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ENTOMOLOGÍA

La declinación de los insectos terrestres

Un estudio inédito sobre la evolución demográfica de estos animales apunta una disminución de la cantidad de ejemplares y de la diversidad de especies

Barrenador de la ceiba (Euchroma gigantea), un escarabajo común en Brasil: el declive demográfico de los insectos se produce a un ritmo más rápido que el de los mamíferos

Abelardo Mendes Jr.

En los últimos años, un estrato numeroso de la población de Brasil ha sufrido amenazas a su supervivencia de varios tipos y diferentes magnitudes. Esta violencia se manifiesta a través de la ocupación urbana desordenada, la degradación y contaminación del medio ambiente, el cambio climático y el uso excesivo de agrotóxicos, entre otros factores. Para agravar el panorama, la falta de un censo periódico impide que la sociedad tenga una noción acerca del tamaño de las pérdidas en esos períodos. Aunque lo que se describe arriba también se aplica a los más de 215 millones de brasileños, estamos hablando de una población aún más numerosa y a menudo invisible: la de los insectos en Brasil.

Un estudio nacional inédito reveló que las poblaciones de insectos terrestres están declinando en el país, en consonancia con una tendencia mundial, pero que aquí todavía no había sido bien documentada. El artículo que describe el estudio, publicado en la revista Biology Letters, se basa en una revisión de 45 trabajos publicados y cuestionarios enviados a científicos del área de todo el país. Los datos fueron organizados por investigadores de las universidades de Campinas (Unicamp), Federal de São Carlos (UFSCar) y Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS).

De los 156 investigadores contactados, 96 respondieron el cuestionario y 56 proporcionaron datos y publicaciones al grupo encabezado por el biólogo Thomas Lewinsohn, del Instituto de Biología de la Unicamp. Como resultado, la información recopilada esbozó 75 tendencias –basadas en 45 estudios– en un período promedio de 22 años de observaciones de insectos terrestres, especialmente mariposas, abejas y escarabajos, y a lo largo de 11 años, en promedio, para los insectos acuáticos.

En lo concerniente a los insectos terrestres, se registraron 19 tendencias de declive poblacional frente a 5 de crecimiento y 13 de estabilidad. En cuanto a la diversidad de especies, la cantidad de casos de declive también es mayor: 14 frente a 5 de crecimiento y 19 de estabilidad.

Si se consideran solamente los insectos acuáticos –aquellos que viven durante al menos una etapa de su ciclo vital en aguas estancadas o en movimiento–, el estudio detectó un equilibrio entre las tendencias demográficas, con 6 casos de estabilidad, 2 de declive y 2 de aumento de la población. En lo que se refiere a la diversidad de los insectos acuáticos, hay mayor estabilidad: 11 casos sin tendencia, 4 apuntando un crecimiento y 3 indicando un declive.

“Las diferencias en los resultados de estos dos hábitats pueden tener que ver con el menor período de observación de los trabajos realizados en los ambientes acuáticos estudiados, como así también con una cuestión metodológica”, explica Lewinsohn. “Los datos de los insectos acuáticos proceden mayoritariamente de estudios llevados a cabo por organismos de control ambiental; por lo tanto, existe un sesgo para lugares que han sido bastante alterados previo al inicio de las observaciones, especialmente debido a la contaminación doméstica e industrial. El conjunto de datos para los insectos terrestres es de una procedencia más variada, gran parte de ellos de zonas preservadas”.

Léo Ramos Chaves/ Revista Pesquisa FAPESPLa reducción de la población de abejas, responsables de la polinización de diversas especies de plantas, puede tener un impacto directo en la producción agrícola mundialLéo Ramos Chaves/ Revista Pesquisa FAPESP

La declinación de las poblaciones observada entre los insectos terrestres se debe a múltiples factores, que van desde las modificaciones en el uso del suelo –por la extracción de la vegetación autóctona con fines agropecuarios– al uso excesivo de agrotóxicos, pasando por el aumento de la contaminación, el cambio climático e incluso la introducción de especies exóticas que compiten con las nativas.

La bióloga Kayna Agostini, del Departamento de Ciencia de la Naturaleza, Matemática y Educación de la UFSCar y coautora del estudio, pone de relieve la importancia de este tipo de investigaciones, pese a los múltiples cuestionamientos que ha oído al respecto. “Alguna gente comenta: ‘¿Por qué es tan importante saber si las poblaciones de insectos están disminuyendo? Tenemos que darle gracias a Dios’. Lo que están olvidando es que la mayoría de los insectos no son transmisores de enfermedades, sino que son, cada uno a su manera, responsables de prestar importantes servicios ecosistémicos”.

Los insectos intervienen en la polinización de diversos cultivos agrícolas, tales como los de sandía, calabaza, cafeto, naranjo y soja, y desempeñan un papel fundamental en el reciclado y en la descomposición de los animales. También participan en el transporte de materiales y en la aireación del suelo, cumpliendo un servicio de arado de la tierra, ejercen un control poblacional de las especies consideradas enemigas y son esenciales en la dieta de los peces, aves y otros animales terrestres.

El estudio brasileño no se limitó al registro de la evolución demográfica de los insectos considerados como plagas urbanas, entre los que se cuentan las cucarachas, termitas y mosquitos, o aquellos que causan daños a los cultivos, como los saltamontes o langostas, sino que su enfoque fue mucho más amplio, abarcando todas las especies de las que hay estudios disponibles. Lewinsohn dice que las extinciones siempre existieron y van a seguir existiendo. “Pero se están produciendo a una escala y con una progresión sin precedentes, y esto sí es catastrófico”, advierte.

Las alteraciones en las poblaciones de los insectos, explica el biólogo, se producen más rápidamente que en los mamíferos, por ejemplo, entre los cuales los cambios observables acontecen en ciclos de 10 o 20 años. “En este mismo lapso, podemos tener de 30 a 40 generaciones de insectos indicando, a través de los cambios en su población, fenómenos ambientales y procesos ecosistémicos que de otra manera no detectaríamos o tardaríamos en detectarlos”, sostiene. La vida de los insectos hace las veces de un termómetro extremadamente sensible para calibrar la salud del planeta.

Léo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESPHormiga de la especie Dinoponera australis, recolectada en São Paulo: la población global se ha calculado que asciende a unos 20 trillonesLéo Ramos Chaves / Revista Pesquisa FAPESP

Los entretelones del estudio
Lewinsohn y otros tres exalumnos que firman el artículo –además de Agostini, participaron André Victor Lucci Freitas, de la Unicamp, y Adriano Melo, de la UFRGS– comenzaron a planificar el estudio a mediados de 2021. “El trabajo se hizo extensivo a otras decenas de colegas, demostrando que las conexiones, interacciones y la diversidad no son solamente características positivas en el marco de los servicios ambientales, sino también en el de la producción científica.

Frente a la escasez de datos en publicaciones indexadas, el grupo decidió ampliar el alcance de su búsqueda incluyendo actas de congresos, informes técnicos, tesis doctorales y tesinas de maestría. Esto solo fue posible gracias a que cada uno de ellos activó sus redes de colegas y envió formularios para agilizar el rastreo y recolección de estas informaciones.

“En Brasil hay muchos biólogos, mucha gente haciendo taxonomía de la flora, la fauna y los microorganismos. Lo que hace falta es organizar el conocimiento existente para producir información sistemática. Lo que nosotros hicimos, inicialmente, fue activar nuestras redes. La recolección fue muy positiva, con un número de respuestas al cuestionario superior al que esperábamos”, señala Lewinsohn.

La repercusión del estudio rompió la burbuja académica y resultó positiva para nuestros colegas. Publicaciones extranjeras como el periódico británico The Guardian se han contactado con los investigadores para solicitar entrevistas, y la agencia de noticias Mongabay, especializada en conservación y ciencia ambiental, realizó una amplia cobertura de la investigación.

El biólogo y conservacionista mexicano Rodolfo Dirzo, investigador de la Universidad Stanford, en Estados Unidos, destaca “el esfuerzo hercúleo para recopilar la mejor información posible sobre las tendencias poblacionales de los insectos de Brasil”. También resalta la concordancia de los datos con lo que ya se ha medido en el hemisferio norte: “Un considerable declive de la abundancia de insectos a la par de una menor, aunque significativa disminución de la diversidad de especies”.

El biólogo brasileño Bráulio Ferreira de Souza Dias, de la Universidad de Brasilia (UnB), asegura que ninguna otra región tropical extensa del mundo cuenta con el nivel de monitoreo ambiental de Brasil, especialmente mediante imágenes de satélite. “Lo que faltaba era consolidar los datos de seguimiento de especies. Este artículo aporta el primer retrato de la situación de las poblaciones de un gran número de insectos, especialmente en los biomas del Bosque Atlántico, el Cerrado y la Amazonia”, afirma.

Según el investigador, quien no fue parte del equipo responsable del estudio, Brasil está perdiendo especies y los resultados publicados ahora comprueban el impacto de los fenómenos locales y regionales, como el desmonte y la contaminación. “Pero aún no nos permiten determinar si las poblaciones de insectos ya están padeciendo el impacto de fenómenos más amplios, como el calentamiento global y el cambio climático consecuente”, dice.

Estudioso del impacto de las actividades humanas sobre la biodiversidad de las selvas tropicales, el ecólogo británico Jos Barlow, docente de la Universidad de Lancaster, en el Reino Unido, también hace hincapié en la relevancia del estudio brasileño. “La comprensión de las tendencias a largo plazo sobre la biodiversidad es importante, pero al mismo tiempo es algo complicado, sobre todo para un país como Brasil, en donde la identificación de su diversa fauna supone un reto considerable, lo que incluye la dificultad del acceso a algunas regiones, dijo Barlow, en declaraciones a Pesquisa FAPESP. El investigador no participó en el estudio brasileño.

Trillones de hormigas
Según un estudio, en declive o no, la cantidad de estos insectos en el planeta es astronómica

 A ejemplo de los científicos brasileños que recopilaron datos de diversos estudios para determinar la población de insectos en su país, un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad de Hong Kong analizó 498 estudios internacionales con datos de todos los continentes y de los principales biomas terrestres para calcular la cantidad y el volumen de las hormigas en el planeta.

En una estimación que los propios autores del estudio calificaron conservadora, son 20 trillones –el número 20 seguido de 15 ceros– de hormigas las que existen sobre la faz de la Tierra. La biomasa, es decir, el peso total de esta superpoblación, es de unos 12.000 millones de toneladas. Este volumen es superior al de la totalidad de los mamíferos salvajes y las aves sumados y equivale al 20 % de la biomasa humana. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Proceedings of National Academy of Sciences (PNAS).

En cuanto a la distribución de estos insectos en el planeta, la mayoría viven en los trópicos, y su concentración varía hasta seis veces entre las regiones más y menos pobladas. Según los autores, este mapeo global “proporciona una base lineal para predecir las respuestas de las hormigas ante los preocupantes alteraciones ambientales que actualmente afectan a la biomasa de los insectos”.

Artículos científicos
LEWINSOHN, T. M. et al. Insect decline in Brazil: An appraisal of current evidence. Biology Letters. 24 ago. 2022.
SCHULTHEISS, P. et al. The abundance, biomass, and distribution of ants on Earth. Proceedings of National Academy of Sciences (PNAS). 19 sept. 2022.

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