
Júlia d’OliveiraRepresentación artística de ejemplares de Archaeopteryx, N. hestiae y ave actual: una comparación del cerebro y el oído internoJúlia d’Oliveira
El esqueleto de un ave desdentada, con grandes ojos enmarcados por un cráneo alto y redondo, puede ayudar a dilucidar cómo evolucionó el cerebro de las aves. La osamenta, hallada en el interior del estado de São Paulo, en Brasil, se encuentra en buen estado de conservación, algo poco común en el caso de las aves que, debido a la fragilidad de sus huesos, rara vez dejan registros fósiles. La nueva especie, bautizada Navaornis hestiae, vivió hace entre 83 y 72 millones de años. Los paleontólogos aprovecharon que el fósil estaba bien preservado para realizar una tomografía digital, con base en la cual pudieron efectuar una reconstrucción en 3D de la cabeza del animal y un dibujo interpretativo. A continuación, compararon el grado de expansión de las estructuras cerebrales de N. hestiae con el de especies de dinosaurios y otras aves del género Charadrius, que aún existen en la actualidad. Y descubrieron que la nueva especie presenta características intermedias entre las aves primitivas y sus descendientes. La falta de dientes, el tamaño y la altura de los ojos y del cráneo, la forma del laberinto óseo y el grado de flexión cerebral son muy similares a los de las aves actuales. En cambio, el gran maxilar, el paladar, el pequeño cerebelo y un telencéfalo poco expansivo están más emparentados con los de aves ancestrales como el Archaeopteryx. “Se trata de información que se buscaba desde hace tiempo. Este hallazgo permite entender cómo y cuándo ocurrieron los procesos evolutivos e incluso el de la neuroanatomía que condujo al origen de las aves modernas”, dice el paleontólogo Ismar Carvalho, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Nature, 13 de noviembre).
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