En la redacción de Pesquisa FAPESP, uno de los debates más intensos al respecto de nuestra actividad es el que se refiere a las necrológicas. Algunos no tienen un gran aprecio por este género periodístico al que consideran un tanto morboso; para otros, se trata de una celebración de la vida y una oportunidad de conocer trayectorias ricas e inspiradoras.
Como activista del segundo grupo, al leer el obituario de la lingüista María Helena de Moura Neves, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) en su campus de la localidad de Araraquara, quedé encantada con su historia y, al mismo tiempo, frustrada por no haberla entrevistado en vida a esta investigadora cuya trayectoria académica comenzó más tarde que la media, pero que tuvo una carrera prolífica y productiva que duró más de 50 años.
En 2015 tuvimos la alegría de entrevistar a la educadora Magda Becker Soares, de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), fallecida el 1º de enero. El periodista Bruno de Pierro, autor de la entrevista, recordó en una red social que la investigadora, a la sazón con 83 años, le convidó whisky mientras conversaban.
La ciencia brasileña está hecha por personas como Maria Helena de Moura Neves y Magda Becker Soares, pero sin un sistema de ciencia y tecnología compuesto por instituciones, recursos, políticas públicas e infraestructura no hay investigación nacional. Tras una etapa de sucesivos recortes y retenciones presupuestarias, de congelamiento de los montos de las becas de formación y de desvalorización de la carrera académica, asoman perspectivas de recuperación, según lo muestra el editor de Política, Fabrício Marques, en el artículo estampado en la portada de esta edición. Este momento, sostienen los científicos, también debe aprovecharse para repensar el sistema, y no solamente para reconstruir lo que ya existía y fue desmantelado o discontinuado.
Con las condiciones adecuadas, y concediéndole el tiempo que la ciencia requiere para su desarrollo, pueden obtenerse resultados importantes. Un buen ejemplo de ello, fruto de más de una década de trabajo y de una inversión de más de 300 millones de reales, es la vacuna contra el dengue desarrollada por el Instituto Butantan de São Paulo. La llamada Butantan-DV es objeto del mayor ensayo clínico hasta ahora llevado en el país por científicos brasileños, con la participación de 16.235 voluntarios.
En la última fase de los mismos, que se espera puedan concluirse durante el año que viene, la Butantan-DV ha proporcionado hasta el momento una disminución de un 89,5 % en el desarrollo del dengue causado por el serotipo 1 y de un 69,6 % contra el serotipo 2. Cabe acotar que existen otras dos variedades sin circulación en el país desde hace ya algunos años. Hoy en día se comercializan dos inmunógenos contra el dengue, uno de origen francés, que ya se utiliza en Brasil, y otro japonés.
En un momento en el que todas las miradas se dirigen hacia la Amazonia, en el contexto del cambio climático, la bióloga Mercedes Bustamante hace un llamado de atención al respecto de la situación del bioma vecino, el Cerrado –la sabana brasileña−, cada vez más deforestado. Es en este bioma donde se encuentran las cabeceras de los ríos que abastecen a 8 de las 12 regiones hidrográficas brasileñas, comenta la nueva presidenta de la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior (Capes) de Brasil, quien les concedió una entrevista a los editores Carlos Fioravanti y Ricardo Zorzetto tan pronto como fue designada en el cargo. La referida agencia nacional ha divulgado recientemente, un año más tarde de lo esperado, su evaluación cuatrienal sobre los programas de maestría y doctorado en el país. La tercera parte de las carreras evaluadas ha mostrado una mejora en su calificación, un resultado que puede haber sido motorizado por algunos cambios en el modelo de clasificación.
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