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Memoria

Una revuelta contra la balanza

La implementación del sistema métrico decimal en Brasil motivó una protesta popular que fue duramente reprimida durante el período imperial, hace 150 años

Patrones de masa (à izq.) y volumen elaborados por el Arsenal de Lisboa a pedido del príncipe regente João

DÍAS, J.L. de M. Medida, normalização e qualidade. 1998. Reproducción Joubert Aragão. Colección de la Casa de la Moneda de Brasil

Palmos, brazas inglesas y leguas para medir longitudes y distancias; onzas y arráteis para pesar carnes secas y azúcar; pintas para los líquidos; alqueires para la harina y los granos. Estas medidas resultan hoy en día tan extrañas como lo fueron metros, kilos y litros para los brasileños de 1862, cuando Brasil adoptó oficialmente el sistema métrico decimal (SMD). Las nuevas formas de medir masa y volumen solamente se volvieron obligatorias a partir de 1873, pero una década no fue tiempo suficiente como para popularizarlas. Las amenazas de multas e incluso de prisión para cualquiera que no utilizara las nuevas medidas desencadenaron un levantamiento en el nordeste del país, que se conocería como la Revuelta de Quebra-quilos. Según los periódicos de la época, numerosos grupos invadieron las ferias semanales de las ciudades del interior en la región nordeste, rompiendo los nuevos instrumentos de medición y resistiéndose a utilizar los patrones de referencia del nuevo sistema de medidas.

Los campesinos que vivían en los montes de la sierra de Borborema (que se extiende por los estados de Alagoas, Pernambuco, Paraíba y Rio Grande do Norte) y que vendían sus productos agrícolas en dichas ferias, llamados matutos [brutos] mientras que los hombres del gobierno imperial eran “doctores”. “Los matutos se apoderaron de la ciudad, irrumpieron en la cárcel, inutilizaron las nuevas pesas y medidas y destruyeron los archivos públicos”, denunciaba el juez y escritor Geraldo Irinêo Joffily (1917-1985) en su libro O quebra-quilo. A revolta dos matutos contra os doutores (Thesaurus, 1977).

Joffily describe el primer altercado ocurrido en la feria de Campina Grande, Paraíba, el 14 de noviembre de 1874: “Los matutos persistían en sus negativas y quejas, cuando apareció el comisario João Peixoto con algunos policías y valentones del pesado Alexandrino Cavalcante, propietario del mercado, intentando dispersar a machetazos a los grupos más agitados; algunos matutos reaccionaron de manera sorprendente […] Los comerciantes del mercado buscaron refugio detrás de unas cajas de madera en donde se guardaban chancacas; y fue allí donde el negro João Carga d’Água, muy conocido por todos, arrojó el primer ladrillo de azúcar contra la policía, siendo imitado por muchos, ya que miles de ladrillos de más de medio kilo estaban amontonados sobre esteras en el piso de la feria; un pedazo de rapadura lo acertó en la cabeza al comisario, quien permaneció desmayado durante mucho tiempo, mientras los soldados eran empujados y golpeados por las mujeres”. Las publicaciones oficiales sustituyeron los ladrillos de azúcar mascabado por piedras.

DÍAS, J.L. de M. Medida, normalização e qualidade. 1998. Reproducción Joubert Aragão. Colección de la Casa de la Moneda de Brasil Báscula fabricada en Brasil en 1856DÍAS, J.L. de M. Medida, normalização e qualidade. 1998. Reproducción Joubert Aragão. Colección de la Casa de la Moneda de Brasil

Los informes de la policía y de los presidentes provinciales describen la revuelta como la reacción de un grupo de personas ignorantes, recelosas de las innovaciones científicas y manipuladas por “intereses inconfesables”, según sostiene la historiadora María Verónica Secreto, de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y autora del libro (Des)medidos: A revolta dos quebra-quilos (1874-1876) (Mauad X, Faperj, 2011). La desconfianza era contra el gobierno, no contra la ciencia: “El poder estatal, visto como un instrumento de la clase dominante, carecía de credibilidad. La población entendía que las leyes se hacían en beneficio de algunos”, explica. El filósofo Rafael de Oliveira Vaz, del Instituto Nacional de Metrología, Calidad y Tecnología (Inmetro), lo refuerza: “La implementación de normas exige confianza, de la que ciertamente carecían los doctores del Imperio”.

El movimiento se extendió por varias provincias del actual nordeste brasileño (llamado norte, en el período imperial), entre 1874 y 1875, llegando hasta la provincia de Minas Gerais en 1876. Según Secreto, la magnitud de la revuelta revela el descontento que la motivó.

La región del nordeste atravesaba una intensa crisis económica, provocada por las sequías y la caída de los precios del azúcar y del algodón en el mercado exterior. En lugar de medidas que ayudasen a resolver los problemas, el Estado introdujo nuevas cargas, como el “impuesto de piso”, aplicado a los bienes expuestos en el piso de los mercados, y el “impuesto de sangre”, la ley de reclutamiento militar. La imposición de nuevos patrones de medición por parte del gobierno imperial, que cargaba con un peso financiero, ya que demandaba la adquisición de balanzas y pesas, llegaba a la población como otra forma de agresión estatal.

El levantamiento fue violentamente reprimido. El capitán José Longuinho da Costa Leite (sin fecha de nacimiento ni de muerte), encargado de restablecer el orden en Paraíba, se hizo famoso por ser el inventor de los “chalecos de cuero”, tortura aplicada a los insurgentes. “Consistía en coserle al pecho de los presos, muchos de ellos acusados, una tira de cuero crudo, previamente mojada durante horas. A medida que el cuero se secaba, comprimía el pecho de la víctima, provocando a menudo una muerte torturante por asfixia”, describe Joffily en su libro.

Torsade de Pointes / Wikimedia CommonsUna rara fotografía de la Revuelta de Quebra-quilos, en 1874, en el interior de la región nordeste de BrasilTorsade de Pointes / Wikimedia Commons

Secreto dice que, pese a la brutalidad de la represión, las revueltas de la época fueron relativamente exitosas. Además de dificultar el alistamiento militar y atrasar el registro civil, lograron dilatar la generalización del sistema métrico decimal.

También hubo resistencia en otras naciones de América del Sur, que oficializaron el SMD entre las décadas de 1850 y 1870, con excepción de las Guayanas inglesa y holandesa, que recién adhirieron en 1971, concluye el historiador João Fernando Barreto de Brito en su tesis doctoral defendida en 2020 en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ).

En México – , al igual que Brasil, imponía multas a quienes no utilizaban el SMD – hubo conflictos violentos en 1896, más de 30 años después de la promulgación de la ley que volvió obligatorio el sistema (de 1862). En Nueva Granada (actual Colombia), la resistencia se superó con flexibilidad: el decreto que adoptó oficialmente el SMD, de 1853, permitió que la población continuase utilizando medidas tradicionales. Se adoptó en su momento un “modelo híbrido”, en el que se utilizaba el sistema francés para los asuntos de Estado y las antiguas medidas en el ámbito privado.

Jebulon / Wikimedia CommonsCartel escolar de 1892Jebulon / Wikimedia Commons

Hubo resistencia en la propia Francia, donde nació el SMD en el siglo XVIII. “La sistematización no fue una tarea fácil, había muchas unidades de medida diferentes”, dice Vaz. Según él, el gobierno francés instituyó el SMD en 1799, pero más tarde, ante la reacción, retrocedió. En 1812, dos decretos, que solamente serían anulados en 1837, permitieron que se adoptara nuevamente en el comercio la anterior nomenclatura de unidades y el uso de unidades no métricas.

En la actualidad, tres países aún no han adoptado oficialmente el ahora llamado Sistema Internacional de Unidades (SI), establecido en 1960 a partir del sistema métrico francés. Estados Unidos, Liberia y Myanmar siguen utilizando las medidas del sistema imperial británico, como pies, yardas y onzas. A pesar de haber adoptado oficialmente el sistema métrico decimal en 1965, presionada por las exigencias del comercio internacional, Inglaterra sigue viviendo con las medidas y nomenclaturas tradicionales de su antiguo sistema.

La unificación de sistemas de pesos y medidas fue la realización de un sueño iluminista, que buscaba llevar a las naciones al progreso. En lugar de medidas antropométricas (como palmos y brazas), el objetivo era llegar a un sistema racional y universal, basado en fenómenos físicos inmutables, que facilitara los intercambios comerciales, en el contexto de la expansión del capitalismo.

L. F. Labrousse e J. P. Delion /  Wikimedia CommonsXilografía de 1800 ilustrando las nuevas unidades de medidas utilizadas en FranciaL. F. Labrousse e J. P. Delion /  Wikimedia Commons

El metro fue definido tras siete años de expediciones, entre 1792 y 1799, con la audaz tarea de medir el tamaño de la Tierra: 1 metro equivale a una décima de la millonésima parte de la longitud del cuadrante del meridiano que conecta el polo norte con el ecuador, pasando por la ciudad de París.

Dirigida por los astrónomos franceses Pierre François André Méchain (1744-1804) y Jean Baptiste Joseph Delambre (1749-1822), la expedición contó con el apoyo de la Academia de Ciencias de Francia y del propio rey Luis XVI (1754-1793), cuatro meses antes de ser depuesto por la Revolución Francesa en 1792. Delambre se dirigió al norte, de París a Dunkerque, mientras que Méchain fue al sur, de París a Barcelona. El objetivo era medir la fracción del meridiano de Dunkerque a Barcelona, para proyectar, a partir de cálculos trigonométricos, la distancia existente entre el polo norte y el ecuador. Para el nombre de la nueva unidad de medida buscaron un término griego antiguo, que consideraban ser más universal que una palabra francesa: metro deriva de metron, que significa “medida”.

El kilogramo fue la última unidad de medida reemplazada por constantes físicas

La ley que implementó el SMD, de 1793, ofrecía un valor provisorio para la unidad de longitud, basándose en estimaciones del físico matemático Pierre-Simon Laplace (1749-1827), del matemático Joseph Louis Lagrange (1736-1813) y del físico Jean Charles de Borda (1733-1799). En 1799, la entrega de los prototipos en platino del metro y el kilogramo definitivos a los Archivos de la República de París, marcó la definición oficial.

La ley también definió el kilo basándose en la medición de la masa de 1 decímetro cúbico (dm3) de agua destilada en su máxima densidad a presión atmosférica; y el litro, medida de capacidad, como el volumen de 1 decímetro cúbico. También en 1799 se depositaron en el Archivo de la República prototipos de platino que representaban el metro y el kilogramo. En la actualidad, estas piezas forman parte de la colección de la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM), creada en 1875 por la Convención del Metro, firmada por 17 países, Brasil inclusive.

Elzauer / Getty ImagesEn el mercado Ver-o-Peso, ciudad de Belém (estado de Pará), se puede comprar harina por litroElzauer / Getty Images

En 1875, había pasado más de una década desde que Brasil adoptara oficialmente el nuevo sistema. La Ley Imperial nº 1.157, firmada por Pedro II en 1862, daba un plazo de 10 años para que se realizara la adaptación al sistema métrico francés y determinaba su inclusión en los programas de las escuelas primarias públicas y privadas. Según un artículo escrito por la matemática Elenice Zuin, de la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (PUC-MG), publicado en 2017 en Educação Matemática Pesquisa, incluso antes de la promulgación de la ley, ya circulaban en Brasil libros escolares portugueses que enseñaban el sistema métrico decimal. Los libros de aritmética de autores brasileños también mencionaban el SMD.

El deseo de que Brasil se alineara a los países europeos, adoptando el sistema científico creado en Europa, se vio obstaculizado, sin embargo, por el acceso de la población a la educación formal y también, debido a la irregular distribución de patrones de medida, como las pesas de hierro utilizadas en las mediciones, todavía importadas desde Francia. “Brasil no tenía los medios necesarios como para difundir el nuevo sistema”, comenta Vaz.

Fue recién durante la Era Vargas (1930-1945), frente a las demandas de la industrialización, que el gobierno intensificó los esfuerzos para implementar el SMD. En 1962, el país adhirió al recién creado SI, compuesto actualmente por siete unidades básicas: metro, para longitud; kilogramo, para masa; segundo, para tiempo; amperio, para corriente eléctrica; kelvin, para temperatura termodinámica; candela, para intensidad de luz; y mol, para cantidad de sustancia.

Japs 88 / Wikimedia CommonsRéplica del prototipo del kilogramo expuesto en el museo de la Cité des Sciences et de l’Industrie, en ParísJaps 88 / Wikimedia Commons

En la XVII Conferencia General de Pesos y Medidas, en 1983, se decidió lastrar el metro en la velocidad de propagación de la luz en el vacío. El metro ahora se define como la longitud recorrida por la luz en el vacío durante un intervalo de tiempo de 1/299.792.458 de segundo. Otras unidades fundamentales de medida fueron reemplazadas por constantes físicas, cantidades universales que, en principio, no sufren alteraciones con el tiempo.

En 2019, el kilogramo, la última de las unidades de medida que fue redefinida, dejó de establecerse a partir del cilindro metálico guardado bajo tres cúpulas de cristal en una caja fuerte en la sede del BIPM en Sèvres, en las afueras de París. La unidad básica de masa se define actualmente con base en la constante de Planck, propuesta en 1900 por el físico alemán Max Planck (1858-1947), que establece una relación entre la energía de las partículas luminosas (fotones) y la frecuencia a la que vibran (lea Pesquisa FAPESP, edición n°256).

Sin embargo, no toda la tecnología no tiene el poder de eliminar la tradición. Hoy en día, el sistema métrico decimal convive, sin conflictos, con las medidas tradicionales. Persisten algunas medidas antropométricas, como las pulgadas, que miden la pantalla de televisión, o los pies, que miden la altura de una aeronave. En los mercados abiertos de Brasil se pueden comprar paquetes de verduras y cuencos de frutas. Según un artículo de la matemática Patrícia de Campos Corrêa, publicado en Amazônia – Revista de Educação em Ciências e Matemáticas, en la región norte existen otras unidades populares: manojo de pescados, cesto de azaí, cesta de ananás, tarro de camarones. En el famoso Mercado Ver-o-Peso de Belém, capital de Pará, se pueden ver incluso nuevos usos para las unidades del sistema internacional: allí se puede comprar 1 litro de castañas, de harina de mandioca o de camarones. El litro estándar, creado como unidad de medida para los líquidos, se utiliza para los sólidos. Al lado del mostrador se encuentran las básculas digitales con el sello del Inmetro, listas para ser mostradas en caso de que aparezcan los inspectores municipales.

Artículos científicos
BRITO, J. F. B. de. ¿Cuánto pesa el kilo? La adopción del sistema métrico decimal francés en Brasil y los Quebra-quilos (1862-1875). Tesis doctoral en historia social. Universidad Federal de Río de Janeiro, 2020.
CORRÊA, P. de C. Sistema Métrico Decimal no ParáAmazônia – Revista de Educação em Ciências e Matemáticas, v. 11, n. 22. ene. 2015.
VAZ, Rafael O. Antecedentes do Sistema Métrico Decimal no Brasil: O artigo “Memória sobre a adopção do Systema Métrico no Brazil e de uma circulação monetária internacional“ (1859), de Cândido Batista de OliveiraInstituto Nacional de Metrologia, Qualidade e Tecnologia (Inmetro), nov. 2012.
ZUIN, Elenice. José Joaquim D’Avila: pela defesa de um novo sistema de pesos e medidas no Brasil no século XIX? Educação Matemática Pesquisa, v. 19, n. 2, p. 187-210. 7 sep. 2017.

Libros
CREASE, R. P. A medida do mundo. A busca por um sistema universal de pesos e medidas. Río de Janeiro: editorial Jorge Zahar, 2013.
DIAS, José Luciano de Mattos. Medida, normalização e qualidade; aspectos da história da metrologia no Brasil. Rio de Janeiro: Ilustrações, 1998.
JOFFILY, Geraldo Irinêo. O quebra-quilo. A revolta dos matutos contra os doutores (1874). Brasília: Thessaurus, 1977. Disponible en: Revista de História, v. 54, n. 107 (1976). p. 69-145, 2023.
LIMA, L. M. de. Derramando susto: os escravos e o Quebra-quilos em Campina Grande. Campina Grande, editorial de la Universidad Federal de Campina Grande (EDUFCG), 2006.
MAIOR, A. S. Quebra-quilos – Lutas sociais no outono do Império. São Paulo: Companhia Editora Nacional, 1978.
ROZENBERG, I. M. O Sistema Internacional de Unidades – SI. São Paulo: Instituto Mauá de Tecnologia, 2006.
SECRETO, M. V. (Des) medidos: a revolta dos quebra-quilos (1874-1876). Río de Janeiro: Mauad X: FAPERJ, 2011.

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