La tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus), originaria de África, tal como su nombre lo indica, era consumida por los antiguos egipcios hace más de tres mil años. Hoy en día es el pez con mayor producción en Brasil y el cuarto en el mundo, detrás de tres especies de carpa, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). La preferencia de cultivo brasileña se inclina por una variedad de piel roja de esa misma tilapia del Nilo, la cual tradicionalmente es negra con rayas más oscuras. Con todo, en forma de filet, ambas no exhiben diferencias de color o de sabor. El tamaño del mercado productor y consumidor de tilapias en Brasil moviliza a los científicos, que investigan formas de mejoramiento genético, enfermedades y tratamientos, e incluso distintas maneras de comercializar el producto.
La variedad roja llegó al país proveniente de Israel a través de la empresa Aquaculture Production Technology (APT) en la década de 1980. “El nombre que se le dio en Brasil, Saint Peter, prendió automáticamente, como virulana para viruta metálica”, sostiene el zootécnico y docente Alexandre Wagner Silva Hilsdorf, del Laboratorio de Genética de Organismos Acuáticos y Acuicultura (Lagoaa) de la Universidad de Mogi das Cruzes (UMC), situada en la Región Metropolitana de São Paulo. Silva Hilsdorf fue uno de los primeros investigadores brasileños en trabajar con genética de tilapias, al coordinar la cría de una nueva variedad roja para resolver un problema de Indústria Brasileira de Peixe (compañía conocida con el nombre de Royal Fish), una empresa de Jundiaí (interior de São Paulo) que producía la variedad Saint Peter a finales de los años 1990 y que atravesó dificultades para importar matrices desde Israel.
“En el año 2000, les propuse a los dueños de la empresa la importación de una nueva variedad de tilapia roja con la cual yo había trabajado cuando realicé mi maestría en el Instituto de Acuicultura de la Universidad de Stirling, en el Reino Unido, denominada Red-Stirling, una tilapia del Nilo (Oreochromis niloticus) mutante que promueve la ausencia de la coloración negra silvestre típica de la tilapia. Con base en la importación de esa variedad roja, se puso en marcha un programa de cruzamientos con la variedad Chitralada negra, con el objetivo de mejorar genéticamente su desempeño en las condiciones de cultivo de la variedad roja proveniente de la Universidad de Stirling. El resultado de ello fue el pez genéticamente mejorado que actualmente comercializa la empresa”, comenta Silva Hilsdorf (lea en Pesquisa FAPESP, edicion nº 163). Los experimentos y el desarrollo de la nueva variedad denominada Royal Fish contaron con financiación de proyectos del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas empresas (Pipe) de la FAPESP.
Aun cuando tiene el gusto y el color de los filetes iguales que los de las tilapias negras, las rojas llaman más la atención de los consumidores en las góndolas. “La roja es más atractiva, vende más. Hace acordarse de los pescados de mar y por eso tiene una mejor aceptación”, explica Silva Hilsdorf. Aunque su desempeño de crecimiento es menor que la variedad negra, la tilapia roja entera de Royal Fish se vende en el criadero por 9,80 reales el kilo (kg), mientras que la negra sale por 8,50 reales. En São Paulo, el precio promedio del kilo del pescado entero, durante el segundo trimestre de 2016, de acuerdo con un estudio de la estatal Embrapa Pesca y Acuicultura, con sede en la localidad de Palmas (estado de Tocantins), fue de 12,90 reales, y el del filet fresco en los supermercados fue de 43,30 reales. El precio varía según la región de Brasil. En el estudio de Embrapa, el valor promedio del kilo del filet –en el Distrito Federal y en los estados de São Paulo, Río de Janeiro, Ceará, Paraná y Santa Catarina– se ubicó en 31,23 reales, y el del pescado entero, en 12,42 reales.
“A finales de la década 1980, el peso comercial de la tilapia se ubicaba alrededor de los 500 gramos con seis meses de cultivo aproximadamente, dependiendo de la región. Hoy en día, en la región de Santa Fé, en el noroeste paulista, por ejemplo, las tilapias negras cultivadas por Indústria Brasileira do Peixe llegan a los 850 g en seis meses. La variedad roja que desarrolló la empresa durante la primera etapa de los trabajos de mejoramiento alcanza un peso comercial de 850 g en ocho meses de cultivo, dice Silva Hilsdorf. “Con la experiencia adquirida estamos dando inicio a nuevos proyectos de cruzamientos, asociados con marcadores moleculares que se evalúan en la UMC con alumnos de la carrera de posgrado en biotecnología. Con un mayor conocimiento sobre las regiones genómicas de las tilapias, podremos seleccionar peces que puedan asegurarle a su prole las características que pretendemos a los efectos de mejorar la variedad volviéndola más productiva, de mayor tamaño y con mayor rendimiento de su carne”. Una de esas líneas de estudio del investigador consiste en la detección de polimorfismos (diferencias en la secuencia de ADN) en el gen de la hormona del crecimiento de la tilapia. “Con base en el análisis de cuatro variedades criadas en Brasil, hemos detectado polimorfismos en el promotor del gen de la hormona del crecimiento y hemos testeado la asociación estadística de las diferencias halladas entre los peces con el crecimiento.”
Otra línea de investigación orientada a la cría de tilapias se relaciona con una herramienta que ya se emplea para la cría de ganado bovino. El veterinario José Fernando Garcia, docente de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) en la localidad de Araçatuba (São Paulo), pretende usar su experiencia en el desarrollo del chip de ADN bovino, utilizado comercialmente para seleccionar mejores reproductores en ganado lechero. Y está elaborando un chip destinado a seleccionar matrices de tilapias que son mejores reproductoras con el objetivo de elevar el rendimiento del pescado con relación a la producción de carne. “Con un fragmento de aleta de la tilapia logramos extraer el ADN, y en una lámina con sensores nanotecnológicos identificaremos y caracterizaremos puntos del genoma denominados SNPs [siglas en inglés de single nucleotide polymorphism, o polimorfismo de nucleótido único], que son variaciones en el ADN que permiten caracterizar individualmente a cada pez”, explica Garcia. “Con esta herramienta se volverá más fácil, más rápida y más eficiente la selección de matrices. Cada pareja de tilapias puede producir entre 200 y 300 crías por desove, entre tres y cuatro veces por año. El SNPchip facilitará el mejoramiento genético de la tilapia que aún es incipiente. El mejoramiento del salmón en países tales como Chile y Noruega ha redundado en una duplicación del tamaño de esa especie”, dice Garcia.
Para verificar la variabilidad genética de los diversos linajes de Oreochromis niloticus existentes en el mundo, el grupo de Garcia está recolectando ADN de ejemplares que representan a variedades comerciales o no comerciales del pez. Con las muestras de secuencias del genoma, se identificarán los marcadores genéticos. Posteriormente, la empresa Illumina, de California, Estados Unidos, procesará esa información y la dispondrá sobre una lámina de microchip. Con dicha lámina, será posible analizar simultáneamente centenas de miles de marcadores de la tilapia. “Este producto estará listo en 2017”, sostiene Garcia, quien recientemente solicitó una disminución parcial de su carga horaria en la universidad con el objetivo abocarse más al proyecto de su empresa, la consultora Agropartners.
Las enfermedades de la tilapia también son objeto de estudios en Brasil. El más reciente resultó en una vacuna contra la bacteria streptococcus agalactiae desarrollada en la Unesp de Jaboticabal. El microorganismo provoca una mortandad de peces que puede llegar al 90% de la producción en la edad de precomercialización (con alrededor de 800 gramos). Este patógeno normalmente se encuentra presente en el agua y contamina a los peces en forma oportunista, cuando los mismos se estresan con debido a la superpoblación de los estanques o por alguna variación brusca de temperatura. La infección provoca alteraciones neurológicas en la piel y ojos saltones, además de síntomas neurológicos tales como el del nadar errático, provocados por la meningoencefalitis hemorrágica. Este problema se combate con antibióticos, pero el uso indiscriminado de medicamentos provoca la contaminación del agua y de los cursos de agua. “Existen varias vacunas contra la estreptococosis en el mundo, pero carecemos de información sobre la industrialización, cosa que suele ocurrir debido a la existencia de secretos industriales. Como no existe demasiada información, nuestro exalumno de doctorado Paulo Fernandes Marcusso propuso la sonicación, que es el uso de ultrasonidos como una forma de inactivar a las bacterias, y la utilización de dos proteínas como inmunógenos en la vacuna”, explica el médico veterinario Flavio Ruas de Moraes, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias (FCAV) de la Unesp, con sede en la ciudad de Jaboticabal (São Paulo). “En las pruebas que realizamos en el laboratorio, el índice de supervivencia de los peces vacunados fue del 100%”, dice Fernandes Marcusso, quien actualmente es docente de la Universidad Estadual de Maringá (UEM). Más allá de su presencia en Brasil, se ha informado sobre esa bacteria en criaderos de Estados Unidos, Israel y Japón, afirma el investigador. El siguiente paso consistiría en la realización de pruebas de campo, lo cual requiere financiación y el compromiso de una empresa, lo cual aún no se ha concretado.
En el combate contra las bacterias que pueden infectar a las tilapias, y a su vez para ayudar en el crecimiento de los peces, otra línea de estudio apunta al agregado de probióticos, que pueden ser bacterias o levaduras, en el pienso de los peces, tal como lo muestran dos proyectos realizados en el Instituto de Pesca de São Paulo financiados por la FAPESP. En el primero de éstos, coordinado por el ingeniero agrónomo Leonardo Tachibana, se utilizaron las bacterias Enterococcus faecium, Bacillus subtilis y Lactobacillus acidophilus para mejorar el aprovechamiento del alimento, elevar la inmunidad de los animales y disminuir las infecciones causadas por enfermedades. “Este proceso redunda en un crecimiento de los peces de entre un 6% y un 8%”, afirma Tachibana. El E. faecium se utiliza actualmente con aves y cerdos, mezclándoselo con el pienso con esa misma finalidad.
Tachibana sostiene que aunque no cuenta con números, el costo compensa el agregado de probióticos al alimento. “Se requieren sólo 200 gramos por tonelada de alimento durante la fase juvenil de los peces”. En el marco de otro proyecto llevado a cabo en el Instituto de Pesca, en São Paulo, la bióloga Danielle de Carla Dias busca bacterias en las propias tilapias del Nilo que puedan inhibir a algunas enfermedades de la especie. A tal fin, la investigadora y un grupo de colegas del referido instituto recorrieron diversos lugares de cría de Brasil. El resultado de ello fue una recolección de 1.125 especies de bacterias halladas en los peces, extraídas de la mucosa, la piel o el intestino. “Hasta ahora, y desde comienzos de 2015, hemos recolectado esas bacterias y testeamos 30, de las cuales cuatro pasaron en las pruebas porque demostraron algún beneficio”, dice De Carla Dias. “La idea es que para abril de 2017 contemos con una bacteria probiótica específica para la tilapia, y entonces empezar a hacer las primeras pruebas en peces”. La investigadora ha realizado algunas pasantías posdoctorales con el apoyo de la FAPESP en la Universidad de Málaga y en el Instituto Español de Oceanografía, ambos en España, donde participó en estudios tendientes a hallar bacterias probióticas para peces marinos que actualmente se utilizan como aditivos en criaderos comerciales de lubina, lenguado y dorada.
Filetes y cubos
La forma de consumo del pescado también es objeto de investigación. El último proyecto Pipe coordinado por Hilsdorf se destinó al conocimiento del mercado consumidor de la tilapia roja y al desarrollo de productos procesados derivados de ésta. El estudio en el cual participaron Royal Fish, la UMC y el Instituto de Tecnología de Alimentos (Ital) de Campinas (São Paulo) comenzó en 2011 y contó con aportes de recursos también de la Financiadora de Estudios y Proyectos (Finep). El proyecto, que concluyó en 2014, generó entre otros productos trozos cocidos en forma de cubos y filetes frescos con salsas similares a los productos existentes en el exterior. Los cubos en envases de aluminio, en forma de sachets o bolsas similares a las que se utilizan para salsas y pastas, son inéditos en Brasil. Podrán consumirse en platos o en forma de tapas o picadas. “Hicimos trozos cocidos de tilapia en salmuera. Una vez esterilizado, se sella el producto y está listo para su consumo”, comenta José Ricardo Gonçalves, investigador del Ital. También se realizaron diversas sesiones de percepción de sabor con consumidores. La tilapia cortada en cubos y cocida obtuvo una aceptación de un 70% y un porcentaje de rechazo del 20%, en tanto que un 10% se mostró indiferente. Tras estos estudios, Royal Fish analiza qué productos podrá sacar al mercado.
Un crecimiento intenso
La producción ascendiente muestra la importancia que tiene la tilapia en la acuicultura brasileña
La tilapia es el pez más cultivado en Brasil. En 2015 fueron 219 mil toneladas pescadas y comercializadas, de acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Esa cifra aumentó un 9,7% con relación a 2014 y casi 10 veces con relación a 1998, cuando se vendieron 30 mil toneladas. Las mayores áreas productoras se encuentran los estados de Ceará, fundamentalmente en el municipio de Jaguaribara, y de São Paulo, en las ciudades de Santa Fé do Sul y Rifaina; y a éstas se suman Toledo, en Paraná, y Gloria, en Bahía. Según el IBGE, la producción de tilapias movió 1.177 millones de reales en 2015. Entre las variedades con mayor presencia en Brasil se encuentra la Chitralada, existente en el país desde 1996 y descendiente de tilapias de Egipto que fueron seleccionadas en Japón y posteriormente mejoradas en Tailandia. La otra es la variedad Gift, las siglas de genetically improved farmed tilapia, originada en el marco de un proyecto que se extendió 10 años (1988-1997) en el International Center for Living Aquatic Resources Management (Iclarm), actual WorldFish Center, con sede en Malasia, para producir una variedad de tilapia genéticamente superior. Se la introdujo en Brasil en 2005, mediante una alianza entre la Universidad Estadual de Maringá (UEM), en Paraná, y WorldFish Center, con la colaboración del ex ministerio de Pesca y Acuicultura y de la Compañía de Desarrollo Agropecuario del Estado de Paraná (Codapar). Informativo Mercado da Tilápia, en su edición de febrero de 2016, una publicación editada por Embrapa Pesca y Acuicultura, de la localidad de Palmas (estado de Tocantins), indica que Brasil exportó 171 toneladas de filetes frescos de tilapia a Estados Unidos en 2015, un 97% del total del comercio exterior brasileño, por valor de 1.300.000 dólares. Durante el primer trimestre de este año, también según Embrapa, las exportaciones superaron a todo 2015, con 188 toneladas por valor de 1.500.000 dólares.
Proyectos
1. Agregado de valor al proceso de industrialización del híbrido de tilapia roja (Oreochromis niloticus) (nº 2011/ 51143-0). Modalidad Programa de Apoyo a la Investigación en Empresas/ Programa FAPESP de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (Pappe-Pipe); Investigador responsable Alexandre Wagner Silva Hilsdorf (UMC); Inversión R$ 102.237,95 (FAPESP) y R$ 83.298,37 (Finep).
2. Evaluación genética y zootécnica de dos variedades de tilapia del Nilo para el establecimiento de un programa de producción masiva de un híbrido (nº 2001/ 08416-4); Modalidad Programa Investigación Innovadora en Pequeñas empresas (Pipe); Investigador responsable Alexandre Wagner Silva Hilsdorf (UMC); Inversión R$ 123.642,39 y US$ 8.998,66
3. Selección de microorganismos aislados de tilapia para su utilización como probióticos para peces (nº 2014/1 5390-1); Modalidad Jóvenes Investigadores en Centros Emergentes; Investigadora responsable Danielle de Carla Dias (Instituto de Pesca); Inversión R$ R$ 142.089,84 y US$ 46.703,86.
4. Los probióticos en la alimentación de la tilapia del Nilo, Oreochromis niloticus (nº 2013/ 09731-8); Modalidad Ayuda a la Investigación – Regular; Investigador responsable Leonardo Tachibana (Instituto de Pesca); Inversión R$ 168.296,53 y US$36.739,96.
Artículos científicos
DIAS, M. A. y t al. Evaluation of the genetic diversity of microsatellite markers among four estrains of Oreochromis niloticus. Animal Genetics. v. 47, n. 3, p. 345-53. junio de 2016.
LAGO, A. A. y t. al. The development of genetically improved red tilapia lines through the backcross breeding of two Oreochromis niloticus strains. Acuaculture. Online. 30 jun. de 2016.