edad avanzada. Los investigadores observaron que los miembros del grupo permanecieron reunidos alrededor de los cuerpos durante varios días. Algunos solamente los observaban. Otros los olían, tocaban o lamían a los muertos (PeerJ, 2 de abril). Dos particularidades llamaron la atención. Un joven gorila se quedó cerca de Titus durante dos días. Otro, hijo de Tuck, cuidó el cuerpo de su madre y llegó a intentar mamar de su pecho. Las expresiones de congoja no parecen estar restringidas a los miembros de esa banda o de la misma subespecie. Los gorilas orientales de montaña exhibieron un comportamiento similar cuando hallaron el cuerpo de un gorila oriental de llanura (Gorilla beringei graueri), en el Parque Nacional de Kahuzi-Biega, en la República Democrática del Congo: deambularon alrededor del cuerpo y acomodaron sus restos mortales. Los hallazgos amplían el debate acerca del modo en que los animales perciben y procesan la muerte.
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