Con cuatro meses de atraso, la Sociedad Alemana de Apoyo a la Investigación Científica (DFG, según su sigla en alemán) le concedió a la matemática y científica de materiales Britta Nestler, de 45 años, el Premio Leibniz, que cada año otorga un reconocimiento al trabajo de alrededor de una decena de líderes científicos en el país, ofreciéndoles a cada uno de ellos 2,5 millones de euros para invertirlos en sus proyectos a lo largo de siete años. Mientras que los otros nueve ganadores del premio fueron galardonados el día 15 de marzo, Nestler, investigadora del Instituto de Tecnología de Karlsruhe, recién pudo recibir la distinción el 4 de julio. En ese intervalo, ella afrontó una investigación por mala conducta científica ante la DFG, y fue exculpada.
La lista de los laureados había sido divulgada en el mes de diciembre y, en marzo, pocos días antes de la ceremonia, una denuncia anónima acusó a la investigadora de cometer fraude en proyectos de investigación financiados por la DFG, que es la principal agencia de apoyo a la investigación básica de Alemania. El cariz de la denuncia fue mantenido en secreto por la DFG, que abrió una investigación y decidió suspender temporalmente el lauro anunciado. “Aunque haya sido una decisión difícil, la misma se hizo para preservar los intereses de Britta Nestler, de la DFG y del Premio Leibniz”, dijo Dorothee Dzwonnek, secretaria general de la agencia, durante la ceremonia de entrega del premio. “A continuación, trabajamos arduamente para investigar todos los aspectos de las acusaciones, escuchamos la defensa de Nestler y contratamos a un revisor externo antes de que nuestro comité de averiguación de alegatos de mala conducta abordase el tema. Esa investigación no arrojó evidencias de mala conducta”.
La entrega del Premio Leibniz se llevó a cabo durante la asamblea anual de la DFG en la ciudad de Halle, que contó con la presencia de la ministra de Educación e Investigación de Alemania, Johanna Wanka. “Para la DFG, es importante que Britta Nestler reciba este premio en una ceremonia formal y en presencia de quien toma decisiones políticas”, dijo Dzwonnek. Nestler no se pronunció al respecto.
No es la primera vez que la DFG atraviesa una situación de ese tipo. Según la revista Der Spiegel, en 2005, la profesora de medicina Stefanie Dimmeler también vio aplazado su galardón luego de ser acusada de fraude. Se comprobó que ella utilizó una misma imagen en varios artículos como si fueran experimentos distintos. La DFG concluyó que no actuó de mala fe y su equívoco tampoco comprometió la veracidad de los trabajos publicados, y le otorgó el premio.
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