Un apósito constituido por cientos de agujas microscópicas que se disuelven en el organismo promete una mejora en el tratamiento del cáncer de piel mediante una terapia fotodinámica, que emplea luz láser para activar los compuestos que destruyen las células tumorales. Las microagujas permiten inyectar ácido aminolevulínico en capas más profundas de la piel que mediante el uso de pomadas a base de ese compuesto. Cuando se lo activa por medio de un haz de luz láser, el ácido desencadena la producción de compuestos tóxicos para las células enfermas. Las pruebas con animales de laboratorio portadores de una de las variantes humanas de cáncer de piel indicaron que las microagujas incrementaron en un 95 % la proporción de células destruidas, que era de un 83 % en los animales tratados con la aplicación de la pomada tópica (Journal of Biophotonics, 27 de septiembre). “Para lograr que esta técnica sea tan eficiente como la cirugía, debemos mejorar el índice de destrucción del tumor”, dice el físico Vanderlei Bagnato, de la Universidad de São Paulo (USP) en São Carlos, coordinador del estudio y del Centro de Investigaciones en Óptica y Fotónica, uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) de la FAPESP.
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