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Necrológicas

Un articulador de conocimientos y de gente

El físico Roberto Salmeron era profesor de la École Polytechnique y fue uno de los fundadores de la UnB

Salmeron durante una visita a São Paulo: el físico colaboraba con instituciones brasileñas

Léo Ramos Chaves

En 1969, mientras paseaba por el barrio de Montmartre, en París, el compositor amazonense Cláudio Santoro (1919-1989) decidió bautizar a una de sus piezas más conocidas para orquesta como Interações assintóticas [Interacciones asintóticas]. La inspiración surgió del amigo que lo acompañaba, el físico Roberto Salmeron, por entonces docente en la École Polytechnique, en Francia. La composición estaba lista, pero aún no tenía un nombre. En un intento por describir a qué se parecía la nueva melodía, Santoro relató que el sonido crecía, luego se atenuaba casi hasta desvanecerse, y posteriormente volvía a aumentar poco a poco, asemejándose a una montaña rusa. “En matemática, eso se llama curva asintótica”, habría comentado Salmeron. Esa anécdota se relata en el documental Santoro – O homem e sua música [Santoro – El hombre y su música] (2015) por la psicoanalista Sonia Salmeron, la esposa del físico brasileño, quien falleció el 17 de junio, un día después de haber cumplido 98 años, debido a complicaciones causadas por una cirugía de vesícula. Además de a su compañera Sonia, deja tres hijos y nietos.

Hijo de obreros de origen español, Roberto Salmeron fue uno de los científicos que en la década de 1950 ayudaron a allanar el camino para la física de partículas elementales en Brasil, un campo que apunta a explicar la composición de la materia y cómo interactúan las partículas entre sí. Su amistad con Cláudio Santoro guarda rasgos del espíritu articulador que marcó la trayectoria profesional de Salmeron. Según sus amigos, era común ver al físico participar en conversaciones con expertos de otras áreas, como por ejemplo la filosofía, reflexionando acerca de las similitudes entre los procesos creativos en la ciencia y en el arte.

Salmerón se graduó como ingeniero mecánico-electricista en la Escuela Politécnica de la Universidad de Sao Paulo (USP), al final de la década de 1940. Después emigró hacia la física, influenciado por el físico ítaloucraniano Gleb Wataghin. “Cuando era un estudiante en la Politécnica, cada tanto asistía a las clases del profesor Wataghin en la Facultad de Filosofía. Un día mantuve una charla con él y entonces comencé a estudiar los rayos cósmicos”, dijo Salmeron en una entrevista que le concedió a Pesquisa FAPESP en 2004 (que figura en la edición nº 100). Luego del regreso de Wataghin a Italia, en 1949, Salmeron comenzó a trabajar en el entonces recién fundado Centro Brasileño de Investigaciones Físicas (CBPF), en 1950, invitado por César Lattes (1924-2005).

El físico Carlos Henrique de Brito Cruz, de la Universidad de Campinas (Unicamp) y director científico de la FAPESP entre 2005 y 2020, dice que el interés de Salmeron por trabajar con la física experimental se despertó por su contacto con Wataghin. “Cuando comenzó su carrera como investigador, la física tradicional brasileña era teórica. Eso se debe a que el país no tenía la infraestructura adecuada para realizar experimentos”, comenta De Brito Cruz. “Salmeron se aficionó a la física experimental de partículas desde joven, lo que puede haber sido un factor determinante para que abandonara Brasil y se trasladase a Inglaterra”.

En 1953, obtuvo una beca de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para hacer el doctorado en la Universidad de Manchester, en el Reino Unido. Eligió esa institución porque sabía que allí había un importante laboratorio de rayos cósmicos, que por entonces lo dirigía el británico Patrick Blackett (1897-1974), quien había recibido el Premio Nobel de Física en 1948 por sus hallazgos en el campo de la física nuclear y las radiaciones cósmicas.

Cern PhotoLab El investigador chequeando una máquina en el Cern, en 1963, donde realizó experimentos con neutrinosCern PhotoLab

Luego de obtener el doctorado, Blackett nombró a Salmeron para trabajar en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (Cern), con sede en Ginebra (Suiza), fundada en 1954 y considerada uno de los laboratorios científicos más importantes del mundo. El brasileño fue uno de los 10 primeros físicos experimentales contratados por la institución.

“En aquella época, en Europa escaseaban los físicos, porque muchos habían abandonado el continente y emigrado a países como Estados Unidos, a causa de la Segunda Guerra Mundial”, relata el físico Alberto Santoro, profesor emérito de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj). Al igual que su hermano Cláudio, Alberto Santoro se hizo amigo de Salmeron. “Recuerdo con todo detalle las clases informales que Salmeron impartía en su casa de París, años después, para alumnos brasileños que habían emigrado a la capital francesa con el propósito de cursar el posgrado”, evoca Santoro, quien culminó su doctorado en la Universidad París VII.

En Ginebra, el brasileño participó en experimentos de impacto con aceleradores de partículas. “El trabajo con los neutrinos fue la experiencia más importante en la que he participado allá”, dijo en un video producido por Pesquisa FAPESP. Salmeron llevó a la práctica experimentos que contribuyeron para el descubrimiento de una nueva variedad de neutrino como partícula elemental. “Conocí a Salmeron en el Cern. Él y yo hicimos esos experimentos con neutrinos”, relata el físico y filósofo francés Michel Paty. “Era un científico comprometido, que se preocupaba por las cuestiones políticas y sociales. También amaba la literatura y las artes plásticas. En Ginebra, incluso dio clases de pintura y pintó hermosos cuadros de la ciudad”.

Fueron ocho años en esa primera etapa en el Cern, hasta que el físico brasileño recibió una invitación para participar en el proyecto de creación de la Universidad de Brasilia (UnB), junto con otros intelectuales, entre los que figuraban el educador Anísio Teixeira (1900-1971) y el antropólogo Darcy Ribeiro (1922-1997), entre otros. Él aceptó el reto y empezó a trabajar en Brasilia en enero de 1964, hacia donde también se lo llevó al francés Paty, quien con 27 años se convirtió en profesor auxiliar de física en la UnB.

En la nueva universidad, Salmeron fue el encargado de organizar y dirigir el Instituto de Ciencias, pero su permanencia en el cargo se vio interrumpida hacia el final de 1965, debido a la intervención del gobierno militar en la universidad recientemente creada. La persecución a docentes y alumnos durante la dictadura (1964-1985) lo impulsó a renunciar y retornar al Cern, una experiencia que se recoge en el libro intitulado A universidad interrompida (editorial UnB). Un año y medio después, en 1967, fue invitado a ingresar como profesor en la Escuela Politécnica de París, la École Polytechnique, donde trabajó por espacio de 25 años.

El breve período que transitó en la UnB fue suficiente para inculcarles a algunos alumnos el interés por la física. Salmeron también los incitó para que estudiaran en Europa luego de graduarse. “Incluso lejos de Brasil, él mantenía un contacto estrecho con la ciencia del país y fue una pieza clave en la formación de toda una generación de físicos de partículas al allanarles el camino para que tuvieran acceso a instituciones europeas que actúan en la frontera del conocimiento, como en el caso del Cern, y también en Estados Unidos, en el Fermi National Accelerator Laboratory [Fermilab]”, dice el investigador.

Salmeron se desempeñó como cotutor de varios de esos alumnos que continuaron sus estudios en Francia. Ese fue el caso, tanto de Santoro como de João dos Anjos, el actual director del Observatorio Nacional, en Río de Janeiro. Luego de graduarse en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), João dos Anjos fue aconsejado por José Leite Lopes (1918-2006), por ese entonces director del Instituto de Física de la UFRJ, para que hiciera una maestría con Salmeron en Francia.

“Estaba interesado en trabajar con física de partículas elementales y él era un referente en el tema”, relata João dos Anjos. “Obtuve una beca del gobierno francés y me matriculé en la Universidad París XI. En la práctica, me dirigió el profesor Salmeron, quien siempre mantuvo las puertas de su casa abiertas tanto para mí como para otros estudiantes brasileños que se hallaban en Francia”.

Aunque vivió en el exterior durante décadas, Brasil nunca salió del radar de Salmeron, destaca De Brito Cruz. “Cuando venía a São Paulo me avisaba y concertábamos un almuerzo. En uno de esos encuentros, Salmeron me comentó la importancia y los retos que planteaba la física de partículas para el siglo XXI. Eso nos sirvió para identificar el tema de los neutrinos para trabajarlo en el laboratorio Fermilab, en Estados Unidos”.

Salmeron también cumplió un rol destacado como asesor para la creación del Laboratorio Nacional de Luz Sincrotron (LNLS), en Campinas, en los años 1980 y 1990. Ahí es donde en la actualidad se encuentra en operación Sirius, la nueva fuente de luz sincrotrón brasileña (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 287).

El físico e historiador de la ciencia Olival Freire Junior, de la Universidad Federal de Bahía (UFBA), conoció a Salmeron en 1976, cuando todavía era un estudiante de grado, en el marco de un seminario que se llevó a cabo en la USP. “Me contagió su capacidad didáctica”. Veinte años después, en París, Freire Junior se cruzó con Salmeron por casualidad en unas grandes tiendas de departamentos. “Yo soy muy tímido, pero tuve el coraje de abordarlo e iniciar una conversación. Acabamos haciéndonos amigos y siempre lo visitaba cuando iba a Francia por trabajo”, relata Freire Junior.

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