La democracia, el populismo y el sindicalismo fueron algunos de los temas que se ocupó de analizar el politólogo Francisco Weffort, quien falleció el 1º de agosto, en Río de Janeiro, a los 84 años. Al igual que otros de su generación, fue un intelectual que supo congeniar la militancia política con la carrera académica: además de ser docente universitario, colaboró en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT) y ocupó el cargo de ministro de Cultura durante el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (Partido de la Social Democracia Brasileña, PSDB). “Cumplió un rol fundamental en la construcción del pensamiento político brasileño y es un nombre ineludible para entender la vida intelectual del país en la segunda mitad del siglo XX”, dice José Álvaro Moisés, profesor jubilado del Departamento de Ciencias Políticas de la Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias Humanas de la Universidad de São Paulo (DCP-FFLCH-USP). “Entre otras cosas, se anticipó en más de una década al debate actual sobre la calidad de la democracia y siempre valoró la pluralidad de ideas”.
Hijo de un ama de casa y de un comerciante, Francisco Correia Weffort nació en 1937 en el municipio de Quatá, en el interior del estado de São Paulo. En 1960 se graduó en ciencias sociales en la USP y, alrededor de un año más tarde, se convirtió en docente de esta misma institución, cargo que desempeñó hasta jubilarse en 1995. Ahí fue formador de varias camadas de intelectuales, sobre todo en las décadas de 1970 y 1980. “Cuando ingresé a la carrera de ciencias sociales pensaba ser antropóloga, pero decidí cambiar a ciencia política gracias a las clases del profesor Weffort”, relata la socióloga y politóloga Maria Victoria Benevides, docente jubilada de la Facultad de Educación (FE) de la USP. “Tenía un lenguaje muy claro, una gran vocación por la enseñanza y mostraba respeto por sus alumnos. Sus clases sobre Gramsci [1891-1937] siempre estaban repletas”, prosigue Benevides, a quien Weffort dirigió en su maestría y doctorado.
También en la década de 1960, Weffort comenzó sus estudios sobre las raíces sociales del populismo, que se convertirían en una referencia en los debates sobre el tema. Uno de sus libros más conocidos, intitulado O populismo na política brasileira (editorial Paz e Terra, 1978), reúne textos suyos escritos entre 1963 y 1971. “Sus ideas no solo influyeron en el debate en el ámbito de las ciencias sociales, sino también en la esfera pública brasileña”, dice André Kaysel Velasco e Cruz, del Departamento de Ciencia Política del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de Campinas (IFCH-Unicamp). “El populismo fue el concepto al que Weffort recurrió para explicar de qué manera la disputa por el voto y el atractivo individual del liderazgo sustituían en Brasil a la formación de fidelidades partidarias a largo plazo”.
En 1964, Weffort se mudó a Santiago (Chile), para trabajar como docente e investigador en el Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (Ilpes), vinculado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En los dos últimos años de la década de 1960, luego de obtener su doctorado en la USP, fue profesor visitante en la Universidad de Essex, en Inglaterra. “Era un crítico acérrimo del régimen militar”, recuerda Benevides. De regreso en Brasil, se vinculó al Centro Brasileño de Análisis y Planificación (Cebrap), fundado en la ciudad de São Paulo en 1969. En esta institución, formó un núcleo de estudios específicos sobre la clase obrera y los sindicatos y, en 1972, publicó Participação e conflito industrial: Contagem e Osasco – 1968, sobre las huelgas de trabajadores ocurridas en esas dos ciudades ubicadas en Minas Gerais y São Paulo, respectivamente. “Captó el surgimiento de un nuevo sindicalismo en Brasil, que rechazaba el carnerismo de la era Vargas”, señala Milton Lahuerta, de la Facultad de Ciencias y Letras de la Universidade Estadual Paulista, campus de Araraquara (FCLAr-Unesp). “Tal como él lo veía, se trataba de una fuerza obrera con autonomía, opuesta a la tradición corporativista, propia de un sindicalismo populista, y más capacitada para ejercer un rol activo en la sociedad”.
En 1976, Weffort se alejó del Cebrap y, junto a un grupo de investigadores entre los que se encontraban Moisés, Benevides y a la filósofa Marilena Chauí, fundó el Centro de Estudios de la Cultura Contemporánea (Cedec), también en São Paulo. “No se trató de una ruptura, sino un intento de plasmar una nueva experiencia de investigación y actuación política y cultural. Estos intelectuales estaban empeñados en dialogar con ciertos temas y sujetos, a semejanza del movimiento sindical, que los estudios del Cebrap no contemplaban de manera tan sistemática en aquella época”, explica la politóloga Daniela Mussi, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), quien estudió la historia del Cedec.
El politólogo Bernardo Ricupero, actual presidente del Cedec, recuerda que ambos centros buscaban darle continuidad al trabajo de investigación de los intelectuales cesanteados o perseguidos durante la dictadura militar. “Al frente del Cedec, donde ocupó la presidencia durante los primeros años de la institución, Weffort impulsó investigaciones sobre los movimientos sociales emergentes en Brasil hacia el final de la década de 1970, que pronto tuvieron impacto político”, dice Ricupero, también docente de la FFLCH-USP.
Según el investigador, uno de esos sucesos fue la creación del PT, fundado oficialmente en febrero de 1980, con la participación de Weffort. Asimismo, comenzó a analizar el proceso de transición democrática y escribió libros tcomo Por que democracia? (editorial Brasiliense, 1984), fruto de su tesis para el cargo de profesor titular del DCP-FFLCH-USP, defendida ese mismo año. En 1986 se postuló como candidato a diputado constituyente, pero no resultó electo.
Durante unos siete años, Weffort fue miembro de la plana mayor del PT, donde entre 1983 y 1987 ocupó el cargo de secretario general del partido. En 1994 se desvinculó de esa fuerza política, poco antes de aceptar la invitación para ser ministro de Cultura en el gabinete de gobierno del recientemente electo Fernando Henrique Cardoso (PSDB), quien había sido profesor suyo en la USP. Weffort permaneció en el cargo durante ocho años. Actualmente sigue siendo el que más duró en esa cartera, creada en 1985, durante el gobierno de José Sarney.
“Ordenó el ministerio e institucionalizó el área de la cultura como un organismo del gobierno brasileño”, dice la socióloga Maria Arminda do Nascimento Arruda, de la FFLCH-USP. Entre sus disposiciones figura el hecho de haber aumentado los montos de las alícuotas por deducirse del impuesto a las ganancias para las empresas que financien proyectos culturales a través de las leyes de incentivo fiscal, creadas en gestiones anteriores: la Ley Rouanet entró en vigencia en 1991, durante el gobierno de Fernando Collor de Mello (1990-1992), y la Ley Audiovisual, en 1993, cuando Itamar Franco (1992-1994) ocupaba la presidencia. “Ambas leyes ya existían, pero solo empezaron a cumplirse de manera sistemática gracias a las reglamentaciones efectuadas por Weffort. Eso hizo posible, por ejemplo, el resurgimiento del cine brasileño, un sector que había sido destruido por el gobierno de Collor”, añade.
Al finalizar el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, Weffort retomó su vida académica y empezó a revisar el pensamiento político brasileño con la publicación de libros como Espada, cobiça e fé: As origens do Brasil [Espada, codicia y fe. Los orígenes de Brasil] (editorial Civilização Brasileira, 2012). A principios de 2021 publicó su último libro, que tituló Crise da democracia representativa e neopopulismo no Brasil (Fundación Konrad Adenauer), escrito en colaboración con Moisés. En la obra, estos dos amigos que se conocían hacía cuatro décadas pero nunca habían publicado juntos, analizan el panorama actual. “Él estaba preocupado por la coyuntura política actual, pero nunca dejó de creer en la democracia del país”, concluye Moisés.
Weffort murió como consecuencia de problemas cardíacos. Tuvo tres hijos, Alice, Isabel y Alexandre, con la socióloga Zillah Branco, y cuatro hijas, Carolina, Helena, Marina y Cristina, con la educadora Madalena Freire. Actualmente estaba casado con la funcionaria pública Helena Severo.
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