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salud pública

Los virus de la negligencia

La falta de atención ante los brotes de viruela símica en África y el fin de la vacunación contra la viruela humana facilitan la propagación de la enfermedad, que llegó a Brasil

Imagen de microscopía electrónica coloreada artificialmente en la que pueden verse copias del virus de la viruela del mono (en amarillo) mantenidas en un cultivo de células en laboratorio

NIAID

El virus de la viruela del mono (Monkeypox virus) se ha propagado por más de 40 países en los últimos meses y llegó a Brasil a principios de junio. El día 6 de ese mes, tras la detección de 10 casos sospechosos en varias ciudades, el Instituto de Infectología Emílio Ribas, de la ciudad de São Paulo, confirmó la detección del virus en un hombre de 41 años que había viajado a España y Portugal, países con una alta cantidad de casos, y fue internado en ese hospital con síntomas de la enfermedad.

Al día siguiente, el 7 de junio, un equipo del Instituto de Medicina Tropical de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (IMT-FM-USP) coordinado por la médica Ester Sabino realizó la secuenciación genética –la primera en el país– del virus recolectado de las lesiones en la piel de ese paciente. El resultado, que se completó en 18 horas, fue entregado a las autoridades médicas y posteriormente confirmado mediante análisis de laboratorio. El genoma fue publicado dos días después en el sitio web virological.org, y comparado con otros 81 que ya se hallaban registrados en la base de datos genéticos GenBank; y mostró gran similitud con los virus circulantes en Portugal, Alemania, Estados Unidos y España.

Tras ello, aparecieron nuevas confirmaciones. El sábado 11, la Secretaría de Salud del Estado de Minas Gerais informó el fallecimiento de una persona en el estado, presuntamente por viruela símica, donde no se registró ningún otro caso de la enfermedad. El mismo día, la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo dio a conocer un segundo caso: un residente de 29 años de la localidad de Vinhedo, en el interior paulista. El domingo 12, el Ministerio de Salud confirmó un tercero, en este caso un hombre de 51 años residente en Porto Alegre, estado de Rio Grande do Sul, que había viajado a Portugal.

De origen aún incierto, el Monkeypox virus circula por el mundo –e infecta a la gente– desde hace tiempo. Los primeros casos de viruela símica en humanos se detectaron en la década de 1970 en la República Democrática del Congo (RDC), y la enfermedad llegó en las décadas posteriores a Nigeria y otros países de África Occidental. En 2003 apareció en Estados Unidos, y entre 2018 y 2019 en el Reino Unido, Singapur e Israel.

Entre 2010 y 2019, si se lo compara con la década de 1970, el número de casos se multiplicó por 10 y los niños cedieron su lugar de grupo predominante de afectados a los adultos de entre 20 y 40 años. Desde el mes de mayo y hasta el 24 de junio de 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lleva un registro de 4.106 personas afectadas por el virus en Europa, América, Medio Oriente y Australia.

“La propagación del virus era previsible porque los casos en África estaban aumentando y casi nadie les prestaba demasiada atención”, comenta la viróloga Clarissa Damaso, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), asesora del consejo de la OMS para los estudios del virus de la viruela humana, erradicada en todo el mundo en 1980. “Hubo una negligencia total al respecto de lo que ocurre en África, tal como sucediera antes con el virus del Ébola, que registra brotes desde 1976 y solo cobró notoriedad en 2016, cuando llegó a Europa y a Estados Unidos”.

Lo que nadie había previsto, según ella, es lo que se denomina transmisión sostenida –o comunitaria– del virus de la viruela del mono de una persona a otra, ampliando la cantidad de casos.

El Monkeypox virus, detectado en 1958 en los monos de un laboratorio en Dinamarca –aunque también infecta a roedores silvestres–, provoca una enfermedad similar a la viruela humana, aunque de menor gravedad, que comienza con cefaleas y dolores corporales, fiebre e inflamación de los ganglios linfáticos debajo de la mandíbula o en la nuca y culmina con la aparición de pústulas –ampollas en la piel– que liberan millones de virus cuando se rompen. Al igual que la viruela, también deja marcas en la piel.

En algunos países, como el Reino Unido, la mayoría de las personas afectadas corresponde a los hombres que tienen sexo con hombres (HSH), que por lo general se ven afectados por una forma leve de la enfermedad, aunque también se han infectado mujeres y niños. “Una de las mayores dificultades del brote actual es el seguimiento de los casos nuevos”, dice Damaso.

El virus de la viruela símica se transmite principalmente por el contacto con fluidos respiratorios, lesiones, ropa u objetos de las personas infectadas. La letalidad (el número de muertes en relación con el total de casos) oscila entre un 10 % en África Central y un 3,6 % en la región occidental del continente. Esta cifra es inferior a la letalidad promedio de un 30 % en el caso de la viruela humana, según consta en un estudio de revisión realizado por científicos de Holanda, Suiza, Alemania y Estados Unidos, publicado en febrero de este año en la revista científica PLOS Neglected Tropical Diseases.

Los autores de ese trabajo atribuyen el avance de la viruela del mono en las últimas décadas al final de la inmunización contra la viruela, en 1979. La vacuna promovía una protección cruzada, que también bloqueaba a otros virus del género Orthopoxvirus; por eso es que aquellos que no han sido vacunados son más susceptibles que quienes la recibieron.

El 20 de mayo, la Organización Panamericana de la Salud (Opas), la rama regional de la OMS, emitió un alerta epidemiológico con recomendaciones para la identificación del virus y los recaudos médicos que deberían tomarse con las personas infectadas. En los países donde ya se han registrado casos, las autoridades sanitarias han hecho hincapié en que el brote actual puede ser contenido adoptando medidas de prevención, que incluyen el aislamiento de los individuos infectados y el lavado de su ropa con agua caliente. El tratamiento consiste en la administración de antivirales y medicamentos para combatir los síntomas.

Atentos a la recomendación de la OMS, Canadá, Estados Unidos y el Reino Unido comenzaron a utilizar la vacuna contra la viruela humana para inmunizar a las personas que tuvieron contacto con un caso confirmado y detener la propagación del Monkeypox, según publica la revista Nature en su edición del 8 de junio.

“Los brotes como el de este virus no deben convertirse en una preocupación mayor que la que ya tenemos”, comenta el infectólogo Marcos Boulos, profesor sénior de la Universidad de São Paulo (USP) y asesor especial de la Coordinación de Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud del Estado de São Paulo. La OMS considera que el riesgo de empeoramiento de la situación a nivel mundial es moderado, pero reconoce que es la primera vez que este virus aparece simultáneamente en tantos países.

Según Boulos, este tipo de problemas son, en cierto modo, esperables. “A causa de nuestro contacto estrecho con otros animales, van a aparecer otros virus, o ya lo han hecho y aún no los hemos detectado”, sostiene.

Este no es el único poxvirus (poxviridae) circulante en Brasil. Con su grupo de trabajo, Damaso identificó el virus Cantagalo (CTGV), una variedad del Vaccinia (VACV) –utilizado en la fabricación de la vacuna contra la viruela humana– que fue descrito en un artículo publicado en noviembre de 2000 en la revista Virology. El Cantagalo virus, descubierto inicialmente en pequeñas fincas rurales del interior de los estados de Río de Janeiro, Minas Gerais y Espírito Santo, también provoca la aparición de pústulas (en la ubre de las vacas y en las manos y brazos de los ordeñadores) y en los últimos años se ha extendido a otros estados brasileños, incluyendo los de la región norte, a través de los trabajadores rurales que ordeñan a las vacas manualmente y trabajan en varias granjas. No hay estadísticas acerca de la cantidad de personas afectadas.

Artículos científicos
DAMASO, C. R. A. et al. An emergent poxvirus from humans and cattle in Rio de Janeiro State: Cantagalo virus may derive from Brazilian smallpox vaccine. Virology. v. 277, n. 2, p. 439-49. 25 nov. 2000.
BUNGEL, E. M. et al. The changing epidemiology of human monkeypox – A potential threat? A systematic review. PLOS Neglected Tropical Diseases. v. 16, n. 2, e0010141. 11 feb. 2022.

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