Luzio, como se ha dado en llamarlo al esqueleto humano más antiguo hallado en el estado de São Paulo, vivió hace unos 10.400 años en la actual región de Vale do Ribeira y desciende de la misma población ancestral que pobló América hace 16.000 años. Genéticamente era muy parecido a los indígenas actuales que habitan en el interior de Brasil, sin relación directa con los pueblos del litoral. El análisis de 33 muestras de material genético de osamentas humanas procedentes de todas las regiones del país, realizado por 20 instituciones nacionales y seis extranjeras, ha afianzado la hipótesis de que una única oleada migratoria ocupó América. “Todos los pueblos antiguos o actuales de América del Sur se originaron a partir de ese grupo de migrantes primigenios”, comentó el arqueólogo André Strauss, del Museo de Arqueología y Etnología de la Universidad de São Paulo (MAE-USP), uno de los autores del trabajo. Sin embargo, los primeros habitantes de Brasil no constituían un grupo único y homogéneo. Luzia, el fósil de alrededor de 12.000 años encontrado en una caverna de Minas Gerais, Luzio y otro esqueleto descubierto en el municipio de Pains, en Minas Gerais, tenían tramos de ADN que los distinguían entre sí y presentaban diferencias culturales: todos eran cazadores-recolectores, pero el pueblo de Luzio erigía sambaquíes (montículos de conchas) a orillas de los ríos, mientras que el de Luzia no lo hacía. (Nature Ecology and Evolution, 31 de julio).
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