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INGENIERÍA AGRONÓMICA

Renace el café en Paraíba

Con variedades seleccionadas por investigadores, los agricultores están reanudando gradualmente la producción en la región serrana de este estado brasileño

Granos maduros de un cafeto plantado en 2018 en uno de los campos experimentales de la Universidad Federal de Paraíba

Jheyson Dantas / UFPB

Ya jubilado, tras una vida profesional dedicada a la computación, Guimarin Toledo decidió empezar a cursar una segunda carrera en 2018, a sus 60 años, en agronomía, en la Universidad Federal de Paraíba (UFPB), campus de Areia, un municipio de 23.000 habitantes situado a 130 kilómetros de la capital del estado brasileño homónimo. Durante el cursado, se enteró de los planes de algunos docentes para retomar el cultivo del café en la región, casi un siglo después de su desaparición, junto con otro pilar de la economía agrícola de aquella época, el algodón.

Entonces Toledo compró 200 plantas que comenzaban a cultivarse en los bancales experimentales de la universidad y las plantó en un área que se utilizaba como pastura en su propiedad rural del municipio vecino de Alagoa Grande. Ahora, como ingeniero agrónomo recién graduado, pasea entre las hileras de plantas, que suman 2.000 frondosos ejemplares de nueve variedades de cafeto arábico (Coffea arabica), casi todos cargados de frutos verdes.

“Este año, hacia julio o agosto, empezaremos a cosechar”, celebra. “Mi intención es venderlo por pequeños lotes a cafeterías”. Su hija Laura, graduada como agrónoma en 2022, también en Areia, se está ocupando de promocionar el café en las redes sociales. Por ahora, la principal fuente de ingresos de la propiedad es la venta de huevos que producen 1.100 gallinas, criadas en un pabellón cercano al cafetal, y libres para hurgar en el suelo del monte cercano dos veces al día.

Junto a los Toledo, el ingeniero agrónomo de la UFPB, Guilherme Silva de Podestá, uno de los coordinadores del proyecto de reintroducción de la caficultura en la zona, examina las plantas, reconoce el esmero con el que se las trata ─cada día, reciben 10.000 litros de agua─ y comenta: “Decían que el cafeto arábico solo crecía a 700 metros de altura sobre el nivel del mar [msnm], al menos, pero aquí [en Alagoa Grande] estamos a 272 msnm. El crecimiento fue similar al nuestro, en Areia, a 570 msnm. Queda por evaluar la productividad”.

Tres horas antes, Silva de Podestá había tenido la oportunidad de exhibir un campo de pruebas en una de las fincas de la universidad, con 250 cafetos de 21 variedades de café arábica plantados en 2018. Algunos de ellos, cargados de frutos verdes, casi alcanzaban los 3 m de altura.

“Da resultado cultivar cafetos en esta región”, afirma. “Hemos conseguido producir 40 sacas [costales de 60 kilogramos] por hectárea, cuando la media nacional, el año pasado, fue de 27. En 2023, la variedad catuaí 24/137 produjo 45 sacas por hectárea”. Además de esta variedad, que también fue la que se destacó en las tierras de los Toledo, otras tres se mostraron bastante productivas: catuaí rojo 144, catuaí amarillo 62 y arara. En un artículo publicado en junio de 2021 en la revista Research, Society and Development y en otro en diciembre de 2024 en Revista de Agricultura Neotropical, el grupo de la UFPB describe la selección y la productividad de las variedades cultivadas en las propiedades de la universidad.

Si los experimentos prosperan, las plantas producen bien y a los consumidores les gusta el resultado, la región podría convertirse en proveedora de cafés especiales. Con un aroma y sabor característicos, producidos en pequeñas cantidades, los cafés especiales representan como máximo, hoy en día, un 10 % del volumen total producido en el país (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 340). Los cafetales también podrían contribuir a diversificar la economía agrícola del estado. En 2017, fecha en que se llevó a cabo el último Censo Agropecuario, los productores rurales de Paraíba produjeron 5,1 millones de toneladas (t) de caña de azúcar, 79.000 t de mandioca, 39.000 t de plátano y 46 millones de unidades de coco.

Jheyson Dantas / UFPBLos caficultores participan en la cosecha (a la izq.) y en la selección de los granos (a la der.) de un cafetal de la UFPB en agosto de 2024Jheyson Dantas / UFPB

Plagas, clima y suelos
Resulta inevitable indagar al respecto de las plagas, ya que el colapso del cultivo del café en la región se atribuye a la proliferación descontrolada de unos insectos pequeños y rojos conocidos como cochinillas del café (Cerococus parahybensis), sumada a la escasez de recursos para combatirlos. Experto en enfermedades de las plantas, Silva de Podestá no se amedrenta: “Las plantas tienen pocas cochinillas, a las que combatimos mediante control biológico”, dice.

Según él, los dos problemas realmente preocupantes son otro insecto, el minador de las hojas del cafeto (Leucoptera coffeella), una polilla considerada plaga de los cafetales en todo el mundo, controlada mediante insecticidas industriales, y el hongo Cercospora coffeicola, causante de la enfermedad conocida como mancha foliar o mancha de hierro, debido a las marcas que deja en las plantas. Esta última plaga se combate con fungicidas y controlando el estado nutricional de las plantas.

Criado entre los cafetales familiares en Cabo Verde, Minas Gerais, Silva de Podestá llegó a Areia como profesor contratado en 2016 y enseguida empezó a estudiar las posibilidades de plantar cafetos en la región. “Vi que el clima era propicio y que existían antecedentes de producción”, comenta. Según él, hay informes de que hacia finales del siglo XIX y principios del siglo XX la zona serrana más cercana al litoral del estado, conocida como Brejo Paraibano, llegó a albergar 6 millones de plantas de cafeto.

Tanto el clima como el relieve juegan a favor de cultivo. “La humedad procede de la costa y, al toparse con los cerros de Alagoa Grande, antes de llegar a Areia, asciende y se enfría”, describe el ingeniero agrónomo Raphael Beirigo, también de la UFPB, quien participa en la investigación. “En Areia llueve más que en otros cerros situados tierra adentro, hacia el oeste”. Experto en suelos, dice que en Areia y otros municipios próximos hay tramos de latosol húmico, rico en materia orgánica, similar al de las zonas altas de São Paulo y Minas Gerais en donde se cultiva café.

En la actualidad, el estado de Bahía concentra el 97 % de la producción de café de la región nordeste y es el cuarto productor a nivel nacional, por detrás de Minas Gerais, Espírito Santo y São Paulo. Los agricultores de otros estados de la región están reconsiderando nuevamente la plantación de esta rubiácea. En un artículo publicado en septiembre de 2023 en la revista Turismo: Visão e Ação, investigadores de la Universidad Federal de Ceará (UFC) daban cuenta de la revitalización, a partir de 2013, de la plantación de café de sombra, entre otros árboles, en Serra de Baturité, en el centro-norte de del estado homónimo. La reactivación de la caficultura, que había sido sustituida por la fruticultura a partir de la década de 1930, impulsó la movilización del Servicio Brasileño de Apoyo a la Micro y Pequeña Empresa (Sebrae), de cooperativas de agricultores y organismos públicos.

Para recomponer la caficultura en Paraíba, Silva de Podestá consiguió semillas de un productor de Minas Gerais, de colegas de la Empresa de Investigación Agropecuaria de Minas Gerais (Epamig) y de la Fundación Procafé. Las plantas brotaron y crecieron bien en la región, alentando al grupo a emprender nuevas acciones.

Un miércoles por la noche de mayo de 2023, mientras bebían cerveza y comían tripas de cerdo fritas en un bar cerca de la universidad, al finalizar la jornada de trabajo, Silva de Podestá y Beirigó, por entonces director de transferencias de tecnología y licencias de la Agencia de Innovación Tecnológica de la UFPB (Inova), tuvieron la idea de crear una marca que facilitara la venta y la obtención de fondos para financiar la continuidad de las investigaciones con el café que comenzaba a producirse en forma experimental en la universidad.

Jheyson Dantas / UFPBUna de las variedades plantadas en 2019 (a la izq.), que está siendo evaluada en pruebas de productividad y calidad y un refractómetro indica la proporción de azúcares en los granos, lo que determina el momento ideal de cosechaJheyson Dantas / UFPB

La diseñadora de productos Angélica Acioly y otros docentes de la UFPB crearon la identidad visual de la marca Grãos da Parahyba, lanzada al mercado en septiembre de 2024, algo poco común en Brasil, donde no es habitual que las universidades creen marcas para sus productos. En cuanto se formalicen los registros en el Ministerio de Agricultura y Ganadería (Mapa) y en la Asociación Brasileña de la Industria del Café (Abic), la empresa Junior Coffee Solutions, actualmente en fase de constitución, podrá recaudar el dinero de las ventas, que se utilizará en nuevas investigaciones.

El grupo de investigación distribuyó 9.000 plantas en 2023 y 10.000 el año pasado entre 35 productores de siete municipios de la región conocida como Brejo Paraibano, que comprende a Areia, Alagoa Grande, Alagoa Nova, Bananeiras, Pilões, Serraria y Matinhas. Para este año está prevista la entrega a los agricultores de otras 18.000 plantas.

“Nosotros les aseguramos la compra de la cosecha, aunque esta sea muy pequeña, de tres a cinco sacas por productor”, anuncia Frederico Dominguez, gerente nacional de marketing de São Braz Indústria e Comércio, uno de los mayores grupos empresariales del sector alimenticio del estado. “En los próximos años, el volumen de la producción todavía será muy pequeño como para procesarlo industrialmente, pero podemos utilizarlo para producir blends [mezclas] con productos nuestros”. Dominguez sigue de cerca el trabajo de los investigadores, a quienes les donó una tostadora y un molino, instalados ahora en la sala del Núcleo de Estudios de la Caficultura (Necaf), en los fondos de uno de los edificios de la UFPB, que también es un espacio de degustación del café leve, de sabor suave.

En octubre de 2024, en la ciudad de São Paulo, una evaluadora certificada de cafés especiales identificó aromas de caramelo, especias y frutos rojos en la bebida elaborada con los granos procedentes de Areia, mientras que el sabor tenía reminiscencias de chocolate con leche, caramelo, cítricos y frutos secos. Las dos muestras enviadas para su evaluación obtuvieron un puntaje de 81,25 y 82,75.

El café contribuye a la formación de los estudiantes de la universidad, ya que ha inspirado nueve tesinas de final de carrera ya presentadas y siete en proceso, una maestría finalizada y tres en curso y un doctorado en curso. Muchas de las investigaciones se llevan a cabo en otro campo experimental, con 2.500 plantas de 32 variedades de cafeto, para las que se estudian los métodos de fertilización y riego más adecuados a la región. En uno de los experimentos, Jheyson Dantas, quien cursa el último año de la carrera de agronomía, evalúa las respuestas de cuatro variedades a diferentes tratamientos para inducirles resistencia a plagas y enfermedades.

También se están realizando estudios para caracterizar las variedades silvestres, remanentes de las plantas que se encuentran desde hace décadas en la zona. Silva de Podestá y su equipo tuvieron oportunidad de conocerlas a mediados de 2023, cuando visitaron por primera vez el palenque Quilombo Bonfim, en Cepilho, distrito perteneciente al municipio de Areia.

En las tierras de uno de los residentes del palenque, el agricultor José Alves de Maria, de 49 años, los cafetos crecen entre plátanos, limoneros, naranjos y plantas de mandioca. “Mi padre trajo 30 plantas del monte y las plantó acá”, relata, señalando con orgullo un cafeto de casi 3 m de altura y diciendo: “Este nos dio 6 kilos de café. Pasamos 6 meses bebiéndolo”. Debajo de un enorme anacardo, él mismo plantó un retoño, que ya tiene una buena altura. “Al cabo de un año ya estaba dando frutos.”

La historia es aún más antigua. Su madre, Inácia Alves, de 75 años, recuerda: “De niña veía a mi padre traerlos del monte y plantarlos. A su debido tiempo, yo misma torro los granos en una cacerola, con azúcar y rapadura [azúcar de caña sin refinar], y luego lo pilo [moler en un pilón]. Antes había muchos cafetos en los montes. Ahora se está safrejando [produciendo] nuevamente”.

IACGiomo prepara el café de Paraíba para su catadura en el IACIAC

Las dos pruebas
Este artículo incluyó dos evaluaciones externas de una de las variedades de café, la arara, producida en la región de Areia, en Paraíba.

“Es un café especial, con una fermentación óptima y alta puntuación, frutado, muy equilibrado”, comentó el Q-Grader (catador certificado) y barista Raphael Ferraz, propietario de la cafetería y tostadero Grassy Caffé, de Ribeirão Preto, en el interior paulista, quien probó el café a pedido del ingeniero agrónomo Raphael Beirigo, de la Universidad Federal da Paraíba (UFPB), uno de los coordinadores de las investigaciones sobre este cultivo en la región serrana del estado.

“Es un café con un tostado claro, de hermosos granos, sin defectos, de sabor delicado, dulce, levemente frutado y con acidez suave, cítrica”, sentenció el ingeniero agrónomo y Q-Grader Gerson Giomo, coordinador del Programa de Cafés Especiales del Instituto Agronómico de Campinas (IAC) (lea en Pesquisa FAPESP, ediciones nº 187 y 340), quien probó el café a pedido de Pesquisa FAPESP. “Es un café especial, de calidad superior a los comunes, y con un buen potencial”, añadió.

Artículos científicos
DA SILVA PODESTÁ, G. et al. Vegetative and productive aspects of arabica coffee genotypes in the Brazilian semiarid region. Revista de Agricultura Neotropical. v. 11, n. 4. 13 dic. 2024.
RIBEIRO, S. R. P. et al. O café sombreado da serra de Baturité, Ceará, Nordeste do Brasil: Gestão ambiental, sustentabilidade e impactos ecossocioeconômicos. Turismo: Visão e Ação. v. 25, n. 3. 15 sep. 2023.
SILVA, G. R. et al. Desenvolvimento inicial de cultivares de Coffea arabica L. no Brejo Paraibano. Research, Society and Development. v. 10, e45410615906. 6 jun. 2021.

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