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Medio ambiente

Fallas en la planificación urbana, lluvias y suelo frágil agravan la aparición de cárcavas en Brasil

Científicos vienen advirtiendo desde hace años que cráteres como los de Buriticupu, en el estado de Maranhão, se multiplicarían de no concretarse drenajes y una ocupación adecuada del suelo

Cárcava que se formó en el distrito Santos Dumont, de Buriticupu, en 2018

Marcelino Farias/UFMA

Cuando recorría Buriticupu, un municipio de la región occidental del estado de Maranhão, en Brasil, en 2015 y 2016, el geógrafo Marcelino Silva Farias Filho, de la Universidad Federal de Maranhão, llegó a contabilizar al menos 15 cráteres gigantes que desgarraban el suelo del área urbana de la ciudad. Él y sus alumnos también oyeron relatos de residentes cuyas viviendas habían sido tragadas por esos socavones o cárcavas, un fenómeno erosivo en el que la acumulación del agua de lluvia excava amplias zanjas en los suelos más frágiles y llega a las napas freáticas. Y esas denominadas localmente voçorocas pueden llegar a expandirse rápidamente, dependiendo del volumen de agua acumulado y de las condiciones geológicas del terreno.

Las viviendas situadas en las laderas de los cerros en los barrios Santos Dumont, Vila Isaias y Caeminha corrían riesgo de ser arrastradas por los deslaves. Muchos residentes que podían perder sus casas fueron reubicados desde otros puntos de la ciudad ante la amenaza de que se formaran socavones. “Cuando concluimos con nuestra faena, nos contactamos con las autoridades municipales para advertirles que la situación iba a empeorar, pero no nos hicieron caso”, dice. Y empeoró.

El 24 de marzo de 2023, tras soportar lluvias torrenciales, el Ministerio Público del Estado de Maranhão demandó al municipio por el incumplimiento de un acuerdo judicial suscrito en abril de 2022, que preveía la adopción de una serie de recaudos para evitar el avance de los procesos erosivos y garantizar la seguridad de los residentes en áreas de riesgo. El día 26, la alcaldía municipal declaró el estado de catástrofe pública debido a 23 cárcavas que de hasta 70 metros (m) de profundidad y 600 m de extensión que amenazaban a 880 pobladores en 220 viviendas situadas en las laderas de la ciudad. Dos días después, el Ministerio de Integración y Desarrollo Regional de Brasil reconoció el estado de desastre.

Las grietas que se agigantan con las lluvias extremas no son fenómenos exclusivos de esa región. También conocidas como socavones u hondonadas, las cárcavas se forman en áreas urbanas y rurales de las cinco regiones del país. En el estado de São Paulo, un informe técnico elaborado por el Instituto de Investigaciones Tecnológicas (IPT), presentado en 2015 en el marco de un congreso celebrado en la ciudad de Natal, en Rio Grande do Norte, identificó 1.398 procesos erosivos en áreas urbanas de 326 municipios, de los cuales 949 fueron clasificados como cárcavas y 449 como rehoyos, como se denomina a los procesos erosivos con una profundidad superior a 1 metro, que pueden evolucionar a cárcavas.

En el área rural de São Paulo, se registraron 39.864 procesos erosivos en 593 municipios, de los cuales 30.004 fueron encuadrados como cárcavas y 9.860 como rehoyos o barrancos. Según este estudio, la predominancia de cárcavas en áreas urbanas sería un indicio de formas inadecuadas de ocupación y drenaje del suelo y, en las áreas rurales, de su explotación agrícola sin tomar el recaudo de utilizar técnicas de preservación del suelo y de la vegetación nativa.

Las condiciones que llevan a la formación de socavones varían según su localización, el tipo de suelo, la pendiente del terreno y el volumen de agua que recibe. En general, comienzan siendo pequeños surcos, que pueden evolucionar a rehoyos y, posteriormente, a cárcavas.

“Teniendo en cuenta los desmontes y el uso inadecuado del suelo, si el agua de lluvia cae de manera concentrada a una velocidad superior a la que el suelo puede soportar, se inicia el proceso erosivo”, explica el tecnólogo en construcción civil Claudio Luiz Ridente Gomes, uno de los autores del informe del IPT.

En Buriticupu, las cárcavas urbanas son fruto de una combinación de factores derivados de las condiciones naturales y de la ocupación humana. Ellos son: una geología frágil, con suelos susceptibles a la erosión, pobres en nutrientes y formados sobre rocas sedimentarias menos resistentes; el elevado volumen de precipitaciones, es decir, alrededor de 2.000 litros por metro cuadrado por año, y una urbanización planificada en forma inadecuada y sin una canalización apropiada de las aguas pluviales, según consta en dos artículos de Farias Filho publicados en enero y marzo de 2019 en las revistas GeoUECE y Geografia em Atos. Según el investigador, hay informes de áreas afectadas en esa región desde hace al menos 50 años.

El suelo del municipio es ácido (su pH es aproximadamente 4), una característica habitual de las regiones tropicales, con bajo contenido de aluminio, lo que propiciaría la agregación de sedimentos, y una alta concentración de hidrógeno, que ayuda a dispersar los materiales del suelo facilitando la erosión, según el artículo en Geografia em Atos. En las laderas de los cerros, el relieve se vuelve irregular, con desniveles pronunciados.

En los últimos años, la ciudad creció en forma desordenada, expandiéndose hacia los bordes de la meseta donde el municipio se originó. “Las calles se convierten en canales que drenan el agua por la cuneta hacia los bordes de la meseta abriendo y ampliando los socavones”, dice Farias Filho.

Alexandre Affonso / Revista Pesquisa FAPESP

Muchas de esas laderas pueden encuadrarse como Áreas de Protección Permanente (APP), conforme al Código Forestal Brasileño y, por consiguiente, debería protegérselas, subraya el artículo publicado en GeoUECE. El investigador comenta que en 2022, el gobierno municipal lo invitó a sumarse a un grupo de trabajo para estudiar medidas tendientes a contener el avance de las cárcavas. “Presenté los resultados de nuestros estudios en mayo de 2022, pero después no supe si los trabajos avanzaron”, comenta. Se interpeló a la alcaldía al respecto de la reunión y sus avances, pero esta no se ha pronunciado. A través de una nota enviada a Pesquisa FAPESP, la gobernación del estado informó que el Cuerpo Militar de Bomberos de Maranhão, “como medida prioritaria, colaboró en la operación de aislamiento del área y la evacuación de las familias en zonas de riesgo”.

Hubo otras advertencias: en dos estudios, de 2014 y 2018, el Servicio Geológico de Brasil (SGB) había señalado el riesgo de expansión de las cárcavas en Buriticupu y estimaba que había unas 1.400 personas viviendo en 10 sitios apuntados como de alto riesgo geológico.

Desvío pluvial
Para mitigar la expansión de los socavones, según Farias Filho, se necesita canalizar el flujo del agua de lluvia, aislar las áreas de riesgo, evacuar a los residentes y realizar obras para dirigir el agua de las calles hacia zonas más bajas en las afueras de la ciudad.

El geógrafo Jurandyr Ross (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 302), de la Universidad de São Paulo (USP), quien ya ha inspeccionado estas hondonadas en otras zonas del país, añade: “Hay muchas técnicas de ingeniería destinadas a contener las aguas pluviales, pero son caras”. Los tanques de retención, por ejemplo, pueden almacenar el agua temporalmente, reducir su velocidad y luego derivarla hacia un río o arroyo a través de canales de drenaje.

La canalización, por sí sola, puede ser insuficiente, ya que el agua no siempre fluye en la dirección deseada. “Uno de los grandes problemas de los sistemas pluviales reside en que muchos acaban a mitad de camino y no llegan hasta un curso de agua”, comenta el geógrafo Antônio Vieira, de la Universidad Federal de Amazonas (Ufam). “A mediados de la década de 1990, en un conjunto habitacional de la zona norte de Manaos, se desvió el agua de una cárcava hacia el otro lado de la misma ladera. El resultado: se formaron dos nuevas cárcavas en ese lugar”.

En un artículo publicado en diciembre de 2022 en Revista do Instituto de Geociências – USP, Vieira describe a tres cárcavas que se formaron en el área urbana de la ciudad de Rio Preto da Eva, situada a unos 80 kilómetros (km) de Manaos. Como el suelo era arcilloso pero resistente a la erosión, apuntó a la expansión urbana y la consiguiente falta de drenaje del agua pluvial como la causante de los socavones. Entre julio de 2019 y julio de 2021, el mayor de ellos aumentó de 116 a 127 m de largo y de 17,9 a 22,9 m de profundidad. “Hay al menos dos viviendas que corren riesgo de ser tragadas”, advierte.

Las tres grietas han causado la pérdida de una superficie de 6.117,20 metros cuadrados (m2) y 123.267,29 metros cúbicos (m3) de tierra, que se acumuló en los canales cercanos, según indica este estudio. Los daños ascienden a unos 170.000 reales y los costos de contención serían de casi 2 millones de reales. “Es más barato monitorear los riesgos y prevenir problemas. Cuando antes pueda contenerse los daños, mejor”, subraya Vieira, quien también descubrió otras cárcavas cerca de la carretera que une Manaos con el interior del estado.

En la cuenca del arroyo Palmital, entre las ciudades de Nazareno y Conceição da Barra, cerca de São João Del Rei, en el sur del estado de Minas Gerais, hay cerca de 100, y en una buena cantidad están conectadas, según apunta un estudio de marzo de 2020 publicado en la revista científica Catena. Por ende, la recuperación de un solo socavón puede no ser suficiente para detener el proceso erosivo.

“A través de las aguas subterráneas y superficiales, una cárcava puede tener influencia sobre las demás, en un efecto cascada”, explica la geóloga Valéria Rodrigues, de la Escuela de Ingeniería de São Carlos de la Universidad de São Paulo (EESC-USP), coautora del artículo. “Es por ello que al pensar en medidas paliativas y de contención, no hay que perder de vista el conjunto. Caso contrario, si nos ocupamos solamente de una, el proceso erosivo tiende a reanudarse”.

El ingeniero agrónomo Aluísio Andrade, de Embrapa, coincide: “El primer paso consiste en estudiar la zona para trazar un diagnóstico del proceso erosivo y luego elaborar una planificación específica”. Según cada caso, pueden combinarse prácticas mecánicas – como la reubicación de la tierra, obras de contención y drenaje – y cobertura vegetal.

Esto fue lo que hizo un equipo de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) en la cárcava de Morro do Radar, cerca del Aeropuerto Internacional Tom Jobim (antes Galeão), de Río de Janeiro. Como lo describe un comunicado técnico de Embrapa en diciembre de 2005, la primera medida consistió en controlar el flujo del agua mediante la construcción de rellanos en el cerro, que la desviaban evitando que cayera a la cárcava. Luego, se construyeron terraplenes para corregir la pendiente del terreno permitiendo la reocupación de la tierra con especies arbóreas de crecimiento rápido, tales como maricá (Mimosa bimucronata), un arbusto que puede alcanzar 10 m de altura, y sabiá (Mimosa caesalpiniaefolia), de hasta 8 m, muy utilizada también en la recuperación de terrenos degradados.

“Dependiendo del suelo, de las condiciones climáticas y de sus dimensiones, lo que funciona para una cárcava no funciona para otra”, subraya Andrade. Rodrigues añade: “Cada región presenta sus particularidades. No hay fórmulas predefinidas para lidiar con los socavones, pero la vigilancia siempre es necesaria, así como la planificación del uso del suelo y un drenaje correcto del agua”.

Artículos científicos
ALMEIDA FILHO, G. S. de et al. Processos erosivos lineares no estado de São Paulo. XXXV Congresso Brasileiro de Ciência do Solo. Natal, RN. ago. 2015.
ANDRADE, A. G. de et al. Práticas mecânicas e vegetativas para controle de voçorocas. Comunicado Técnico. v. 33, 2005.
FILHO, M. S. F. et. al. Processos erosivos urbanos e a qualidade dos corpos hídricos em Buriticupu, Maranhão. Revista Geografia em Atos. v. 2, n. 9. mar. 2019.
MACEDO, L. T. S. et al. Mapeamento de voçorocas e do risco de erosão em área urbana no oeste do estado do Maranhão. Revista GeoUECE. v. 8, n. 14. ene. 2019.
REAL, L. S. C. et al. Proposition for a new classification of gully erosion using multifractal and lacunarity analysis: A complex of gullies in the Palmital stream watershed, Minas Gerais (Brazil). Catena. v. 186. mar. 2020.
VIEIRA, A. F. S. G. et al. Caracterização das voçorocas da área urbana de Rio Preto da Eva (AM), Norte do Brasil. Revista do Instituto de Geociências – USP. v. 22, n. 4. dic. 2022.

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