El nuevo coronavirus no deja de sorprender y atemorizar. En los primeros meses de 2021 surgió información sobre la propagación rápida de nuevas variantes del Sars-CoV-2. A medida que se multiplica, el virus puede acumular errores (mutaciones) en su material genético. Una variante es un grupo de virus que comparte mutaciones en común y difiere del virus descrito originalmente. Actualmente hay tres variantes que inquietan a las autoridades sanitarias: la 501Y.V1, la 501Y.V2 y la 501Y.V3, que aparentemente se propagan con mayor velocidad que la versión del virus identificada por primera vez en Wuhan (China), en 2019. También existen indicios de que las dos últimas podrían eludir la acción de los anticuerpos generados a partir del uso de algunas vacunas. La primera variante identificada –la 501Y.V1, también conocida como 20I/501Y.V1 o 202012/01– apareció en septiembre de 2020 en el Reino Unido y cinco meses después ya se registraba su circulación local en más de 80 países. Esta versión acumula 17 mutaciones con respecto a la de Wuhan y comparte con las otras dos variantes una alteración de importancia: la N501Y, que altera la proteína de la espícula (spike) del virus y facilita su adherencia a las células humanas. La 501Y.V2 fue detectada en el mes de octubre en Sudáfrica y ya hay transmisión local en América del Norte y en Europa. Entre sus mutaciones, hay una que parece ser importante porque puede bloquear la acción de los anticuerpos: la E484K en la espícula. Esta misma mutación aparece también en la variante 501Y.V3, originaria del estado brasileño de Amazonas, y que actualmente se propaga por Brasil. Ya se la ha detectado en viajeros en Japón, Estados Unidos y Europa.
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