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Ecología

Las plantas que crecen en el hierro

Un estudio registra 38 especies vegetales que solamente crecen en las denominadas cangas de la Amazonia, un tipo de matorral de altura existente en la zona de Serra de Carajás

Semilla alada del ipê-da-canga (Anemopaegma sp.) sobre las rocas ferrosas

João Marcos Rosa

Un tipo de vegetación que solamente crece sobre lo que se denomina cangas –afloramientos rocosos de mineral de hierro que configuran una variante del matorral de altura– exhibe una abundancia de especies tan grande y particular en la Amazonia que merece una atención especial para su preservación. Esta idea cuenta con el aval de un grupo que encabeza la botánica Daniela Zappi, del Instituto Tecnológico Vale (ITV) de la ciudad de Belém (Pará), que publicó un estudio comparativo en la edición del 5 de agosto de la revista científica PLOS ONE.

Ella y sus colaboradores estudiaron la literatura científica disponible acerca de las plantas que crecen en 14 cangas de Serra de Carajás, en el estado de Pará, y en 14 áreas de Cadeia do Espinhaço, en Minas Gerais, y de la meseta Chapada Diamantina, en Bahía, donde también existen campos ferruginosos (sabana metalífera) o una vegetación muy similar, que se desarrolla sobre afloramientos rocosos de cuarcita. Los sitios de Minas Gerais y Bahía se encuentran en áreas dominadas por las ecorregiones del Cerrado (sabana tropical), la Caatinga (bosque xerófilo) y el Bosque Atlántico. Según el estudio, que contabilizó 4.705 especies en las 28 áreas analizadas, las cangas amazónicas registran 38 especies endémicas, que son exclusivas de la zona de Carajás. “A grandes rasgos, cada región se mostró diferente a las otras, pero las cangas de la Amazonia sobresalieron”, comenta Zappi (lea la entrevista sobre la biodiversidad en Carajás concedida por la bióloga Vera Lucia Imperatriz Fonseca del ITV, en la página 66).

La mayoría de las plantas endémicas de las cangas de esa región minera son arbustos o hierbas, entre las cuales figuran Perama carajensis y Brasilianthus carajensis. Entre las especies que solo existen allí se encuentra la flor de Carajás (Ipomea cavalcantei) un arbusto con flores de una coloración roja intensa que se transformó en un símbolo de la campaña por la preservación de la flora local. Otra de las especies exclusivas de la región es la denominada ipê-da-canga (Anemopaegma sp.): la imagen de su semilla alada en medio de las rocas de la canga ilustra el inicio de este artículo.

En el mes de junio de 2017, el alto endemismo de sus especies vegetales motivó la creación de una unidad de conservación, el Parque Nacional Campos Ferruginosos, con el objetivo de preservar la biodiversidad local. La unidad federal abarca un área con más de 79 mil hectáreas dentro de los municipios de Canãa dos Carajás y Parauapebas.

El trabajo constató que las cangas de Minas Gerais tienen pocas especies en común con las de Carajás. De las 830 especies registradas en los campos ferruginosos de Pará, menos de 180 también fueron encontradas en las cangas de Cadeia do Espinhaço y de Chapada Diamantina. Según Zappi, las directrices para la preservación de la flora de las cangas amazónicas pueden mejorarse sin la creación de nuevas unidades de conservación exclusivas.

El Bosque Nacional de Carajás, que está abierto a la explotación minera sostenible, cuenta, por ejemplo, con planes de manejo que contemplan tanto áreas de explotación como de conservación. La propia empresa Vale, que financia al instituto de investigaciones ITV, reconoce esa limitación. “La compañía está empeñada en mantener la minería fuera de esas áreas”, dice la botánica.

João Marcos Rosa Altiplanicie en un área de canga en la región de la Serra de Carajás, en el estado de ParáJoão Marcos Rosa

En busca del peladão
Un factor que contribuye para el endemismo de algunas especies vegetales de las cangas amazónicas es la gran distancia que existe entre Carajás y otros de los puntos del territorio en donde también existen campos ferruginosos. Para poder llegar a uno de los 14 sitios estudiados en el estado de Pará se requiere tener cierto ánimo explorador. Las cangas de la región se encuentran rodeadas de selvas espesas, con árboles de hasta 40 metros de altura, y están ubicadas en áreas elevadas, a alturas de entre 600 y 700 metros. En ellas predominan los pastizales, arbustos y algunas porciones de roca expuesta, que crean un paisaje que recuerda a la sabana.

Los afloramientos de hierro no son visibles para quien se encuentra fuera de la zona delimitada por esos matorrales de altura. “Para llegar a las cangas se necesita preguntarles a los habitantes de la región dónde queda el ‘peladão’, que es el nombre que ellos le impusieron a ese tipo de formación”, explica Zappi.

Según el botánico José Rubens Pirani, del Instituto de Biociencias de la Universidad de São Paulo (IB-USP), el estudio presentado por Zappi será una herramienta importante para planificar la protección de la vegetación de las cangas. No obstante, Pirani analiza que no siempre resulta más adecuado proteger un área con mayor diversidad de especies en detrimento de otra con menor abundancia en ese ítem. “Hay que tener en cuenta el grado de parentesco de la flora presente en cada región. Puede ocurrir que un área con menos especies abarque una cantidad mayor de grupos de vegetación, mientras que, en otra, con muchas especies, todas pertenezcan al mismo grupo”, dice el investigador.

En la superficie de los terrenos ferruginosos, las condiciones de vida son desafiantes y las especies vegetales hallaron diversas formas de adaptarse al ambiente. Hay plantas que crecen en grietas de las piedras, sobre los afloramientos o incluso en suelo poco profundo acumulado sobre las rocas. “Sobreviven bajo una intensa radiación solar y sometidas a una gran amplitud térmica. La roca soporta 50 ºC durante el día, pero se enfría mucho por la noche, inmersa en la neblina”, comenta el botánico de la USP. Los procesos que condujeron a ese tipo de vegetación a evolucionar con la morfología y la fisiología necesarias para adaptarse a ese ambiente inhóspito probablemente demoraron millones de años y aún son poco conocidos.

Artículo científico
ZAPPI, D.C. et al. Plotting a future for Amazonian canga vegetation in a campo rupestre context. PLOS ONE. 8 ago. 2019.

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