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covid-19

Una ciudad convertida en laboratorio

Estudios epidemiológicos como el que se realizó en el municipio paulista de Serrana, en Brasil, aportarán información valiosa sobre la pandemia

Vecinos de Serrana hacen cola para vacunarse contra el covid-19

Joel Silva/Fotoarena

La vida cotidiana de los habitantes del apacible municipio de Serrana, ubicado en el Área Metropolitana de Ribeirão Preto, a 330 kilómetros (km) de la capital paulista, se ha trastocado desde que el Instituto Butantan anunció, en febrero, que la ciudad sería objeto de una investigación científica para evaluar la efectividad de la vacuna CoronaVac. El objetivo no es comprobar la eficacia de la misma contra el covid-19, aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) de Brasil, sino analizar su efecto sobre una comunidad y demostrar lo que podría ocurrir en el resto del país en caso de adoptársela a gran escala. Con la intención de vacunar a toda la población adulta en un plazo de dos meses –28.300 de sus 45.000 habitantes–, la investigación transformó a ocho escuelas públicas en centros de investigación temporales, movilizó a alrededor de 500 personas, en su mayoría de la propia ciudad, para ejecutar el proyecto, e incluso caldeó el mercado inmobiliario local.

“Es un operativo de guerra”, relata el médico Marcos de Carvalho Borges, de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto en la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), director general del Hospital Estadual Serrana e investigador principal del estudio, al que se lo ha denominado Proyecto S. La S de este nombre en clave surge tanto de Serrana y del Sars-CoV-2, el virus que causa el covid-19, como por su condición secreta, dado que los aprestos para la investigación dieron comienzo en agosto de 2020 y se mantuvieron en secreto.

“Este tipo de investigación es compleja, ya que hay que conocer muy bien el territorio donde se llevará a cabo. También implica un reto logístico, que consiste en concretar la vacunación”, dice el infectólogo Ricardo Palacios, director médico de investigaciones clínicas del Instituto Butantan y uno de los ideólogos del Proyecto S. Los seis meses iniciales se utilizaron para mejorar la vigilancia epidemiológica y efectuar un censo en la ciudad con la finalidad de registrar a su población y georreferenciar los inmuebles. “Con estos datos en nuestro poder, sabemos si un inmueble es comercial o residencial y cuántas personas viven allí”, explica De Carvalho Borges. “También podemos controlar el arribo de personas no residentes, atraídas por la vacunación”.

Los investigadores dividieron a Serrana en 25 clústeres o conglomerados, agrupados con cuatro colores diferentes, donde la vacunación seguiría un orden cronológico, según el color. La primera etapa concluyó el 14 de marzo, con la aplicación de la dosis inicial a todos los voluntarios. “El interés y la participación de la población fueron altos. Vacunamos al 97,3 % de los 28.300 inscritos”, informa Palacios. Ya comenzó la segunda etapa, en la cual los participantes recibirán la segunda dosis de la vacuna CoronaVac. Los primeros resultados del proyecto se conocerán en los próximos meses.

Antes de la inmunización, todos los voluntarios fueron sometidos a test de serología para verificar si ya habían tenido contacto con el nuevo coronavirus. Las vacunas que se utilizaron en el estudio fueron donadas por Sinovac, la empresa china que produce la CoronaVac, y el proyecto fue financiado por el Instituto Butantan, con el respaldo de la FAPESP. La Fundación autorizó el uso en Serrana de 4 millones de reales de un proyecto presupuestado en 32 millones para el desarrollo de la CoronaVac.

Los estudios epidemiológicos que abarcan ciudades enteras no constituyen una novedad. En las carreras de medicina, uno de los clásicos de las clases de epidemiología es el Framingham Heart Study, que se realiza en Framingham (EE. UU.), puesto en marcha en 1948, en el que inicialmente participaron 5.209 varones y mujeres, que fueron examinados y sometidos a pruebas cada entre tres y cinco años para chequear sus condiciones generales de salud. Ese estudio ya va por la tercera generación de voluntarios y ha generado más de 3.000 artículos científicos que ayudaron a sentar las bases del conocimiento sobre las causas y factores de riesgo de las enfermedades cardiovasculares.

El Proyecto S tiene por objeto analizar el efecto de la inmunización contra el nuevo coronavirus sobre una comunidad

En Brasil, científicos de la Universidad Federal de Pelotas (UFPel), en el estado de Rio Grande do Sul, están abocados desde hace casi cuatro décadas a un proyecto que estudia la influencia en la salud de los individuos de las condiciones presentes durante los primeros años de su vida. Para ese menester, vienen monitoreando la vida de todos los nacidos en la ciudad en los años 1982, 1993, 2004 y 2015. La comparación entre generaciones, según informa la UFPel, ha permitido realizar estudios sobre mortalidad infantil, lactancia, desnutrición y obesidad, y redundó en la publicación de más de 500 artículos.

En el norte de Brasil, la población de Mâncio Lima, una ciudad del estado de Acre situada en la frontera con Perú, en la que también han puesto la lupa los científicos de la USP. Desde 2018, 2.600 de los 9.000 residentes del área urbana están siendo evaluados y sometidos a pruebas cada seis meses en el marco de un estudio internacional sobre la transmisión del paludismo. En 2020, esa misma muestra de la población pasó a ser objeto de investigaciones sobre la dinámica de transmisión del covid-19, en un trabajo coordinado por el médico Marcelo Urbano Ferreira, del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICB) de la USP, con el apoyo de la FAPESP.

“Aprovechamos que ya estábamos visitando a esta población y extrajimos muestras de sangre para probar anticuerpos contra el covid-19”, subraya Ferreira. La prospección serológica que se realizó en noviembre reveló que un 34,5 % de la población ya había tenido contacto con el Sars-CoV-2. “Ahora pretendemos saber cuántas personas se infectaron después de noviembre, cuántas de las que tenían anticuerpos siguen testeando positivo y cuál es el linaje del nuevo coronavirus predominante en la ciudad”.

Una diferencia notoria del Proyecto S en comparación con los estudios de Pelotas y de Framingham, resalta Palacios, reside en que el de Serrana plantea una intervención farmacológica, consistente en la inoculación de la vacuna. El método de ensayo clínico adoptado en el interior paulista se conoce como estudio de implementación escalonada (stepped-wedge trial), cuyo modelo se utilizó por primera vez en Gambia, en 1986. Durante cuatro años, 60.000 niños de ese país africano fueron vacunados contra la hepatitis B y otros tantos participaron del estudio en el grupo de control. La meta era evaluar, tres o cuatro décadas más tarde, el efecto protector del agente inmunizante sobre las enfermedades hepáticas crónicas en la vida adulta. Todavía se mantiene vigente el seguimiento de los vacunados, pero a partir de la década de 1990, la vacuna contra la hepatitis B pasó a integrar el calendario nacional de vacunación.

Las investigaciones con este perfil corren dos riesgos. El primero es la falta de compromiso de la comunidad. Para evitar que esto ocurra, es necesario implementar una buena estrategia de comunicación y mantener abiertos los canales de intercambio de información con la población. El segundo consiste en que se repita lo que ocurrió en un estudio de 2014, iniciado durante una epidemia de ébola en África, que no prosperó porque la cantidad de casos disminuyó drásticamente antes del comienzo de la investigación. Pero el Proyecto S no corre esos riesgos, según opinan sus promotores.

La investigación en Serrana, dice Palacios, proporcionará información importante a la comunidad científica y a los más de 20 países que están utilizando la CoronaVac. “Las naciones que emplean la vacuna y aquellas que contemplan utilizarla, podrán hacer buen uso de nuestros datos”, dice el director médico del Butantan, quien pone de relieve que no conoce otro lugar en el mundo que esté llevando a cabo una investigación similar al respecto del covid-19.

Proyectos
1. Desarrollo de una vacuna contra el covid-19 (n° 20/10127-1); Modalidad Ayuda de Investigación – Políticas Públicas; Investigador responsable Dimas Tadeu Covas (Instituto Butantan); Inversión R$ 32.501.477
2. Mapeo de la difusión del Sars-CoV-2. La dimensión del brote, la dinámica de transmisión, los desenlaces clínicos de la infección y la duración de las respuestas de los anticuerpos en una pequeña ciudad amazónica (n° 20/04505-3); Modalidad Ayuda de Investigación – Regular; Investigador responsable Marcelo Urbano Ferreira (USP); Inversión R$ 183.722,45

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