Hace 100 años, cuando en Brasil las mujeres ni siquiera podían votar, una joven de 19 años sobresalió por lo que, en su momento, fue tildado como “una osadía”. Sin pelos en la lengua, la muchacha, que oficiaba como secretaria de la asamblea fundacional de la Liga Femenina Brasileña, un grupo centrado en el debate de los derechos femeninos, no pudo contenerse y cuestionó los discursos de un obispo y un sacerdote en una ceremonia que se llevaba a cabo en el salón de la Asociación de Empleados de Comercio, en Río de Janeiro. “Esos religiosos, invitados por un grupo de católicas, generaron revuelo entre la audiencia al enumerar las penas en el infierno que algunas mujeres tendrían que saldar en caso de no avenirse a convertirse al catolicismo”, relata Valéria Lamego, investigadora visitante del Programa Avanzado de Cultura Contemporánea de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). “En medio del tumulto, Cecília Meireles tomó la palabra y advirtió: ‘La Liga Femenina será una institución laica, recibirá a personas de todos los credos religiosos. Yo soy una librepensadora’”.
La mujer que se describe en las líneas anteriores no condice para nada con la imagen frágil que suele adjudicársele a la poetisa Cecília Meireles (1901-1964). “De hecho, son pocos los que conocen su trayectoria, la de una mujer que siempre trajinó y bregó por sus ideas”, dice Lamego. “Ella no enarboló banderas políticas en su obra poética, pero sí fuera de ella”. En las últimas cuatro décadas, al alumbrar aspectos poco conocidos de la vida y obra de la autora, estudiosas tales como Lamego y Ana Maria Domingues de Oliveira han concretado una contribución para deconstruir el estereotipo de quien fuera folclorista, dramaturga, crítica literaria, docente, periodista y traductora de autores extranjeros entre quienes se cuentan la británica Virginia Woolf (1882-1941), el español Federico García Lorca (1898-1936) y el indio Rabindranath Tagore (1861-1941). Y también fue artista visual, tal como dan fe los dibujos que ilustran este artículo y que forman parte del libro intitulado Batuque, samba e macumba: Estudos de gesto e de ritmo 1926-1934, editado originalmente en 1983 por la editorial Funarte con el auspicio de una institución bancaria, y que tuvo una tercera reedición al final del año pasado que corrió por cuenta de Global Editora. “Además de ser una gran poeta, Cecília Meireles era una intelectual multifacética”, pondera Oliveira, docente jubilada de la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidade Estadual Paulista (FCL-Unesp), campus de Assis. “Lamentablemente, quedó estigmatizada, incluso en el ámbito académico, como una ‘poeta etérea y ajena al mundo real’, que escribía ‘poesía femenina’, una cosa de menor importancia, siguiendo con el mismo punto de vista”.
Cortesía de Global EditoraPara João Adolfo Hansen, profesor jubilado de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (FFLCH-USP), la dificultad de encuadrar a la obra de Meireles en una única fórmula literaria puede haber obstaculizado su percepción en la crítica de académica. “Se la reconoce como una excelente poeta moderna, con gran dominio técnico, pero su timbre es más bien musical, melancólico, contemplativo, sin los rasgos más evidentes de la deconstrucción modernista de la tradición y mucho más cercana al simbolismo de las postrimerías del siglo XIX”, analiza el autor de Solombra, ou a sombra que cai sobre o eu (editorial Hedra, 2005), un ensayo al respecto de la obra homónima publicada por la poeta en 1963. “A partir de la década de 1950, la crítica, al menos la paulista, fue muy influenciada por el rigor concretista que no comprendía la melodía de Cecília Meireles. Tal vez esperaban de ella algo que nunca fue o incluso nunca deseó ser. Ella tenía una voz propia, pero acabaron tildándola como una poeta conservadora, alienada, superada”.
Cabe recordar que la propia autora pudo haber contribuido para la construcción de esa imagen de artista alienada cuando, por ejemplo, declaró a la revista O Cruzeiro, en la década de 1950, que su defecto principal era “una cierta ausencia de mundo”. Según Anélia Montechiari Pietrani, coordinadora del Núcleo Interdisciplinario de Estudios de la Mujer en la Literatura (Nielm) de la Facultad de Letras de la UFRJ, la crítica fue aún menos receptiva a la obra de Meireles en la década de 1970. De esa época emerge el ensayo Literatura e mulher: Essa palavra de luxo (1979), donde la poeta carioca Ana Cristina Cesar (1952-1983) analiza, partiendo de libros de Cecília Meireles y de la poeta mineira Henriqueta Lisboa (1901-1985), qué sería la “poesía femenina”, el lugar que ocupaba la mujer en el medio literario y la percepción de esa obra por los críticos y los lectores. En el ensayo, ella critica “el temario siempre erudito y refinado”, donde todo “es limpio, tenue y etéreo” y especula si “tras esa concepción fluida de la poesía no se escondería un silenciamiento sintomático de los temas de mujeres o de una posible poesía moderna de mujer, violenta, peleadora y estrafalaria omnipotente”. Según el análisis de Pietrani, se trata de “un texto escrito al sabor de la emergencia del movimiento feminista en Brasil, que en aquel tiempo rechazaba el lirismo de Cecília Meireles”.
Cortesía de Global EditoraComo resultado de ello, analizan los eruditos, la mala voluntad en lo que respecta a su obra literaria también acabó eclipsando la actuación de Meireles en otros campos. Uno de los puntos de inflexión fue la tesina de maestría que Lamego defendió en la UFRJ, en 1995, y que al año siguiente fue publicada bajo el título A farpa na lira: Cecília Meireles na Revolução de 30 (editorial Record). Ese estudio reveló la aguerrida actividad política de la poeta al frente de la página de la educación en el periódico carioca Diário de Notícias, entre 1930 y 1933. En los artículos que publicó allí, Meireles oficia como vocera de los conceptos de la Escuela Nueva, articulados por educadores y pensadores como por ejemplo el estadounidense John Dewey (1859-1952), y que en Brasil fueron incorporados por intelectuales tales como Fernando de Azevedo (1894-1974) y Anísio Teixeira (1900-1971). La poeta se sumó pronto a sus coterráneos y fue una de las signatarias del Manifiesto de la Nueva Educación al Gobierno y al Pueblo (1932). “Cecília Meireles abogaba de manera combativa, sin perder su buen humor e ironía, por una educación pública, laica y progresista”, dice Lamego. “En la década de 1930 planteó desde el periódico un debate por la incorporación de clases de filosofía y música en los planes de estudio y sostuvo una postura vehemente en contra de la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas, articulada por la Iglesia Católica y por Getúlio Vargas (1882-1954). Ella, que había apoyado el ascenso de Vargas al poder, quedó decepcionada enseguida con el rumbo que tomó su gobierno e incluso llegó a tildarlo en aquellas páginas como ‘señor dictador’, pero perdió la partida y fue despedida del periódico”.
Dicho sea de paso, Meireles nunca dejó de colaborar con la prensa. Se estima que, entre 1920 y 1964, escribió más de 2 mil crónicas, y la última fue publicada en el periódico Folha de S.Paulo dos meses antes de su fallecimiento, en aquel año, víctima de un cáncer. “Aparte de la educación, el folclore y la literatura, ella incursionó en temas tales como viajes, animales, alimentación, artistas y amigos”, relata Lamego. Gran parte de ese material no es muy conocido, según Oliveira. “No solo las crónicas, sino, por ejemplo, las entrevistas que realizó como periodista y la numerosa correspondencia que mantuvo con interlocutores tales como el escritor portugués Armando Côrtes-Rodrigues [1891-1971]”, lamenta la experta. “La publicación de la obra de Cecília Meireles está trabada por el tema de los derechos de autor, propiedad de la familia de la poeta, y por eso hay mucho material que aún no ha podido recopilarse en algún libro”.
Cortesía de Global EditoraRecientemente, Sérgio Alcides Pereira do Amaral, de la Facultad de Letras de la Universidad Federal de Minas Gerais (Fale-UFMG), se topó con parte de ese material. Ahora él investiga las actividades de la autora como colaboradora del periódico carioca A Manhã durante la dictadura del Estado Nuevo (1937-1945), período en el cual también publicó los libros de poesía Vaga música (1942) y Mar absoluto e outros poemas (1945). Según el académico, más allá de las crónicas semanales, con un cariz más literario, Meireles fue la autora entre 1941 y 1943 de una columna prácticamente diaria, intitulada “Docentes y estudiantes”. En ella, retomó la defensa que había iniciado en la década anterior por una educación pública, laica y de emancipación. “Con todo, en ese caso se trata de una acción más apaciguada, en la que ella no cuestiona frontalmente al régimen. Al margen, en aquella época ella incluso dirigía también la revista Travel in Brazil (1941-1942), una publicación en inglés creada por el Departamento de Prensa y Propaganda del gobierno de Vargas para tratar de atraer el turismo extranjero en Brasil, que contaba entre sus colaboradores con Mário de Andrade”, relata. Según estima Pereira do Amaral, durante aquel período se publicaron en el periódico más de 500 textos firmados por Meireles y al menos 360 de ellos nunca fueron recopilados en ningún libro, incluyendo la extensa serie de estudios intitulada Infância e folclore. “Todavía queda mucho por investigar y revelar sobre Cecília Meireles”, dice.
Según Oliveira, el interés académico por la trayectoria de la poeta cobró nuevo impulso con el centenario de su nacimiento, celebrado en 2001 con distintos eventos que se llevaron a cabo en instituciones tales como la USP y la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS). En el catálogo de tesis y tesinas de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes), se encuentran disponibles actualmente más de 160 estudios sobre la poeta elaborados en Brasil en los últimos 30 años. Es una cantidad significativa, opina la especialista. “Cuando comencé mi investigación de maestría, al inicio de los años 1980, en el Instituto de Estudios del Lenguaje de la Unicamp, no pude ubicar más que 10 tesinas y tesis referidas a ella”, recuerda Oliveira, autora de Estudo crítico da bibliografia sobre Cecília Meireles (Editorial Humanitas, 2001).
Según Murilo Marcondes de Moura, de la FFLCH-USP, la poeta carioca ocupa actualmente un lugar curioso dentro de la academia, al menos en las carreras de letras. La producción meireliana tal vez no sea debatida de manera sistemática en las materias de grado, pero en el posgrado existe un marcado interés en ella”, comenta el autor de O mundo sitiado: A poesia brasileira e a Segunda Guerra Mundial (Editorial 34, 2016), en donde dedica un capítulo a Cecília Meireles. En los últimos años él dirigió alumnos en dos tesinas de maestría y una tesis doctoral sobre la poeta. Entre esos trabajos, figura Inventário de delicadezas: Desenho, poesia e memória en Cecília Meireles, la tesis de doctorado defendida al final del año pasado por Vivian Caroline Fernandes Lopes en la FFLCH-USP. “Me propuse reunir los elementos gráficos que le interesaban a Cecília Meireles desde la infancia, tales como el dibujo, la caligrafía y el bordado, para tratar de entender lo que la escritora incorporó de su faceta como artista visual y viceversa”, explica la investigadora.
El punto de partida fue el libro Batuque, samba e macumba, que ella conoció hace unos 10 años e incluye la conferencia “Batuque, samba y macumba”, que Meireles dictó en Portugal, en 1934, así como dibujos de su propia autoría, realizados entre 1926 y 1934. En ellos, recurriendo a estereotipos tales como bahianas y sambistas, la dibujante registra la presencia de la cultura africana en el cotidiano carioca. “Ellos documentan las prácticas y lenguajes corporales del samba y de los terreiros [los espacios destinados a la práctica de rituales religiosos afrobrasileños] en los decenios de 1920 y 1930”, dice Lopes. Esa misma publicación inspiró a la historiadora Ana Paula Leite Vieira para estudiar la faceta folclorista de la poeta carioca en su tesina de maestría Cecília Meireles e a educação da infância pelo folclore (1930-1964), que defendió en 2013 en el Departamento de Historia de la Universidad Federal Fluminense (UFF), bajo la dirección de Martha Abreu. “Las ilustraciones de Meireles muestran que Gilberto Freyre no era el único que, en la década de 1930, reflexionaba sobre la presencia del negro en la sociedad brasileña”, constata. “Fue emocionante descubrir en el trabajo de investigación las múltiples facetas de Cecília Meireles, así como su participación activa en el movimiento folclórico brasileño entre las décadas de 1940 y 1960, articulado por intelectuales como el musicólogo y folclorista Renato Almeida [1895-1981]. Entre otros aspectos, ese movimiento creó en 1947 la Comisión Nacional del Folclore, organizó una serie de eventos regionales y nacionales, y también divulgó publicaciones en defensa del folclore”.
Cortesía de Global EditoraLa investigadora Jacicarla Souza da Silva comparte un entusiasmo similar en cuanto al universo meireliano. Docente del Centro de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Estadual de Londrina (UEL), ella estudió a Cecília Meireles en la iniciación científica, en su maestría y en el doctorado, siempre en el campus de la Unesp en Assis. “Descubrí a una intelectual elocuente que hizo una gran contribución para la difusión de la literatura producida por las mujeres en América Latina”, dice Silva. “Nadie puede negar que la poesía de Meireles es, evidentemente, muy lírica, pero su obra poética no se reduce solo a eso y, a mi entender, su perspectiva literaria y del mundo en general aún conserva actualidad”.
La investigadora Anabelle Loivos Considera, de la Facultad de la Educación de la UFRJ, coincide con ella. Al frente de un grupo de estudio multidisciplinario en el Nielm, ella estudia, junto con otros siete académicos, la conexión de las facetas pedagógica y poética de la autora. “Cecília Meireles se desempeñó, a lo largo de su vida, en todos los niveles de la enseñanza, desde la antigua primaria hasta la educación superior, y se abocó con ahínco a la tarea de generar nuevas formas de abordaje pedagógico al respecto de los contenidos de la educación básica. Prueba de ello es que escribió diversos libros para el público infantil y juvenil, y fundó, en 1934, la primera biblioteca infantil de Río de Janeiro”, relata. Ese espacio fue cerrado unos tres años después por los servicios de inteligencia del Estado Novo, bajo la acusación de que contenía obras inadecuadas para la formación infantil, como Las aventuras de Tom Sawyer, del escritor y periodista estadounidense Mark Twain [1835-1910]. “Ella bregaba por una amplia autonomía de los niños y de los estudiantes. ¿Hay algo que sea más actual que eso?”, indaga.
Artículo científico
PIETRANI, A. M. A palavra ecopoética de Cecília Meireles. Interdisciplinar, São Cristóvão, UFS, v. 32, jul.-dic., p. 99-112, 2019
Libros
MEIRELES, C. Batuque, samba e macumba: Estudos de gesto e de ritmo, 1926-1934. São Paulo: Global, 2019.
MOURA, M. M. O mundo sitiado: A poesia brasileira e a Segunda Guerra Mundial. São Paulo: 34, 2016.
SILVA, J. S. Um (in)visible college na América Latina: Cecília Meireles, Gabriela Mistral e Victoria Ocampo. São Paulo: Unesp, 2014. Disponible en: <http://hdl.handle.net/11449/113732>.