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Comunicación científica

Acceso amplio y ecuánime al conocimiento

El Portal de Periódicos de la agencia brasileña Capes conectó a los investigadores nacionales con el estado del arte en sus áreas respectivas, pero la incertidumbre ronda ahora a este modelo

Foto: Seungyeon Kim/Getty Images | Detalle de la estantería: Léo Ramos Chaves

Una biblioteca digital brasileña que asegura un amplio acceso al conocimiento en diversas áreas exhibe indicadores sólidos de rendimiento, pero al mismo tiempo, enfrenta dudas sobre su futuro. El Portal de Periódicos Científicos de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) hizo posible, durante sus dos décadas de existencia, la consulta de alrededor de 1.500 millones de artículos y otros documentos científicos. Cada mes registra unas 15 millones de descargas. Este material procede de más de 49.200 revistas científicas, 139 bases de datos y 12 plataformas de patentes, cuya lectura, en gran parte de los casos, requeriría que el usuario abone suscripciones o aranceles. Por intermedio de este portal, los investigadores y alumnos de 426 instituciones públicas del país, entre universidades, sociedades científicas e institutos de investigación, tienen acceso libre a todo ese contenido. Esto ha costado a las arcas de la Capes unos 380 millones de reales solo el año pasado; y los contratos con las editoriales generalmente se pagan en dólares estadounidenses. A valores actualizados, el total invertido por el gobierno federal entre 2001 y 2020 suma alrededor de 6.000 millones de reales.

Esta perspectiva de los 20 años de actividad del Portal de Periódicos surge de un estudio realizado por Welandro Damasceno Ramalho, publicado a finales de 2020 en la Revista Brasileira de Pós-graduação. Este trabajo es fruto de su doctorado, que defendió recientemente en el Programa de Educación en Ciencias de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul, cuyo objetivo principal consistía en mostrar las diversas etapas que atravesó la biblioteca digital en su trayectoria. El investigador recopiló los datos oficiales sobre el portal y analizó 390 contratos firmados entre la Capes –una agencia de fomento del Ministerio de Educación (MEC)– y editoriales internacionales. “Los resultados reflejan la importancia que adquirió la biblioteca digital para la educación superior brasileña”, dice Damasceno Ramalho, analista de ciencia y tecnología de la Capes desde 2009, quien participa, en el ámbito de la Coordinación de Contratos de la agencia, en la negociación con las editoriales de publicaciones científicas. “La gran cantidad de accesos y la expansión de los contenidos ofrecidos en el transcurso del tiempo sugieren que la estrategia de democratizar el acceso al conocimiento por medio de instituciones de todas las regiones de Brasil tuvo un gran alcance como política de Estado”.

La incertidumbre respecto al futuro del portal está vinculada a los cambios recientes en la comunicación científica. El modelo de compra de suscripciones está siendo progresivamente sustituido por otro, en el cual el acceso a las revistas es libre y el costo lo pagan quienes publican, no quienes leen. “La Capes se enfrenta al reto de efectuar una transición para ver cómo utiliza esos recursos que hoy invierte en el acceso a revistas cerradas para costear la publicación de artículos en periódicos abiertos, tal como ya está sucediendo en los acuerdos pactados por universidades e instituciones de diversos países incentivados por el llamado Plan S”, dice Abel Packer, coordinador de la biblioteca de revistas de acceso abierto SciELO Brasil, en referencia a la estrategia vigente a partir de este año, impulsada principalmente en los países de Europa (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 299).

El Portal de Periódicos fue creado en un momento en que la producción científica del planeta crecía a tasas elevadas y las bibliotecas y universidades brasileñas enfrentaban dificultades para financiar el acceso de sus investigadores a ese conocimiento, que se publicaba en revistas que estaban disponibles solamente para sus suscriptores. En 1999, se creó en São Paulo un embrión del portal, cuando la FAPESP implementó el Programa Biblioteca Electrónica (ProBE), que permitía la consulta del contenido de revistas científicas a través de internet, especialmente de aquellas que formaban parte de la base de datos Web of Science (WoS), empleando los recursos de la Red Electrónica del Estado de São Paulo (Red ANSP). Al principio, el servicio estaba disponible para ocho universidades públicas instaladas en el estado, pero pronto se amplió a 32 instituciones de enseñanza e investigación paulistas. “La experiencia de la FAPESP sirvió como ejemplo para la creación del Portal de Periódicos, en este caso, con alcance nacional”, explica el bioquímico Jorge Guimarães, presidente de la Capes entre 2004 y 2015. Con la consolidación de este portal, el programa de la FAPESP se discontinuó en 2003.

En su configuración inicial, en 2001, la biblioteca llegaba a 72 instituciones de enseñanza e investigación de Brasil, la sexta parte de lo que abarca actualmente, y disponía de los textos completos de 1.900 revistas. Los primeros años se caracterizaron por cierta inestabilidad. “Al principio, algunos investigadores se resistían al uso de la tecnología para acceder a los periódicos científicos y muchos creían que la iniciativa no prosperaría”, explica Damasceno Ramalho. “En 2002, hubo un cambio de gobierno, y el MEC evaluó cancelar las actividades del portal para reducir costos. Pero hubo una reacción de la comunidad científica y muchos defendieron la importancia del servicio. El ministerio no solo mantuvo el portal sino que, desde entonces, ha garantizado su financiación mediante sólidas erogaciones, incluso en momentos de restricción presupuestaria”, dice.

La investigación de Damasceno Ramalho hizo algunos descubrimientos peculiares. Constató, por ejemplo, que la idea de que el portal liberaba exactamente el mismo contenido a todas las instituciones, técnicamente no era correcta. Como los convenios con las editoriales tenían de tres a cinco años de duración, las nuevas universidades incorporadas no siempre tenían el mismo acceso a las revistas que las más antiguas, eso solamente ocurría cuando los contratos se renovaban.

Así como el crecimiento de las consultas y las instituciones participantes revela el alcance de la biblioteca, hay dificultades para medir su impacto sobre la calidad de la ciencia brasileña. “Esto sería posible si algunas instituciones tuvieran acceso y otras no. Como los contenidos están liberados para todas, no hay manera de compararlo”, dice José Roberto de Franca Arruda, docente de la Facultad de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Campinas (FEM-Unicamp) y miembro de la Coordinación Adjunta de Ciencias Exactas e Ingenierías de la FAPESP. No obstante, él no tiene duda de que el impacto es muy grande. “No hay manera de investigar en la frontera del conocimiento sin tener acceso al estado del arte de la literatura científica. Los científicos necesitan saber lo que sus colegas de otros países están produciendo para poder participar en los retos científicos de sus áreas”, sostiene. Según Welandro Ramalho, el impacto del portal probablemente sea mayor de lo que cualquier estadística podría sugerir. “No todo lo que un investigador lee se convierte en una referencia bibliográfica en sus trabajos. Y aun cuando un artículo consultado no se utilice, le ha servido al investigador para mantenerse actualizado y acumular conocimiento”, dice.

Un impacto tangible, dice el expresidente de la Capes, Jorge Guimarães, fue el aumento de la producción de artículos de revisión por investigadores brasileños. “Antaño, había enormes dificultades para escribir artículos de revisión de la literatura, porque los autores no tenían acceso a todo lo que se producía. Con el Portal de Periódicos, esta dificultad quedó virtualmente zanjada”, explica.

La iniciativa del Portal de Periódicos es única por su magnitud y trascendencia. Países como Chile y Portugal han creado programas similares, pero a menor escala. En la mayoría de las naciones, los contratos con las editoriales para disponer de acceso a los periódicos los negocian en forma descentralizada las universidades o consorcios de bibliotecas. Otra de sus características es la cobertura por áreas del conocimiento. Los datos del Informe Anual de la Capes de 2018 marcaron que las ciencias de la salud y las ciencias humanas representaban, cada una, el 18,8 % de las revistas disponibles en el portal, seguidas por las ciencias sociales aplicadas (el 14,7 %), las ciencias exactas y de la Tierra (el 14,3 %), las ciencias biológicas (el 11,4 %), entre otras.

La incorporación de universidades e institutos de investigación registró dos grandes saltos: el primero en 2009, cuando pasó de 194 a 311 instituciones afiliadas, y el otro en 2012, cuando esa cifra llegó a 417. En 2015 se alcanzó un pico de 436, 10 más que ahora. La Sociedad Brasileña de Física, por ejemplo, optó por dejar de tener acceso a la biblioteca porque sus investigadores ya podían consultar el contenido en las instituciones a las cuales están vinculados. Para definir la colección de revistas, la Capes tuvo en cuenta las nuevas demandas de los investigadores y el uso efectivo de la colección, realizando un seguimiento de las estadísticas de utilización del portal. En los últimos cinco años, con el alza del dólar y las restricciones presupuestarias del MEC, la Capes ha tratado de racionalizar el uso del portal y reducir los valores de los contratos. “Hubo que negociar con las editoriales una propuesta para aplicar algún porcentaje de reducción en los montos que cobran y, aunque a estas no les agrada divulgarlo, una porción razonable aceptó otorgar algunos descuentos”, dice Damasceno Ramalho.

Las negociaciones con las editoriales se renuevan cada año y los contratos ya están reflejando el impacto causado por el movimiento de ampliación del acceso abierto a las revistas científicas. “Cuando una editorial decide que una revista migre hacia el modelo de acceso abierto, esta pronto deja de formar parte de los contratos, ya que no tendría sentido pagar por algo que se encuentra disponible en forma gratuita. Pero la revista sigue disponible en el portal, aunque ahora, gratis”, explica Damasceno Ramalho. El Portal de Periódicos también brinda acceso a colecciones de acceso abierto, como en el caso de las revistas de la biblioteca SciELO, además de otros contenidos como los del Banco de Tesis y Tesinas de la Capes, que son públicos.

Según Abel Packer, la Capes debería pactar con las editoriales un modelo similar al que existe en Europa y Estados Unidos. Mediante los denominados acuerdos transformadores, los recursos utilizados con las suscripciones se transfieren al pago de aranceles de publicación de artículos en aquellas revistas que se comprometen a ampliar progresivamente sus actividades en acceso abierto (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 299). “La Capes siempre ha promovido negociaciones con inteligencia y profesionalismo, y ahora debería hacer uso de los sólidos recursos disponibles para lograr acuerdos que hagan posible la publicación en acceso abierto, que parece ser el camino a seguir en el futuro”, sugiere Packer. Arruda, de la Unicamp, tiene una preocupación similar. “El portal tiene mucho que celebrar de los últimos 20 años, pero los retos que han surgido debido a los cambios en la comunicación científica son gigantescos. Sería muy importante que las agencias de promoción de la investigación científica tuvieran una respuesta convergente con estos desafíos, de modo que los recursos que hoy en día se utilizan para el pago de suscripciones ayuden a financiar la publicación de artículos en acceso abierto”, dice. Damasceno Ramalho considera que el modelo del portal probablemente deberá adaptarse a nuevas realidades. “Pero, hoy por hoy, cumple un rol indispensable para la comunidad científica y, ahora mismo, no podría ser sustituido abruptamente por otro que no asegure la calidad de los contenidos y los recursos científicos actualmente disponibles en él”.

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