En el mes de julio del año pasado, los ejecutivos de Nanox, una empresa de tecnología de punta con sede en la ciudad de São Carlos (São Paulo), recibieron una invitación inesperada: participar en el programa de aceleración de negocios de Plug and Play, una de las principales aceleradoras del Valle del Silicio, en Estados Unidos. Inversora de empresas tales como Google, Rappi y Dropbox, Plug and Play había reparado en la empresa brasileña de nanotecnología a partir de un artículo que salió publicado en la versión en inglés de la Agência FAPESP y fue reproducida por Dairy Reporter, una publicación estadounidense especializada en el sector de los lácteos.
El reportaje hacía hincapié en el desarrollo de un material antimicrobiano a base de plata que, cuando se lo aplica a los envases plásticos de la leche, duplica la vida útil del producto en las góndolas. La incorporación de micropartículas de plata al plástico surge de un proyecto que se realizó con el apoyo del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe) de la FAPESP. Se trata de uno de los ocho proyectos que ha desarrollado Nanox con la ayuda del Pipe. Con excepción de dos proyectos en curso, todos los demás redundaron en productos comerciales (lea el reportaje en la página 71).
La empresa aceptó el convite y fue una de las 15 startups finalistas entre mil que fueron seleccionadas de todo el mundo. “Nosotros éramos los únicos brasileños”, comenta el químico Gustavo Simões, CEO de Nanox, quien ingresó en el programa junto al director de operaciones, Daniel Minozzi. Ambos asistieron a tres meses de capacitación y mentoría, y se presentaron ante inversores. Y regresaron del Valle del Silicio con contactos y con la perspectiva de ampliar la internacionalización de la empresa, que ya cuenta con una oficina en Estados Unidos desde 2016.
“En Newton, estado de Massachusetts (EE.UU.), tenemos un gerente de operaciones para realizar estudios de mercado y ocuparse de la documentación. Ya obtuvimos la aprobación de la FDA [Food and Drug Administration, la agencia estadounidense que regula alimentos y medicamentos] y ahora estamos aguardando la certificación de la EPA [Environmental Protection Agency, la agencia de protección ambiental estadounidense] para el material antimicrobiano a base de plata”, informa Minozzi. Para los empresarios, la conformidad regulatoria representará un gran diferencial para Nanox. “Hoy en día, tan solo tres empresas de nanotecnología de todo el mundo poseen las dos certificaciones para operar en el segmento de los envases para alimentos y bebidas. Nosotros seremos la cuarta”, celebra el empresario.
La compañía, que se especializa en el desarrollo de aditivos nanoestructurados a base de plata y otras sustancias para su aplicación en productos plásticos, telas, instrumental médico y de cocina, entre otros usos, ocupa un puesto de vanguardia en Brasil desde que se estableció como una spin-off del Centro de Desarrollo de Materiales Funcionales (CDMF), con sede en la Universidad Federal de São Carlos (UFSCar), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (Cepid) financiados por la FAPESP. Según el químico Elson Longo, profesor emérito de la UFSCar y director del CDMF, Nanox fue la primera spin-off de nanotecnología vinculada a ese centro de investigación, cuya denominación, en aquella época, era Laboratorio Interdisciplinario de Electroquímica y Cerámica (Liec). “La idea de Simões fue pionera y abrió nuevas perspectivas para nuestro grupo”, dice Longo.
Ayudas en su trayectoria
La empresa fue concebida cuando Simões todavía cursaba la maestría en el Instituto de Química de la Universidade Estadual Paulista (Unesp), en Araraquara, bajo la dirección de Longo. El estudiante se había propuesto crear un agente bactericida incorporando materiales con reconocida acción antimicrobiana, tales como la plata y el óxido de titanio, en nanopartículas de cerámica. “Era un producto inédito. Entonces, surgió la idea de constituir una microempresa para producir ese compuesto”, recuerda Longo. “Eso fue un devenir natural”, dice Simões. “El Liec mantenía una profusa interacción con empresas, un hecho que estimuló nuestro emprendimiento”.
Para la constitución de la startup, que inicialmente se llamó Science Solution, se sumaron a Simões dos colegas del Programa de Posgrado del Instituto de Química de la Unesp: Minozzi y André Araújo, quien se convirtió en accionista. La incubadora ParqTec, de São Carlos, fue el primer domicilio de la empresa, y la FAPESP, el sostén inicial para su consolidación. En 2005, Nanox obtuvo el aval del Pipe para el desarrollo de un coating (revestimiento) cerámico antimicrobiano para superficies metálicas. Y en 2006, consiguió su primer cliente, una empresa productora de secadoras de cabello.
Según los investigadores, las nanopartículas combaten a los microorganismos por medio de tres frentes de acción: limitando el intercambio de gases por medio de la pared celular (impidiendo que respiren), inhibiendo la división celular y provocando la rotura de la pared celular. Con el nombre de NanoxClean, el antimicrobiano nanoparticulado se transformó en el producto locomotora de la empresa y comenzó a aplicárselo a otros materiales, como por ejemplo, plástico, fibras textiles y vidrio. Hoy en día disponen de 16 fórmulas diferentes.
En 2006, tan solo dos años después de su fundación, Nanox recibió un aporte del fondo de inversiones Novarum. Cinco años más tarde, obtuvo inversiones del Programa de Ayuda a la Investigación en Empresas (Pappe), de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep) para escalonar la producción de las partículas antimicrobianas nanoestructuradas. En julio de 2019, ingresaron más recursos provenientes de los fondos Criatec 2 y NT Agro. “Una buena idea, por sí sola no garantiza el éxito del crecimiento”, subraya Elson Longo. “Hubo un gran trabajo realizado por los directivos de Nanox y estudios para la obtención de nuevos productos con base en nanotecnología, así como el apoyo de los organismos financieros y el aval inherente en la estructura de un laboratorio especializado”.
Para la bióloga Iseli Lourenço Nantes-Cardoso, docente de la Universidad Federal del ABC (UFABC) e integrante del Programa de Posgrado en Nanociencias y Materiales Avanzados, Nanox es uno de los ejemplos de compañías de nanotecnología que surgen a partir de la capacitación de alumnos en las universidades. “Las empresas de nanotecnología constituyen una opción de mercado laboral para los doctores formados en las universidades. El empleo de mano de obra calificada en la industria constituye el retorno de la inversión de recursos públicos en la formación de esas personas”, dice.
En el caso de Nanox, hubo una confluencia exitosa de recursos científicos y financieros, que dio como resultado siete patentes, seis de ellas en Brasil y una en Estados Unidos. Con una sede propia en São Carlos, la empresa posee laboratorios de química, microbiología, control de calidad y productos de plástico, donde trabajan 13 personas, un equipo relativamente pequeño, porque la actividad de la empresa no exige el empleo de mano de obra intensiva. Hay seis profesionales dedicados al área de investigación y desarrollo, de los cuales uno es doctor, tres son máster y dos tienen título de grado.
Clientes diversificados
La producción anual de micropartículas es de alrededor de 2 toneladas, una cifra muy superior a los 200 kilogramos de hace cinco años atrás. Entre los 25 clientes con los que cuenta en Brasil, hay representantes de la industria de alfombras, muebles, pinturas, cepillos de dientes, utensilios domésticos y envases. Uno de los mayores es AlpFilm, fabricante de filmes plásticos para envasar alimentos. La ingeniera química Alessandra Regina Vicentin Zambaldi, responsable del departamento de compras y desarrollo, recuerda que conoció a Nanox en 2016, en Düsseldorf, en el marco de la K Trade Fair, una feria de negocios especializada en polímeros. “Salimos de São Paulo para conocerlos en Alemania”, bromea la ingeniera.
Luego de llevar a cabo estudios y pruebas, la empresa lanzó productos para uso doméstico y profesional con el aditivo antibacteriano producido por Nanox. Según Zambaldi, el costo de producción del filme plástico con el tratamiento bactericida se incrementó alrededor de un 10% en comparación con el producto convencional, pero la empresa decidió apostar a la innovación. “Buscamos un diferencial innovador para nuestros productos y la protección antimicrobiana representa un beneficio importante para el consumidor”, justifica.
Según la ingeniera, si bien la vida útil del alimento varía en función de su manipulación, el producto en bandeja envasado con el filme en cuestión dura al menos dos días más en los anaqueles del supermercado, lo que evita el desperdicio. En la heladera doméstica, alimentos tales como los tomates y zanahorias, embalado en forma individual, perduran intactos por dos semanas, asegura. “Los productores rurales son quienes más valoran nuestro producto, porque ellos buscan un mayor tiempo de conservación de los alimentos”, comenta la ingeniera.
Uno de los eslóganes de venta de Nanox es la sostenibilidad. Según Minozzi, el agente en nanopartículas dura toda la vida útil del material en el cual fue aplicado. “En un tejido, el tratamiento antimicrobiano convencional tiende a perder sus propiedades luego de un cierto número de lavados. Eso no sucede con el NanoxClean”, declara el empresario. Él dice que cuando se lo compara con otros bactericidas a base de plata, el nanoparticulado también le brinda economía al fabricante. “Las concentraciones de plata llegan a ser entre 10 y 15 veces menores”, dice Menozzi, quien resalta que los antimicrobianos a base de plata no son una novedad en el mercado. La diferencia sustancial de Nanox fue la utilización de procesos nanotecnológicos para la concepción del agente, posibilitando una menor concentración de plata en los productos finales. La empresa fue pionera de ese desarrollo en el país.
Con todo, el empresario reconoce que la introducción de una nueva tecnología en el mercado no es una tarea fácil. A través de la participación en eventos corporativos y de la realización de encuentros con empresarios, Nanox ha ido a la caza de clientes potenciales procurando acordar colaboraciones estratégicas para crecer en un ambiente económico poco favorable. Para brindarle soporte a los clientes y convencerlos de las ventajas del NanoxClean, la empresa creó una oficina interna que brinda soporte al desarrollo de envases y otros productos que contienen el agente nanoparticulado. Más allá de comercializar la tecnología en Brasil, la empresa exporta a México, Colombia, Chile, Pakistán, Argentina y, esporádicamente, a la India, Japón, Turquía, China y a países del este europeo. Pero resta conquistar el mercado estadounidense, el mayor del sector, algo que los empresarios esperan lograr a partir de la filial que abrieron allá.
Para superar las dificultades rumbo a la internacionalización, los fundadores de Nanox se mantuvieron fieles a sus orígenes, enfocados en el laboratorio como punto de partida. Tal es así, que para consolidarse en el mercado nacional y establecer convenios comerciales en el exterior, el propósito de la empresa es continuar desarrollando innovaciones. “Nacimos de la investigación, no debemos olvidarnos de eso”, subraya Daniel Minozzi.
Proyecto
Coatings nanoestructurados funcionales para implantes ortopédicos y odontológicos (nº 17/20548-1); Modalidad Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pipe); Convenio Finep; Investigador responsable Luiz Gustavo Pagotto Simões (Nanox); Inversión R$ 120.284,92
El resto de los proyectos mencionados figuran en una lista en la versión online.
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