La costa del norte y noreste de Brasil alberga uno de los bosques de manglares más grandes del mundo. Estos constituyen el área de reproducción de una amplia variedad de animales marinos, protegen la costa de las olas y contra el aumento del nivel del mar. Ya se sabía que constituyen importantes sumideros de dióxido de carbono asociados con el cambio climático. Y ça capacidad de este tipo de vegetación para almacenar gases de efecto invernadero es ahora más conocida. Un estudio realizado por investigadores de Brasil y Estados Unidos determinó que en la Amazonia cada hectárea de manglar contiene el doble de carbono que la misma área forestal (Biology Letters, 5 de septiembre). En el noreste, 1 hectárea de manglares almacena al menos ocho veces más carbono que 1 hectárea de vegetación del bioma Caatinga. El equipo coordinado por John Boone Kauffman, de la Universidad del Estado de Oregón, Angelo Bernardino, Universidad Federal de Espíritu Santo (Ufes), y Tiago Ferreira, Facultad de Agricultura de Luiz de Queiroz, Universidad de São Paulo (Esalq-USP), obtuvo estos valores después de pasar cuatro años realizando mediciones en áreas de manglares preservadas y en regiones donde se había eliminado este tipo de bosques. En un estudio anterior, el mismo equipo había cuantificado el dióxido de carbono que estos ecosistemas liberan en el aire cuando son devastados, generalmente para dar paso a las pasturas o a la producción de camarones. En el noreste, la conversión de 1 hectárea de manglar a camaronera produce aproximadamente 10 veces más dióxido de carbono que la quema de 1 hectárea de bosque continental. Este volumen de carbono es equivalente al acumulado en el suelo de manglar durante más de 180 años (Ecology and Evolution, mayo).
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