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Ecología

Un mar de pececitos

Un estudio indica que dos tercios de los ejemplares de la costa brasileña son de pequeño porte

Cardumen de peces ballesta negro (Melichthys niger), en la isla de Trindade

Lucas Nunes

Las áreas con peces de mayor tamaño y más abundantes se concentran a lo largo del litoral de la región nordeste de Brasil y en unas pocas áreas de conservación del sudeste, tales como la isla de Trindade, en jurisdicción del estado de Espírito Santo, y el archipiélago de Alcatrazes, en São Paulo. Hay contrastes acentuados, según evidencia un estudio de la Red Nacional de Investigación en Biodiversidad Marina (Sisbiota-Mar) que se publicó en octubre de 2017 en la revista Journal of Fish Biology. La diferencia entre el peso de los ejemplares capturados en el punto con más peces grandes –los arrecifes de escasa profundidad frente a la playa de Parrachos do Maracajaú, en el estado de Rio Grande do Norte, con unos 1.200 gramos de peces por metro cuadrado– y el sitio con menos de ellos, que es el sur de la isla de Florianópolis, fue de 120 veces, por encima de lo esperado por los científicos.

Los peces omnívoros, que se alimentan tanto de animales como de algas, configuraron el 66% de la biomasa, aunque no siempre predominan los pequeños: en los arrecifes más alejados de la influencia humana, como es el caso de las islas remotas del Pacífico, imperan los grandes predadores. En la costa brasileña, los herbívoros y los carnívoros de pequeño tamaño representaron el 22% de la biomasa. Los grandes carnívoros –tiburones, garopas, meros y rayas– respondieron tan sólo por un 12% y fueron poco frecuentes.

“Sólo divisamos tiburones en el Atolón de las Rocas y en Fernando de Noronha, y meros en un área de conservación natural en el litoral del estado de Maranhão, pero era de esperar que hubiera muchos más, tanto en esos como en otros puntos de la costa”, comentó el biólogo Sergio Floeter, docente de la Universidad Federal de Santa Catarina (UFSC) y coordinador de la red Sisbiota-Mar, integrada por 30 expertos de nueve instituciones que recorrieron 4.500 kilómetros (km) de los 7.500 km que conforman la costa brasileña. Según un estudio elaborado por investigadores canadienses, españoles e italianos que salió publicado en 2014 en la revista Marine Ecology Progress Series, la disminución de las poblaciones de grandes predadores –del orden de un 50% en los últimos 40 años– ha sido más intensa que la de las especies menores, en todo el planeta.

La escasez de peces grandes es producto de la pesca de especies con valor comercial para el consumo, de la contaminación de los ambientes marinos y de la destrucción de hábitats. “Los emprendimientos de acuicultura costeros arrasan y obstruyen los ríos y la costa, elevando la turbiedad del agua y dificultando la penetración de la luz solar en el mar”, comenta la bióloga June Ferraz Dias, docente del Instituto Oceanográfico de la Universidad de São Paulo (USP). En la localidad de Santos, en el litoral paulista, una de las áreas que ella estudió, el permanente desagüe de cloacas y otros residuos urbanos e industriales dejó una bahía con menor profundidad, redujo la diversidad ictícola e incrementó la de bacterias.

Los investigadores de la red Sisbiota-Mar abogan por reforzar las actividades de conservación de las especies marinas y la ampliación de las áreas de protección. “En Abrolhos, que incluso cuenta con un parque nacional marino, la presión que ejerce la pesca es grande”, dice Floeter. El biólogo Alberto Lindner, docente de la UFSC, comenta: “Hoy en día, tan sólo el 1,5% de la costa brasileña está protegida de las actividades pesqueras. La isla de la Trinidad es una de las regiones que requieren que se establezca un gran área de restricción a la pesca”.

Artículos científicos
MORAIS, R. A. et al. Spatial patterns of fish standing biomass across Brazilian reefs. Journal of Fish Biology. v. 91 (6), p. 1642-67. 2017.
Christensen, V. et al. A century of fish biomass decline in the oceanMarine Ecology Progress Series. v. 512, p. 155-66. 2014.

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