El lago Titicaca, situado a 3.800 metros (m) de altura en un valle de la cordillera de los Andes, en la frontera entre Bolivia y Perú, ha vivido una historia turbulenta. Un análisis de los sedimentos recolectados en 13 puntos del lago entre 2014 y 2017 indicó que el nivel del agua estuvo muy por debajo del actual en el período comprendido entre 4000 y 2400 años a. C., subió rápidamente unos 15 m en 1800 a. C. y posteriormente algo más, entre 3 y 6 m, hasta alcanzar el nivel actual, entre 1450 y 1750 d. C. Científicos de Francia, Bélgica, Suiza, Bolivia y Estados Unidos que llevaron a cabo el estudio, también arribaron a la conclusión de que el ascenso de las aguas del lago inundó sus orillas y forzó la migración de los pueblos nativos hacia áreas más altas, contribuyendo al surgimiento de la cultura Tiahuanaco, que desapareció hacia el año 1000 d. C., probablemente debido a la falta de alimentos. En la actualidad, esta cultura se ve reflejada en uno de los mayores yacimientos arqueológicos de América del Sur, de aproximadamente 4 kilómetros cuadrados, ocupado por estructuras rocosas monumentales (PNAS, 3 de enero).
Republicar