Tras varios aplazamientos, el mayor y más caro telescopio espacial que se haya construido, el James Webb, finalmente fue enviado al espacio el 25 de diciembre, a bordo de un cohete Ariane 5 lanzado desde la base de Kouru, en la Guayana Francesa. Con financiación de las agencias espaciales de Estados Unidos (Nasa), de Europa (ESA) y de Canadá (CSA), el nuevo observatorio es unas tres veces mayor que el Hubble, en servicio desde hace 30 años, y hubo que enviarlo desmontado y plegado. El 8 de enero tuvo lugar una etapa crucial del montaje. El espejo principal, de 6,5 metros de diámetro, que estaba doblado en tres partes, se desplegó y asumió su configuración final, mientras el telescopio se desplazaba hasta el punto en el que entrará en órbita solar. Aún resta calibrar y probar el instrumental del James Webb antes de que entre servicio.
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