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Memoria

Retratos de la selva

Albert Frisch tomó los primeros registros fotográficos de la Amazonia en 1867

Indios ticunas en la cocina de la choza: la ropa del que está a la derecha muestra la pérdida de la caracterización típica

Sector de Iconografía de la Biblioteca Nacional Indios ticunas en la cocina de la choza: la ropa del que está a la derecha muestra la pérdida de la caracterización típicaSector de Iconografía de la Biblioteca Nacional

La fascinación que ejerce la exuberante naturaleza amazónica siempre la ha puesto en la ruta de exploradores y naturalistas de todas las nacionalidades. En la década de 1860, los dibujos, los grabados y las pinturas sobre la región empezaron a dar lugar gradualmente a la fotografía, desarrollada durante las tres primeras décadas del siglo XIX por múltiplos inventores. Las primeras imágenes fotográficas de indígenas de la Amazonia fueron tomadas en 1867 por el fotógrafo alemán Christoph Albert Frisch, como enviado de la Casa Leuzinger, de Río de Janeiro. El propietario de ella, el suizo George Leuzinger –uno de los primeros en producir, editar y vender fotos en Brasil–, tenía como objetivo comercializarlas en Brasil y en el exterior.

Pero hay relatos sobre la visita de otros fotógrafos a la región antes de Albert Frisch (1840-1918). El estadounidense Charles DeForest anduvo por la Amazonia en 1843, y habría realizado algunos daguerreotipos que nunca se encontraron. Walter Hunnewell sacó fotos antropométricas de mestizos entre 1865 y 1866, a pedido del zoólogo y geólogo suizo Louis Agassiz. En tanto, Frisch parece haber seguido un derrotero claro para documentar la Amazonia. Partió desde Manaos hasta Leticia, en Colombia, en la frontera con Brasil, probablemente en un barco de vapor. De allí descendió el río Solimões en un barco de remo hasta el encuentro con el río Negro. Durante el trayecto de 1.100 kilómetros, paraba para fotografiar en localidades tales como Tabatinga, São Paulo de Olivença, Tefé y Manaos.

Familia tapuia en la puerta de su casa, en una calle de Manaos

Sector de Iconografía de la Biblioteca Nacional Familia tapuia en la puerta de su casa, en una calle de ManaosSector de Iconografía de la Biblioteca Nacional

El alemán empleaba la técnica de colodión húmedo, una mistura de éter, alcohol y nitrato de celulosa que se adhería a la chapa de vidrio (o soporte del negativo), en la cual, a su vez, las sales de plata fotosensibles se pegaban. La vida de fotógrafo en aquellos parajes era difícil. Había que preparar la chapa con todos los productos químicos al oscuro y encajarla en la cámara. Una vez tomada la foto, había que revelar el material rápidamente, antes de que el colodión se secase. A tal fin, Frisch improvisaba un laboratorio cerrado en el propio barco o en una tienda oscura. Así y todo, las imágenes eran de excelente calidad. Varias de las fotos de los indígenas, todos aculturados, se fundían en el momento de hacer las copias ‒ya en Río de Janeiro‒ con otras imágenes que mostraban únicamente la naturaleza al fondo, de modo tal de transmitir la idea de que estaban siempre en la selva. La población mestiza, la vida en las localidades, las plantas y los animales fueron registrados en un cuidadoso ensayo de 98 fotos.

Para obtener nitidez en la foto era necesario permanecer inmóvil. A los animales, como el yacaré que se ve abajo, se los fotografiaba muertos

Sector de Iconografía de la Biblioteca Nacional Para obtener nitidez en la foto era necesario permanecer inmóvil. A los animales, como el yacaré que se ve abajo, se los fotografiaba muertosSector de Iconografía de la Biblioteca Nacional

Durante muchos años las fotos de Frisch se vendieron en Brasil y en Europa y agradaban a los estudiosos de etnografía, biología y botánica. Pero poco se sabía sobre las mismas y sobre su  autor. A finales de la década de 1990, Mônica Carneiro Alves, bibliotecaria de la Biblioteca Nacional (BN), con sede en Río, encontró en el precioso archivo de la institución un folleto con 12 páginas en francés con la descripción detallada de las fotos de Frisch. “El objetivo de la expedición fotográfica fue mucho más allá de mostrar indígenas o poblaciones ribereñas. Hay por ejemplo, 35 especies vegetales mencionadas en las leyendas de 33 fotos, la mayoría con sus nombres científicos”, dice Joaquim Marçal Ferreira de Andrade, investigador de la BN y docente de la Pontificia Universidad Católica de Río (PUC-Río). Para el científico, autor de un artículo sobre el descubrimiento publicado en 2007, pese a los claros objetivos comerciales de George Leuzinger, Frisch siguió la misma línea exploratoria de los naturalistas que estuvieron en la región.

Las principales informaciones sobre el fotógrafo, tales como el descubrimiento de su  primer nombre y sus andanzas entre Río, París, Múnich, Berlín y Nueva York, fueron recabadas por el investigador alemán Frank Stephan Kohl, del Instituto Iberoamericano (IAI, por sus siglas en alemán) de Berlín. Kohl publicó los textos originales en 2005 en la revista Studium, de la Universidad de Campinas (Unicamp), y en 2006 en Cadernos de Fotografia Brasileira, del Instituto Moreira Salles.

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