¿Por qué algunas personas se vuelven más desmemoriadas, les cuesta más hacer cálculos o planificar las tareas cotidianas a partir de los 80 años, mientras que otras de su misma edad, conservan su agudeza mental? La respuesta parece hallarse en la capacidad de preservar el volumen y la calidad de la conexión entre algunas regiones cerebrales. La médica Laiz Laura de Godoy, de la Universidad de São Paulo (USP), junto con colegas de Brasil, Canadá, Países Bajos y el Reino Unido, analizaron imágenes obtenidas mediante resonancia magnética funcional de 31 ancianos de la capital paulista con más de 80 años y sin signos de problemas cognitivos o neurológicos. Inicialmente se los sometió a pruebas para evaluar el cociente intelectual (CI), la memoria, la atención, la capacidad de planificación y otras funciones. Catorce mostraron un rendimiento excepcional en una de las pruebas de memoria, con un resultado igual o superior al de individuos de entre 50 y 60 años, y fueron calificados como superancianos. Ellos y otros 17 adultos mayores con un desempeño compatible con su edad fueron sometidos a exámenes de resonancia magnética funcional, que analiza el cerebro en actividad. Tres de las seis redes cerebrales importantes para un envejecimiento neurológico sano –una asociada a la memoria, otra relacionada con las funciones de planificación y atención y una tercera, al lenguaje– permitieron diferenciar a los superancianos de los ancianos con un envejecimiento normal (American Journal of Neuroradiology, 16 de marzo).
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Personas ancianas con mentes muy vivaces

La vivacidad mental en individuos mayores de 80 años residiría en el volumen y la calidad de las conexiones cerebrales
Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP