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Enseñanza de las ciencias

Visiones nubladas

Con una formación precaria, los jóvenes brasileños recurren al bagaje cultural y religioso para explicar la evolución de los seres vivos, apunta una tesis

Exposición permanente Do macaco ao homem [Del mono al hombre], en el espacio Catavento Cultural, en São Paulo: conocimiento sobre evolución fuera de la escuela

Léo RamosExposición permanente Do macaco ao homem [Del mono al hombre], en el espacio Catavento Cultural, en São Paulo: conocimiento sobre evolución fuera de la escuelaLéo Ramos

Un estudio que comparó el nivel de conocimiento científico de alumnos de Brasil e Italia contiene un panorama revelador sobre los problemas en la enseñanza de la teoría de la evolución y su impacto en la formación de los jóvenes brasileños. El sondeo sugiere que la precaria formación científica de los estudiantes de la enseñanza media del país los lleva a recurrir a su bagaje cultural y religioso para explicar la evolución de los seres vivos y el origen de la especie humana, algo que no se observa entre los italianos, a quienes se les imparte una educación científica más sólida. En el trabajo tomaron parte los equipos de Nélio Bizzo, docente de la Facultad de Educación de la Universidad de São Paulo (FE-USP), y de Giuseppe Pelegrini, docente de la Universidad de Padua, en Italia, y el mismo se basó en la aplicación de un cuestionario estandarizado que respondieron estudiantes de 15 años de edad de ambos países. En Brasil, 2.404 alumnos de 78 escuelas públicas y privadas de todos los estados brasileños participaron en la encuesta, sorteados aleatoriamente a partir de un plan con rigor estadístico, y compusieron una muestra de representación nacional y regional. Los resultados salieron publicados en la tesis doctoral de Graciela da Silva Oliveira, docente de la Universidad Federal de Mato Grosso, que fue defendida en agosto en el programa de posgrado  de la FE-USP bajo la dirección de Bizzo.

El estudio muestra que existe una diferencia clara en la postura de los estudiantes de ambos países frente a conceptos relacionados con la teoría de la evolución. En Italia, un país de fuerte tradición católica, concepciones de mundo científicas y religiosas coexisten en el repertorio de los estudiantes y sólo eventualmente entran en conflicto, con algunos ejemplos de alumnos que rechazan el abordaje científico sobre el origen de los seres humanos y de las especies. Sin embargo, exhiben familiaridad con conocimientos científicos y, si los rechazan, eso no puede explicarse por la falta de comprensión. En tanto, en Brasil, la realidad es distinta. Les falta dominio sobre los conceptos a la mayoría de los jóvenes. Por eso muchos alumnos respondieron que “no sabían” cuando se los indagó si eran falsas o verdaderas afirmaciones tales como la existencia de parentesco entre el ser humano y los otros primates. “Ellos consideran válidas percepciones de comprensión más sencilla, como la de que los seres vivos cambian a lo largo del tiempo y que la evolución biológica ocurre en la naturaleza, pero se confunden con temas relacionados con los ancestros comunes y con el origen humano”, dice Da Silva Oliveira.

La principal explicación para el desempeño distante de ambos países tiene relación con la educación científica. “En Italia, las primeras nociones sobre la teoría evolutiva se les muestran a los alumnos en los grados iniciales de la enseñanza básica y se sofistican en el contenido de las clases durante la trayectoria escolar”, afirma Bizzo. “Desde los nueve años de edad, los niños italianos estudian el origen del Homo sapiens, tanto en las clases de ciencias como en las de historia”. El mes pasado, el Ministerio de Educación presentó una propuesta de Base Nacional Común Curricular (BNC) para la enseñanza básica de Brasil que se discutirá durante los próximos meses. “Esta propuesta incluye en el currículo de 6º grado de la enseñanza básica la historia evolutiva de las especies. Y constituye un avance. Falta en el currículo brasileño la historia de la vida en la Tierra. Si la paleontología estuviera presente en el currículo de ciencias, por ejemplo, la dificultad de los estudiantes sería menor”, afirma Bizzo, quien coordina el Núcleo de Investigaciones en Educación, Divulgación y Epistemología de la Evolución (Edevo-Darwin), vinculado a la Prorrectoría de Investigación de la USP, dentro del cual se llevó a cabo el sondeo. El trabajo se complementará con estudios comparativos realizados con estudiantes de las islas Galápagos, en el Pacífico, cuya observación inspiró a Charles Darwin a formular la teoría de la evolución. Los datos del equipo ecuatoriano formarán parte de una tesina de maestría en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), y están siendo analizados por Adrián Soria, bajo la supervisión del profesor Nicolás Cuvi. El procesamiento de datos, realizado en la USP, reveló que la realidad de los jóvenes que viven en las islas Galápagos y que mantienen contacto diario con la realidad que influyó a Darwin está más cerca de la de los jóvenes brasileños que de la de los italianos.

Más allá de las tensiones entre el creacionismo, creencia que le adjudica la creación de los seres vivos y de la humanidad a un agente sobrenatural, y la teoría de Darwin, que plantea la ancestralidad común entre seres vivos y su evolución mediante selección natural, existe una dificultad de comprensión de conceptos complejos que se ve agravada por una formación escolar deficiente. “Es común que los alumnos creen concepciones distorsionadas. Muchos creen que las especies evolucionaron de manera rápida y que, de una generación a otra, surgieran cambios significativos”, comenta Marcelo Motokane, docente del Departamento de Biología de la Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de la USP, especialista en enseñanza de la biología. “También tienen dificultades para comprender que los cambios ocurren a nivel poblacional y no logran concebir escalas de tiempo tan distintas a las que están acostumbrados a manejar”, explica.

Alumnos de la enseñanza básica alrededor de una reproducción de pinturas rupestres ...

LÉO RAMOSAlumnos de la enseñanza básica alrededor de una reproducción de pinturas rupestres …LÉO RAMOS

Una pregunta frecuente
Visiones equivocadas sobre la evolución forman parte del cotidiano del estudiante de biología Moisés Bezerra da Silva, de 28 años, quien trabaja como monitor de la exposición permanente Do macaco ao homem [Del mono al hombre], exhibida en el museo de ciencias Catavento Cultural, en São Paulo. Según Bezerra da Silva, una de las preguntas más frecuentes que realizan los estudiantes que visitan el museo en caravanas y el público de todas las edades que aparece los fines de semana es la siguiente: si el hombre viene del mono, ¿por qué los monos siguen existiendo? “Cuando mostramos las réplicas de los fósiles de los ancestros del Homo sapiens, cómo fueron halladas y la escala del tiempo en que vivieron, muchas personas se sorprenden y quedan fascinadas”, dice Moisés, quien siempre inicia la visita guiada de 50 minutos con un alerta. “Explico que la exposición se basa en el conocimiento científico sobre el origen de las especies y que el objetivo no es cuestionar la creencia religiosa de nadie. Y en tono de broma, sugiero que me inviten a almorzar después de la presentación si quieren debatir fe y religión. Pero es común que algunos argumenten que la evolución es una farsa y que el hombre es obra de Dios”, afirma el monitor, que conoce bien los embates entre la ciencia y la religión.

Criado en una familia bastante religiosa, que siempre frecuentó la iglesia Asamblea de Dios, Moisés creció escuchando las explicaciones bíblicas del origen del hombre y sólo tomó contacto con la teoría de la evolución cuando ingresó en una carrera nocturna de biología de una facultad privada de São Paulo, ya que las escuelas públicas de enseñanza básica y media que frecuentó se eximieron de abordar del tema. “La carrera me abrió nuevas perspectivas”, dice el estudiante, que se recibirá el año que viene. Para conducir las visitas a la exposición, Bezerra da Silva tubo un entrenamiento junto con otros monitores e hizo un curso de corta duración con el arqueólogo y antropólogo Walter Neves, quien ideó la muestra.

Para el profesor Marcelo Motokane, aparte de reforzar el currículo, se hace necesario mejorar las carreras de licenciatura en ciencias biológicas. “Es común que los docentes no entiendan de manera adecuada los conceptos de la teoría de la evolución. E incluso cuando los conocen, muchos tienen dificultades para evitar que los alumnos creen interpretaciones distorsionadas”, afirma. La investigación en la enseñanza de ciencias, según Motokane, ha apuntado caminos tendientes a enfrentar esos problemas, tales como la enseñanza a través de la investigación, basada en el reconocimiento de un problema y el intento de solucionarlo utilizando el conocimiento científico. “Pero nuestra enseñanza se basa en demasía aún en la simple transmisión de conceptos.”

En el cómputo general, el 17% de los estudiantes brasileños sostuvo que “querrían ser científicos” y el 29% manifestó interés en “trabajar con ciencia”. Según Da Silva Oliveira, existen indicios de que el interés de los alumnos es mayor en escuelas más comprometidas con las clases de ciencias. Estudios cualitativos apuntarán a investigar el tema con mayor profundidad.

Un agravante captado en la investigación es que la búsqueda de conocimiento sobre ciencias fuera de los espacios escolares es rara en Brasil. “Hay pocos programas de televisión sobre temas científicos e incluso el hábito de investigar esos temas en internet no es muy difundido”, afirma Da Silva Oliveira. Según la investigadora, no se observa en las respuestas de la mayoría de los estudiantes brasileños una perspectiva dogmática, en la cual la religión cambie radicalmente la percepción de los jóvenes. Pero sí buscan en la cultura aquello que la escuela no aporta. “La religión no es la única fuente de resistencia. Hay factores culturales y también sociales, como la escolaridad de las familias, por ejemplo, que influyen en la visión de mundo de los estudiantes”, sostiene.

La idea de que la religión no ejerce influencia de manera aislada ya se conocía a través de otros estudios, pero el sondeo tuvo el mérito de mapearla dentro de la realidad educativa brasileña. El nivel socioeconómico y el acceso a la información dentro de casa parecen tener alguna relevancia. Un ejemplo de ello: ante la afirmación de que “los fósiles son evidencias de seres vivos que vivieron en el pasado”, los estudiantes que declararon tener más libros en casa respondieron que eso es “verdadero” con mayor frecuencia. Entre los que poseen una biblioteca en casa con más de 250 libros, ese porcentaje llegó al 93,9%. Entre los que tienen entre diez y 250 libros, dicho índice osciló entre el 82% y el 84%. En tanto, entre los que no poseen ningún libro fue del 71,6%, y llegó al 79% entre los que tienen entre uno y diez libros.

...y reconstitución de un sepulcro de un hombre que vivió hace 28 mil años en Rusia, en el museo de ciencias Catavento Cultural

léo ramos…y reconstitución de un sepulcro de un hombre que vivió hace 28 mil años en Rusia, en el museo de ciencias Catavento Culturalléo ramos

La formación del planeta
De igual modo, la escolaridad de los padres parece contribuir de alguna forma para el desempeño de los alumnos. En el apartado “La formación del planeta Tierra ocurrió hace alrededor de 4.500 millones de años”, la distribución de las respuestas para la opción “verdadero” varió de acuerdo con el nivel de instrucción de la madre. Si la madre no tenía ninguna escolarización, el índice fue del 34,6%; si había cursado la enseñanza básica, del 42,7%; la enseñanza media, del 47,9%; la educación superior, un 53%. Con relación al origen de plantas y animales a partir de especies presentes en el pasado, el índice de respuesta “verdadero” fue del 54,6% para jóvenes cuyas madres no tenían escolarización y del 73,9% cuando las madres tenían diploma universitario.

Y está también la influencia de la religión, pero el tipo de credo implica una diferencia significativa. En la afirmación “La especie humana desciende de otra especie de primate”, los jóvenes católicos señalaron con mayor frecuencia la opción “verdadero” (un 47,6%). Significa que poco menos de la mitad de los jóvenes que se declararon católicos rechazan el creacionismo. Les siguen los sin religión (un 47,4%) y los de otras religiones (un 35,5%). Quienes más rechazaron la afirmación fueron los evangélicos pentecostales y los evangélicos tradicionales (un 31,5% y un 25,4% de opción “verdadero”, respectivamente), que también exhibieron la mayor frecuencia en la opción “falso”, con un 48,1%. “Los resultados indican que entre algunos jóvenes que no reconocen el cambio de los seres vivos en el transcurso del tiempo, se percibe con mayor intensidad que la religión constituye un importante componente en su visión de mundo”, dice Da Silva Oliveira. Para Nélio Bizzo, la enseñanza de ciencias de calidad ayudaría a evitar que ese contingente se amplíe. “Hay que estar atentos. Hay proyectos de ley en tramitación en el Congreso que plantean tratar al creacionismo como un contenido válido en las clases de ciencias. Uno de los objetivos de nuestro núcleo de investigación, que fue creado en 2012, consistía en generar una referencia científica para discutir propuestas de esta índole”, dice.

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