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Arqueología

Un fertilizante poderoso

Muestras de maíz y pororó hallados en yacimientos arqueológicos de unos 1.500 años de antigüedad en la región de Tarapacá (Chile)

Francisca Santana-Sagredo / PUC Chile

Las plantas y las semillas halladas en los registros arqueológicos sugieren que la agricultura que se practicaba en la región del norte de Chile fue el sustento de grandes asentamientos humanos durante siglos, incluso antes del establecimiento del imperio incaico, en 1438, el mayor de América del Sur en el período precolonial. Estos datos no serían sorprendentes si no fuera por un detalle: en el norte de Chile la mayor parte del terreno corresponde al desierto de Atacama, uno de los más áridos del planeta, con un suelo pobre en nutrientes. La arqueóloga Francisca Santana-Sagredo, investigadora de la Pontificia Universidad Católica de Chile, y sus colaboradores, creen haber hallado la respuesta a ese misterio. El grupo analizó la composición química de muestras de 12 alimentos con una antigüedad de entre 3.000 y 550 años procedentes de yacimientos arqueológicos de la región de Tarapacá y detectó un aumento inusual en la concentración de nitrógeno a partir del año 900. Los científicos atribuyen esa alteración en la composición de los alimentos al abono de los cultivos con guano, el excremento de las aves marinas, uno de los fertilizantes naturales más ricos en nitrógeno (Nature Plants, 25 de enero). Se estima que el guano habría sido recogido de depósitos situados en las costas chilenas y peruanas y se lo habría transportado en caravanas de llamas atravesando decenas de kilómetros.

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