Imprimir Republish

Propiedad intelectual 

Los nexos con el sector productivo

La Unicamp encabeza el ranking de depósitos de patentes mientras que la USP despunta en regalías generadas con licencias de tecnología en Brasil

La Universidad de Campinas (Unicamp) fue la institución brasileña que depositó más patentes en el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI), en 2017, con 77 solicitudes, según consta en el informe Indicadores de la Propiedad Industrial 2018, que ese organismo divulgó en el mes de junio. Su buena ubicación en el ranking no constituye una novedad en la trayectoria de la Unicamp, que desde hace décadas implementa una política activa de protección de la propiedad intelectual. Los registros de la universidad muestran que posee 1.121 patentes vigentes, de las cuales un 13% se explotan comercialmente. En 2015, se firmaron 15 contratos de cesión de licencias de tecnología con empresas. En 2017 la cifra se elevó a 22. Esos contratos le reportaron a la Unicamp regalías por más de 1,34 millones de reales, más del doble de los beneficios registrados en 2016, que sumaron 660 mil reales, aunque aún menores al pico de 2015, cuando recaudó 1,93 millones de reales.

Si bien es creciente, ese desempeño fue superado en cuanto al volumen de recursos por la Universidad de São Paulo (USP), cuyos contratos de licenciamiento le rindieron 2,49 millones de reales en 2017. En la actualidad, la universidad acumula 1.299 patentes vigentes en Brasil. El número de contratos de cesión de licencia se viene manteniendo estable en los últimos años: en 2015 fueron cinco y, en 2017, cuatro. “Estamos trabajando para que la universidad adopte un rol más activo en cuanto a la prospección de empresas y atracción de colaboraciones, en lugar de aguardar a que las compañías vengan a buscarnos”, dice el biólogo Antonio Carlos Marques, coordinador de la Agencia USP de Innovación. “Nuestra estrategia se basa en acopiar información sobre las patentes y contactar a usuarios potenciales”, dice. La idea es poder replicar casos como el de Vonau Flash, una nueva fórmula del Vonau, un medicamento para controlar las náuseas y vómitos. Esa versión la creó el Laboratorio de Desarrollo e Innovación Farmacotécnica (Deinfar), de la Facultad de Ciencias Farmacéuticas de la USP, a partir de un convenio con la empresa Biolab Sanus. El contrato de licenciamiento se firmó en 2005 y representa la mayor fuente de regalías que recibe la universidad.

Los datos del INPI revelan que las universidades dominaron nuevamente la clasificación de las instituciones del país que más patentes depositaron en 2017. La única empresa que aparece entre los 10 primeros de la lista es CNH Industrial, fabricante de maquinarias agrícolas y camiones livianos. Esta característica del sistema de ciencia, tecnología e innovación de Brasil contrasta con la realidad de las naciones desarrolladas, donde las empresas son las principales interesadas en proteger y sacarle rédito a la propiedad intelectual. El monto de los contratos de transferencia de tecnología firmados por instituciones de ciencia y tecnología ha crecido en los últimos años en el país, llegando a 437,8 millones de reales en 2016, según consta en el informe surgido del Formulario para Informaciones sobre la Política de Propiedad Intelectual de las Instituciones Científicas, Tecnológicas y de Innovación de Brasil (Formict), elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Innovaciones y Comunicaciones (MCTIC). Del total de los valores contratados, 34,4 millones de reales corresponden a licenciamiento de derechos de propiedad intelectual.

En 2016, hubo 278 instituciones que completaron el formulario, 193 públicas y 85 privadas. En total, se computaron 823 contratos de licenciamiento de derechos de propiedad intelectual que involucraron, por ejemplo, patentes, software o cultivares. La región del sudeste brasileño fue la que registró el mayor monto de recursos contratados: se firmaron 59 contratos de licenciamiento que suman 21,5 millones de reales. “La generación de nuevas patentes y contratos de licenciamiento podría adquirir nuevo impulso gracias a la reglamentación reciente de la legislación sobre ciencia, tecnología e innovación”, reflexiona Antenor Corrêa, analista del MCTIC y coordinador del Formict, refiriéndose a la Ley nº 13.243/ 2016, que el gobierno federal reglamentó en el mes de febrero. El texto autoriza a los Núcleos de Innovación Tecnológica (NITs), como son, por ejemplo, las agencias de innovación de la USP y de la Unicamp, a dejar de ser simplemente organismos de las universidades, pudiendo constituir personalidad jurídica propia, como entidades privadas sin fines de lucro.

En el caso de la Unicamp, uno de los mayores contratos de licenciamiento de tecnología  se acordó con la multinacional Cargill Agrícola, que emplea una técnica para producir grasas con bajo contenido de ácidos grasos saturados desarrollada por investigadores de la Facultad de Ingeniería de Alimentos. El proceso, que se licenció en 2014, se aplica a la producción de alimentos, como por ejemplo galletas. Las estrategias adoptadas en los últimos años por la Agencia de Innovación de la Unicamp (Inova), buscan promover la transferencia de tecnologías hacia el sector productivo. “Nuestra misión, más que depositar patentes, consiste en promover contratos de licenciamiento para que el conocimiento académico llegue a la sociedad”, dice el físico Newton Frateschi, director de Inova. La agencia de la Unicamp ha intentado estrechar relaciones con el sector productivo, para intensificar el acceso de las empresas a las innovaciones desarrolladas en la universidad. Recientemente, Inova adhirió a la iniciativa bautizada 100 Open Techs, una plataforma online ideada por Wenovate, una organización sin fines de lucro que busca ensamblar intereses de empresas con soluciones concebidas en el ámbito académico. El año pasado, la institución inscribió 192 tecnologías desarrolladas por sus investigadores, cuyo resultado fueron 85 reuniones de negocios con empresas.

Inova también invierte en el desarrollo de otra plataforma para estimular la interacción entre investigadores y las empresas surgidas de la Unicamp, que incluye a aquellas compañías fundadas por alumnos, exalumnos o personas con vínculo laboral con la universidad, startup instaladas en la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de la Unicamp (Incamp) y emprendimientos cuya actividad principal deriva de alguna tecnología licenciada por la institución. “Funcionará como un gran fórum”, dice Frateschi. “Las empresas podrán informar cuáles son sus requerimientos y generar canales directos de diálogo con otras firmas o laboratorios de la Unicamp. Es una forma de acelerar la transferencia de tecnología”.

Para estrechar relaciones con el sector productivo, la Coordinadora de Transferencia e Innovación Tecnológica (CTIT) de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), que también cuenta con un historial de protección a la propiedad intelectual, inició este año un proceso de reestructuración. “Estamos preparándonos para actuar como una agencia de negocios”, dice la abogada Juliana Crepalde, coordinadora ejecutiva de la CTIT-UFMG. Los cambios, expresa, propiciarán la proliferación de nuevos contratos de licenciamiento y de codesarrollo. “Como el marco legal permite nuevos modelos de interacción con la industria, incluso que las universidades tengan cierta participación accionaria en empresas, nuestro núcleo podrá invertir mayor dedicación a la función de generar activos tecnológicos en forma calificada y estratégica”, dice. “También podrá promover la transferencia de tecnología a partir de acuerdos de desarrollo común, integrando a equipos científicos de la UFMG y de empresas colaboradoras, y no sólo actuando como un organismo que deposita patentes”, explica Crepalde. En 2017, los contratos de licenciamiento en los que intervino la CTIT-UFMG generaron más de 650 mil reales en regalías. En 2015 se registró un pico máximo de 956 mil reales. Entre las tecnologías que se licenciaron el año pasado hay una que se utiliza para detectar fraudes en productos de origen animal a partir de un test basado en ADN.

Hay NITs que han sacado partido de diferentes modalidades de transferencia de tecnología. “Una de las premisas de la universidad consiste en producir y transferir conocimientos. Esto puede hacerse de varias maneras y no necesariamente debe generar regalías”, dice el biólogo Wagner Cotroni Valenti, director de la Agencia Unesp de Innovación, de la Universidade Estadual Paulista (Unesp). Según él, esa casa de estudios obtuvo royalties como resultado de contratos de transferencia de tecnología, pero no cuenta con datos concretos en cuanto a los montos obtenidos. Este año la agencia inició un proceso de reestructuración. No solo se dedica al licenciamiento de patentes, sino también de cultivares vegetales y tecnologías sociales, que son aquellas que comprenden técnicas y metodologías, en ocasiones simples y de bajo costo, para la resolución de problemas y demandas de la sociedad. Un ejemplo de ello es un sistema para ayudar a los recolectores de materiales reciclables a tirar de sus carros sin dañarse la columna. Esa tecnología fue concebida dentro de la Incubadora de Cooperativas Populares de la Unesp (Incop-Unesp), campus de Assis, y fue donada a cooperativas de recolectores.

Una de las instituciones educativas y de investigación mejor ubicadas en el ranking de patentes del INPI es la Universidad Federal de Campina Grande, con 70 pedidos depositados en 2017. Otra es la Universidad Federal de Paraíba (UFPB), con 66 solicitudes. Ambas instituciones suman 136 pedidos de patentes, más que la Unicamp y la USP juntas. “El depósito de patentes viene aumentando cada año, pero la búsqueda para licenciar tecnologías y procesos aún es muy baja”, alega el químico Petrônio Filgueiras de Athayde Filho, presidente del directorio de la Agencia UFPB de Innovación Tecnológica (Inova-UFPB). La agencia, creada en 2013, ya suma 225 patentes depositadas en Brasil, pero aún no han generado regalías. Según refiere Athayde, uno de los principales escollos es que el estado de Paraíba todavía no cuenta con un parque tecnológico pujante, con empresas ávidas de sacarle provecho a las innovaciones. “Es por eso que ahora estamos iniciando un proceso de incubación de startups y buscando colaboradores y empresas interesadas en nuestra cartera de patentes en otros estados del país”, dice.

Republicar