Una mezcla de aserrín y granos que se utilizan en la fabricación de la cerveza artesanal sirvió para alimentar hongos comestibles de la especie Pleurotus pulmonarius, conocidos como ostra pulmonar o gírgola blanca. Los investigadores argentinos que desarrollaron este proceso informaron que lograron duplicar la producción de setas utilizando bagazo de cebada. “Esta tecnología está siendo utilizada actualmente por la empresa Mycelio.Bio, a la que estamos asesorando a través de un convenio”, comentó Edgardo Albertó, director del Laboratorio de Micología y Cultivo de Setas Comestibles y Medicinales del Instituto Tecnológico de Chascomús [Intech], de Argentina, en un comunicado del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet). Su equipo también utilizó residuos de la industria cervecera, como lúpulo y levaduras, para alimentar un digestor semicontinuo y producir un tipo de biogás, una mezcla de metano y dióxido de carbono. El rendimiento, 265 litros de metano por cada kilogramo de sólidos del bagazo, fue mayor que el obtenido a partir del sustrato de hongos. “Es un volumen de biogás considerable que podría utilizarse para producir energía eléctrica o simplemente como combustible”, resaltó Albertó (Newsletter del Conicet, 5 de abril; Waste and Biomass Valorization, mayo).
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