Un estudio sobre la flora del nordeste de Brasil que data de hace casi 400 años, observada e ilustrada por artistas y estudiosos holandeses, revela detalles prácticamente desconocidos acerca de la introducción en Brasil de especies vegetales exóticas, originarias de otros lugares, durante la primera mitad del siglo XVII. Este conjunto de ilustraciones forma parte de una colección iconográfica organizada entre 1660 y 1664 por el médico germano Christian Mentzel e intitulada en latín Libri picturati (Libros de imágenes, en una traducción libre). El conjunto, en parte dedicado a las plantas brasileñas, contiene ilustraciones de 198 especies de plantas, de las cuales 163 son nativas del país y 35 exóticas, según un artículo publicado en octubre de 2021 por tres investigadoras de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, en la revista Scientific Reports.
Entre las plantas exóticas, hay dos dibujos que llamaron la atención de la botánica española Mireia Alcántara Rodríguez, primera autora del artículo y estudiante de doctorado en el grupo de investigación de la antropóloga brasileña Mariana Françozo: una flor de girasol (Helianthus annuus) y ramas y hojas del árbol denominado pimienta etíope (Xylopia aethiopica). “Las ilustraciones de los Libri picturati es muy probable que constituyan el primer registro de estas dos especies en Brasil”, comenta Françozo. Junto a otras colegas, Alcántara Rodríguez examinó la iconografía botánica producida en Brasil que forma parte de la colección y determinó la especie y la procedencia de cada una de las plantas ilustradas, además de comprobar su estatus de conservación actual en la naturaleza.
La historia del girasol es una de las más interesantes. Nativo de América del Norte, originalmente era cultivado como alimento por los pueblos indígenas desde hace más de mil años. “Oficialmente, la introducción de esta planta en Brasil se sitúa a principios del siglo XX, tras la gran ola inmigratoria europea. En el país, inicialmente se la cultivaba para producir aceite”, explica la antropóloga. “Pero los holandeses la incluyeron como parte de la flora del nordeste del país tres siglos antes”. Según una de las referencias que constan en la obra, los grupos indígenas tupíes de Brasil ya conocían el girasol hacia el año 1640. En los Libri picturati, la planta es llamada Camará-guaçu, tal como probablemente la llamaban los tupíes.
Por su hermosura, el girasol fue llevado por los colonizadores de Hispanoamérica a Europa en el siglo XVI, para cultivarlo con fines ornamentales. Es posible que la planta haya sido traída a Brasil desde el Viejo Mundo antes de lo que se supone. Las investigadoras de Leiden esbozan algunas hipótesis que explicarían la llegada de la planta al nordeste del país, probablemente en el siglo XVII o incluso antes. Los marineros portugueses, durante sus idas y venidas a través del Atlántico, podrían haber sido los protagonistas accidentales de su introducción en el país. Otra posibilidad reside en que el girasol haya sido traído por mercaderes de manera intencional. No se descarta, incluso, que los responsables de transportar la planta a ultramar hayan sido los propios holandeses.
Aunque es antigua, la difusión de la aromática y medicinal pimienta etíope, originaria de las selvas tropicales de África, parece haber sido menos intensa en Brasil. Fuera del continente africano, esta planta fue muy utilizada en Europa hasta su sustitución, en el siglo XVI, por otras especias asiáticas. En la época colonial, los esclavizados de las plantaciones tropicales de América la cultivaban como parte de su alimentación. En Brasil, se tiene constancia de su uso en los rituales del candomblé. Pero aquí acabó perdiendo espacio ante otros chiles autóctonos de la sabana tropical brasileña, el Cerrado.
No se sabe quiénes fueron los autores de las ilustraciones de la naturaleza realizadas durante la ocupación holandesa de Pernambuco y otras zonas del nordeste brasileño entre 1630 y 1654. Algunos autores especulan que los dibujos y pinturas, realizados con diferentes técnicas, podrían ser obra de los pintores neerlandeses Frans Post y Albert Eckhout, que en aquella época estuvieron en Brasil, y también del naturalista George Marcgraf. Además de la flora, los dibujos y pinturas de los Libri picturati, realizados entre 1636 y 1644, durante el gobierno de Maurício de Nassau, retratan la fauna de la región.
“Las ilustraciones de los Libri picturati fueron poco estudiadas a lo largo de los años”, comenta Cláudia Philippi Scharf, quien en 2019 defendió su tesis doctoral en artes visuales en la Universidad Federal de Bahía (UFBA), centrada en las ilustraciones de la fauna que aparece en la colección. “Existen desde hace casi 400 años, pero durante largos períodos quedaron olvidadas en bibliotecas y, tras la Segunda Guerra Mundial, se las consideró desaparecidas. La colección se conservaba en un museo de Berlín, pero, al igual que otros libros, fue retirada de la ciudad alemana durante el conflicto armado a mediados del siglo pasado. Su paradero permaneció ignorado por espacio de tres décadas, hasta que en 1977 fue encontrada en la biblioteca Jagiellonian, en la ciudad de Cracovia (Polonia), donde actualmente se conserva.
En el material iconográfico generado en Brasil que aparece en los Libri picturati constan diversas colecciones de imágenes, dibujos o pinturas que nunca han sido impresos. Las pinturas al óleo, como las del girasol y la pimienta etíope, forman parte del álbum Theatrum rerum naturalium Brasiliae. Las imágenes realizadas a lápiz o crayón fueron encuadernadas en el álbum denominado Miscellanea cleyeri. Todos estos títulos –además de los dibujos realizados por artistas y naturalistas de otras partes del mundo en aquel período– fueron recopilados en esta colección que pasó a conocerse como Libri picturati.
“Los Libri picturati contienen un material muy bien conservado que revela toda una imagen arquetípica de aquella época. Muchas de las plantas, que llamaban la atención de quien realizaba los registros por su abundancia, tenían en ese entonces un uso medicinal”, comenta Françozo. “El conjunto de especies documentadas también hace posible establecer correlaciones ambientales importantes con lo que ocurre en la actualidad”. Hoy en día, esta colección de ilustraciones artístico-científicas de 380 años de antigüedad se encuentra totalmente digitalizada y puede ser objeto de otros tipos de estudios.
Artículo científico
ALCÁNTARA RODRÍGUEZ, M. et al. Looking into the flora of Dutch Brazil: Botanical identifications of seventeenth century plant illustrations in the Libri picturati. Scientific Reports. On-line. 5 oct. 2021.